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ALEC

Los asuntos en el instituto estuvieron tensas después de lo de Magnus y la desaparición de Jonathan, había tenido que aguantar las ganas de matar a alguien por tanta tensión, el instituto ahora no estaba tan vacío si no que tras el gran problema tuvieron que avisarle a Joselyn y Luke para cancelar sus siguientes días de luna de miel y Maryse, su madre, había venido desde Idris con Max para quedarse, esos días fueron un descontrol, Jace le había contado a los "razonables" adultos lo que había dicho Magnus cuando fueron a averiguar el paradero de Jonathan, después de eso todo fue solo gritos.

<< Cómo van a creerle a un subterráneo, a Magnus Bane, ese brujo estafador. >>

<< Mamá ¿Tienes algo contra los subterráneos? Yo confío en él. >>

Y así paso los días sucediendo peleas en aquel lugar ¿Y por qué Alec estaba metido en todo esto? Solo por defender al brujo que estuvo en su cabeza todos los días restantes, porque conocerlo cambió toda su vida. Después de dos semanas el Nephilim ya no podía más con toda la situación, Jonathan seguía desaparecido, el instituto estaba tenso de tantas peleas y Magnus no le había mandado ninguna señal de vida después de su huida, y eso lo mataba más de preocupación.

Ahora mismo estaba entrenando para sacar un poco de frustración de su cuerpo, hace mucho que no luchaba con espada, así que se concentró en ello, mover la espada a cada lado de su cuerpo con firmeza y después apuñalar al aire imaginando a un demonio frente a el cual podría estar ahora despedazando, no se dio cuenta de la llegada de su Parabatai a la sala, cual venía irritado.

— Oh Alec, aquí te encuentro— dijo Jace.

Vio que el chico de cabellera rubio pasó su mano por su pelo algo frustrado, el chico de ojos zafiros paro el entrenamiento y miró a su Parabatai preocupado.

— ¿Qué sucede Jace?— preguntó Alec.

Lo miro para analizar su cara y tratar de descifrar qué le sucedía, aunque últimamente ambos estaban algo distanciados o por lo menos Alec sentía que era así.

— ¿Y si Magnus no tenía razón?— preguntó Jace— sabes que los subterráneos no dicen la verdad.

— ¿Qué?

Alec estaba asombrado y confundido por el hablar de la persona frente a él.

— ¿Y si solo quería plata?— preguntó Jace.

— ¿Les pidió plata?—preguntó de vuelta Alec molesto.

— No, pero...

— Exacto, no sabes lo que dices—lo interrumpió Alec—por favor vete.

— Alec pero...

— Vete— remarcó Alec— nuestros puntos de vistas son muy distintos, no soportaré esto de ti.

— Nosotros somos Nephilim Alexander— explicó Jace— ellos son subterráneos, mitad demonios, ellos no tienen alma.

— ¡Que te vayas!

Cuando vio que Jace ya no estaba en el perímetro, clavó su espada en el suelo para suspirar y pasar su mano por su pelo caminando hacia las afueras de la sala y dirigirse a su habitación donde nadie lo molestaría. La habitación cercana a la de él estaba Max cual desde el principio su madre lo había encerrado ahí para no "meterse en problemas de adultos", el Nephilim camino hasta la puerta para comprobar que su hermano no necesitará nada o por lo menos para hacerlo sentir menos solo. Se empezaron a escuchar murmullos en el interior de la habitación, una voz femenina aparte de la voz infantil de Max, Alec sacó su estela y se dibujó una runa de audición en su brazo derecho donde estaba la cicatriz de la última runa, su oído se agudizó y pudo escuchar la conversación.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora