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ALEC

Ya había pasado horas caminando solo, porque los demás del grupo se habían ido por su cuenta, por un momento eran un grupo escuchando una banda tocar y después ¡Pum! desaparecieron, al principio no le dio importancia porque los encontraría en su camino, pero siguió escuchando la música de los mundanos, sus disfraz lo revelaba, aunque aún no entendía porque los mundanos estaban invitados a la fiesta de un brujo y en un lugar lleno de subterráneos. Estaba molesto con el anfitrión de la fiesta, Magnus ni se le había acercado y él había creído que sería distinto, que lo estaría acosando toda la noche, pero no fue así, cuando se cansó de aquella noche se quedó apoyado en una de las paredes, ya estaba aburrido y frustrado por la fiesta, él no quería esto, quería al brujo sexy rogándole por un beso. Pero solo suspiró.

Observó la sala y vio que muchos de los vampiros se iban, algunos quejándose y otros tambaleándose riendo mientras mostraba sus afilados colmillos, siguió mirando y encontró a Izzy coqueteando con Merliot, un Seelie, como los viejos tiempos así que sabía que ella no volvería esta noche al instituto está noche. Suspiro por segunda vez. Vio a Clarissa y a Jace bailando y besándose riendo de alegría, Alec enfureció al ver aquella imagen porque envidiaba la felicidad de su Parabatai, al que amaba, estuviese disfrutando del amor mientras que el miraba desde la pared como se le rompía más el corazón. Mando todo a volar, esta noche sería él a quien llevarían arrastrando a casa por haber tomado mucho, vio a una pequeña mesera llevando tragos y este le saco una bebida, era bebida para hadas, el vaso contenía un líquido plateado que le haría perder la cabeza, volviendo a la locura.

— Este líquido es como una droga, si tomo un poco olvidaré todo e iré corriendo por la avenida desnudo ¿Pero qué pierdo? — se susurra

Colocó el contorno del vaso en sus labios y lo dejó ahí dudando si lo haría o no, tenía sus pros y sus contras, y él era un chico racional sobre todas las cosas, no quería meterse en problemas ni a él ni a los demás.

— Sabes que si tomas eso correrás desnudo por la avenida ¿No?

Alec dio vuelta para ver al lado suyo, sonriendo y con una copa en la mano con un liquido amarillo oro, a Magnus reluciendo a través de las luces con aquella hermosura que tenia por sí mismo.

— No es que no quiera verte desnudo, pero sería una vergüenza para los cazadores de sombra que el hijo de un Lightwood haga eso—dijo Magnus tomando un trago con una sonrisa traviesa.

Alec dejó escapar una risa por lo bajo, pero a los segundo volvió a la seriedad que sabía tener, bajando un poco el vaso de sus labios, tenía razón al decir que él como un Lightwood y el primogénito tenía que tener responsabilidad de su imagen, pero a su vez tiene su corazón roto.

— Necesito divertirme un poco—dijo Alec.

— No necesito decirte que hacer o no, Alexander—dijo Magnus.

Era verdad lo que decía el brujo, no necesitaba que nadie le dijera que hacer o no, y menos en una situación como esta donde tenía propia voz de sus decisiones, ya que sobre todo sigue siendo un joven adolescente en plena juventud.

"Decídete Alec"

Asintiendo, sin dejar de mirar al brujo, le da un trago largo al vaso dejándolo a la mitad, esta vez sonríe a la persona frente de él porque sabe que hoy ha cometido algo loco, pero a la vez divertido porque es una rebeldía que nunca antes se hubiese atrevido a hacer.

— Tienes razón, tú no puedes decirme qué hacer.

Cuando acabó la frase sintió que la bebida hacía efecto, su vista se nublaba, el piso se empezó a mover y comenzó a reír sin control, porque todo su alrededor se veía diferente, se movía y le parecía divertido, muy divertido, lo último que escuchó, antes de caer a otro mundo, fue unas palabras de aquel brujo.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora