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RAPHAEL

Había sacado a Simón a dar un paseo después de una semana de entrenamiento, hubo peleas, gritos y llantos por parte del polluelo así que hoy quería relajar todos los asuntos atravesados y hacer que el pequeño se pudiera tranquilizar aunque solo fueran a visitar a Magnus Bane. La noche los acompañaba, un viento de verano estaba presente por la zona y los ruidos de la ciudad eran música para los oídos de los mundanos y para el polluelo a su lado.

— Raphael ¿Por qué usas chaqueta si no podemos sentir el clima?— preguntó Simón.

Una cosa que se había dado cuenta Raphael era que Simón era muy curioso, toda la semana había pasado haciendo pregunta tras pregunta, si hubiese sido otra persona el mayor lo hubiera encerrado en el sótano y después lo habría hecho sufrir por ser tan preguntón, pero Simón era Simón y si el pequeño quería preguntar lo dejaría aunque lo hiciera irritar. Volteo su mirada hacia el pequeño que caminaba a su lado, su pelo todavía caía por su cara pero ya limpio, sus gafas ya no estaban y podía notar que los pómulos se habían marcados al igual que muchos de sus rasgos faciales, su postura era más recta, la transformación estaba haciendo efectos y muy bien.

— Porque me hace ver sexy— bromeó Raphael.

Sintió como el vampiro interno de Simón se movía nervioso, eso es lo que pasaba a los vampiro, no eran criaturas sin alma y sin corazón, si podían tener media sangre de demonios pero su lado humano contenía un pequeño porcentaje de alma y podían sentir lo que otras personas sentían dentro suyo, era un don que nadie sabía sobre ellos y tampoco debían porque saberlo.

— Que humilde—sonrió Simón— ¿Adónde vamos Raphael?

Raphael carcajeó, nunca se había sentido tan risueño y ahora desde la llegada del mundano no se acordaba de haberse puesto serio en gran parte de la semana, hasta cuando le sacaba su lado enojado Raphael mostraba una mínima sonrisa de diversión.

— A la casa de un viejo amigo— dijo Raphael.

— ¿Viejo amigo? O aman... — preguntó Simón.

Pero Simón corta lo dicho y tapa su boca donde colmillos habían salido por su emoción del momento, el vampiro mayor volvió a reír.

— Creo que tiene algo con tu amigo Nephilim— dijo Raphael.

— ¿De Alec? no lo creo, no se interesa por nadie.

Raphael lo miró, la última oración la había dicho con un poco de amargura, como si hubiera pasado por aquello, por algún tipo de rechazo por parte de aquel chico.

— ¿Tú... eres homosexual?— preguntó Raphael.

El vampiro interior de Simón quedó paralizado, Raphael no sintió nada y se preocupo por haber dicho algo muy personal, pero cuando iba a hablar para a disculparse por su pregunta sintió como su cuerpo temblaba y Simón empezaba a sufrir distintos tipos de emociones miedo, vergüenza, confusión y como si quisiera huir.

— No, yo no soy homosexual, Raphael— comenzó a balbucear el menor.

Pero el vampiro mayor sabía que era mentira porque su vampiro interno lo confirmaba, pero no sabía porque trataba de ocultarlo, pensaba que ya tenían confianza después de tener tantos días juntos, además el tema de gustos nunca fue cuestionado ni por él ni por el hotel.

— Ven vamos—dijo Raphael un poco frio— Magnus nos espera.

La caminata se volvió más rápida, estaba enojado y ofendido, por lo cual caminaba lo más rápido posible para que Simón no le siguiera el paso, fracasando en el intento. Las calles subían, las personas en esta zona empezaron a disminuir y Simón no hablaba, la rápida caminata paró en la puerta de la casa del brujo y miró de reojo a su acompañante quien estaba tenso a su lado, pero trato de no darle importancia. Golpeó esperando que el brujo no tardará demasiado en abrir y miró a esté otra vez como si fuera un imán, tenía la vista baja pero sus brazos seguían tensos. ¿Qué tenía que hacer para que dejara de estar así? ¿Tenía qué abrazarlo? ¿Tenía qué decirle que lo aceptaba? ¿Tenía que decirle lo que sentía por haberlo traído a donde fue su fin de su vida? Era tan malo para esto. La puerta se abrió mostrando a Magnus y su ropa media arrugada como si hubiese estado todo el día rebuscando cosas o hubiese estado durmiendo por horas.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora