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SIMÓN

Estaba tirado de espalda en el piso viendo el techo que tenía moho y telas de arañas, no podía creer que le estuviera sucediendo esto, Raphael se había olvidado de él y había empezado a hacer su vida mientras que Jonathan lo tenía atado en un lugar horrible con cadenas que lastimaban su piel, habían terminado de ir por él como habían dicho. Empezó a llorar por miedo, no podía creer que su vida acabara así, trató de imaginar la sonrisa del mayor y acariciándolo como él sabía hacerlo, eso le deprimía más, no tenía esperanza de vivir, y Raphael ya tenía a alguien nuevo ocupando su lugar.

— No llores vampiro.

Volteó la cabeza hacia donde provenía la voz, era grave y parecía enfermo, herido.

— ¿Quién eres?— preguntó Simón.

— No importa quién soy— respondió el hombre—no quiero pasar mis últimos días escuchando tus llantos.

Simón se esforzó para ver quién era, pero su visión estaba nublado por las lágrimas, solo podía ver un bulto en ese lugar.

— ¿Qué sucedió aquí?—preguntó Simón.

El polluelo había tratado de tranquilizarse, sus fosas nasales atrapan el olor a sangre con mezcla de otras sustancias haciéndole quejarse, tiene que agudizar sus sentidos para huir de ahí.

— Jonathan ya ha matado a muchos subterráneos aquí— murmuró el hombre—pero falta alguien de tu especie.

Empezó a sentirse asustado, lo iban a sacrificar, tenía que huir de acá, pero solo empezó a llorar más, nadie vendría a rescatarlo ni sabía si alguien había comprobado su ausencia, tiene mucho miedo, este sería el momento en que se está arrepintiendo en haberse metido en la vida de subterráneos.

— ¡¿Por qué hace esto?!

— Jonathan ha idealizado un plan— explicó el hombre—y entonces se necesita sangre de diferentes subterráneos, esos demonios asquerosos.

Comenzó a toser haciendo que el menor se preocupará por su estado ya que se veía enfermo.

— Necesitamos salir de huir de acá—dijo Simón desesperado— ¡Nos va a matar!

— Yo no voy a morir por esa causa, Jonathan tiene otros motivos para matarme— murmuró el hombre volviendo a toser—mientras que tu, te deseo suerte para que puedas salir de acá subterráneo.

MAGNUS

Contarle esta noticia a Raphael era lo más difícil que iba a hacer, sabía que aún quería a Simón, había venido hasta este lugar solo porque le dijeron que algo había pasado con Simón, por lo cual esta noticia podría herirlo. Miró a Alec que estaba a una distancia de ellos, con su ceño fruncido y sus brazos cruzados mirando con molestia a la otra persona, volvió su mirada a la persona que tenia sentada enfrente.

— Bueno, como Alexander te ha dicho, Simón te mintió — expuso el brujo.

Alec estaba molesto y sabía que no le hablaría de buena manera ¿Quién no? Alec había tenido que aguantar veinte días a un deprimido Simón y ahora tenía que buscarlo porque un loco maniático lo tenía secuestrado, y aunque no entendiera mucho, el polluelo era quien había dicho palabras a Raphael para que no volviera, y Raphael no sabía la verdad.

— ¿Me mintió con qué?—preguntó Raphael.

Magnus lo conocía, sabía que no mostraba ninguna emoción, estaba serio pero dentro de esa cabecita Raphael debía estar desesperado por saber todo lo que sucedía con el vampiro menor.

— ¿En serio pensaste que Simón estaba con mi hermana?—preguntó Alec.

Magnus suspiró, al parecer su pequeño niño de ojos zafiros quería hablar por él, quería descargar sus enojos.

— Él mismo me lo dijo—respondió Raphael.

— Te creí inteligente Raphael— provocó Alec con una sonrisa burlesca—me siento decepcionado a pensar en aquello.

El brujo abrió los ojos asombrado, Alec enojado parecía otra persona y aunque quisiera negarlo, parecía lindo.

— Alexander—lo retó Magnus.

— ¡Oh vamos!— dijo Alec alzando sus brazos— es estúpido que no vieras que Simón está enamorado de ti como para engañarte.

— Él me dijo que no me...

La oración de Raphael no fue terminada y Magnus estaba dolido ¿Así se sentiría cuando se peleará con Alexander y hablará con sus amigos de él? Cada uno vive su momento.

— Simón lo hizo para protegerte—explicó Alec—vamos Magnus cuéntale todo.

Magnus lo miró tratando de no reír ¿En serio? Alec había dicho la parte más fácil mientras que le dejaba la parte más difícil, donde tendría que controlar a Raphael en un posible ataque de nervios y una culpa por no darse cuenta de lo sucedido.

— Vamos Magnus explícame— pidió Raphael ya cansado.

— Bueno mi querido Raphael como decirte—empezó Magnus—Simón te ha mentido desde el comienzo, la noche que te llevaron al hotel Simón...

— Si lo sé, Simón se acostó con la chica Nephilim— murmuró Raphael molesto.

— Claro que no, Simón estaba llorando como un chiquillo adolescente por la pérdida de su gran amor— dijo Magnus tratando de aliviar el ambiente.

— Mientras​ tú estabas buscando nuevos polluelos—añadió Alec.

El brujo le dirigió una mirada de reproche a Alexander y este hizo una seña de que su boca estaba cerrada, quería reír a ello, por su comportamiento infantil.

— Bueno, como estaba diciendo, Jonathan nos amenazó, mejor dicho a Alexander y a la vez nos dio como una advertencia—dijo Magnus nervioso— era elegir entre vos o Simón para llevar el plan y él tomó la decisión de que estuvieras a salvo.

— Simón eligió...—empezó a decir Raphael.

Que se había quedado paralizado con aquel comentario, reconociendo lo que estaba pasando.

— Sí, decidió protegerte.

Magnus se acercó a Raphael y colocó su mano en el hombro de este para darle apoyo emocional.

— ¿Raphael?

— ¿Dónde está Simón? ¿Dónde está él?

RAPHAEL

Sentía que su mundo se estaba desmoronando, se estaba comenzando a odiar por no haber venido aquel mismo día a hablar del asunto con Simón cara a cara porque hoy no estaría sufriendo esto, además nadie le contestaba donde estaba su bebé y eso lo preocupaba.

— Magnus, Alec díganme donde está Simón— exigió Raphael.

— Bueno ese es el problema, no sabemos dónde está— explicó Magnus—solo sabemos que Jonathan lo tiene.

— ¿Qué?

Se levantó de donde estaba sentado y miró a todos.

— Jonathan se lo llevó y no podemos descubrir donde—volvió a repetir Alec—algo está haciendo que no podamos conseguir su ubicación.

Raphael se sentía descompuesto ¿Por qué no lo había visto venir? ¿Por qué no había visto las mentiras de Simón? Era un estúpido al no haber visto la verdad, sintió un nudo formarse en su garganta porque ahora hay muchas cosas que arreglar, y lo primero que quiere es encontrar a su pareja.

— Magnus tenemos que encontrarlo—suplicó— por favor ayúdame a encontrarlo antes de que sea tarde.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora