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MAGNUS

Estaba en su casa arreglando todo para la fiesta, suplicaba que Alexander viniera en su búsqueda como ayer habían concordado, bueno él lo hacía, porque quería conocerle un poco más. Muchas purpurinas por aquí, un poco de magia por allá y el lugar ya estaba perfecto, aunque había costado mucho más trabajo que simples movimientos como el que había nombrado.

En algún lugar de la sala una pequeña elfo y Elías, otro brujo, preparan una cantina para servir los tragos esta noche aunque quedan algunas horas para comenzar la grandiosa noche. Pero Magnus mientras se pasea y observa que todo esté bajo control, en lo único que piensa es que tiene ganas de ver a su pequeño chico de ojos zafiros.

ALEC.

Después de que había visto el raro comportamiento de Jonathan se ha dirigido a la biblioteca para reportarlo con Hodger, pero este no estaba en el lugar, debía estar en su habitación leyendo algo o paseando por las calles mundanas, pero sería difícil encontrarlo por un tiempo. Caminó hacia la habitación de Izzy por segunda vez del día, golpeó reiteradas veces, pero al contrario de la primera vez su hermana contestó media somnolienta, mostrándose en una camisa ancha que le quedaba hasta más abajo de los muslos, y con su cabello azabache enmarañado.

— Podrías taparte, por favor— suplica Alec.

Ve como su hermana deja un lugar por lo cual entra aun sin ser invitado, al llegar a la cama ve montañas de ropas al igual que en el suelo, hizo un poco de espacio para poder sentarse aunque se nota que su hermana para dormir no tiene ningún problema en hacerlo arriba de esto.

— Está bien—refunfuñó Isabelle y se colocó una bata brillante.

Brillante, como Magnus Bane.

— Te vine a buscar esta mañana y no estabas— comenta Alec.

— Lo siento, he tenido unos asuntos—se disculpó Izzy—pero... me he enterado que un brujo te ha invitado a una fiesta.

La chica sonrió con picardía comenzando a despabilarse, lo cual Alec agradece porque tiene que hablar con ella y la quiere despierta.

— Si ¿Quién te lo ha dicho?

— Jace.

Alec abrió los ojos sorprendido mientras sentía como su garganta se secaba y su corazón se acelera, porque nombrar a su Parabatai y la invitación de un brujo, no es bueno, y más como había reaccionado esté en el restaurante por solo una invitación.

— ¿Jace? ¿Y no dijo nada más?

Se levantó de la cama para comenzar a caminar por la habitación, aunque se le dificultará por los obstáculos de ropa en el suelo que hay en la habitación.

— Cálmate Alec—dijo Izzy tomándole del brazo—Jace es despistado, nunca descubrirá que te gustan los chicos.

La chica le sonrió con ternura haciéndolo relajar, pues es la única persona que sabe su orientación sexual y con la única que puede hablar cuando ya no puede hablar.

— Eso espero— suspiró.

— Ahora a prepararse para esta noche—dice Izzy agarrando un par de ropa.

— Iré a entrenar—susurró Alec.

— Está bien, pero ponte guapo esta noche, nada de roturas y ropa arrugada—gritó Izzy.

Alec ya estaba a media mitad de la salida sonriendo por el comentario de su hermana, camino a ponerse su ropa de entrenamiento para después dirigirse a la sala de entrenamiento, tenía que progresar, tenía que ser fuerte, la clave confiaba en él y sus hermanos también, Max confiaba en él, empezó con la bolsa, un golpe arriba otro en el medio y otro abajo, cada vez más rápido, sus muñecas comenzaron a doler pero no paro, tenía que ser ágil y fuerte por el honor de la familia y para protegerlos, su familia tenía que estar orgulloso de él, porque el secreto oscuro que tiene puede derribarlo completamente.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora