Capítulo 12: No te perdonaré.

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Mientras que Aaly se sentó cerca de la puerta esperando a su esposo, el cual aunque pasaran las horas no aparecía, ni siquiera al dar la media noche. Por lo que optando por un mejor plan que quedarse dormida a mitad del pasillo volvió a su habitación y posponer el reclamo para el día siguiente, después de todo él no valía su desvelo...

Por lo que minutos después de llegar a su cama cayó rendida en ella sin problemas por un par de horas hasta que sintió como la movían, pero lo ignoró aquel movimiento quedando aun en los brazos de Morfeo. Aunque lo movimientos no cesaron, al contrario se le unió una voz que la sacó de sus más profundos sueños, encontrándose con la cara que menos esperaba encontrarse.

— ¿Acaso está prohibido dormir en paz en esta casa? — le cuestionó más cabreada de lo que estaba antes de dormirse.

— ¿Qué haces tus cosas y tú aun en esta habitación? —preguntó el pelinegro obviando su pregunta.

— ¿Disculpa?, esta es mi habitación sino mal recuerdas tú mismo me diste—le respondió cruzándose de brazos mientras él sonría negando.

— Ya has tenido dos meses para ti, es hora de que vuelvas a nuestra habitación— soltó haciéndola reír en vez de cabrear más.

— No voy a compartir cama contigo cariño— dijo haciendo una mueca de compasión con el rostro mientras intentaba no reírse en ese instante—. Además dudo que a tu novia le agrade eso...

— Terminé con Tarah hace un par de semanas...—soltó de golpe haciéndola dejar de reírse, ya que aquello no era nada bueno para ella—. Mañana ofreceré una fiesta de bienvenida en tu honor, no puedo andar con otra mujer que no seas tú...

— Nadie debe porque saberlo...—intentó convencerlo de lo contrario—. Si quieres hasta te ayudo a guardar el secreto— añadió haciéndolo sonreír.

— No me interesa de todas formas— soltó de golpe—. Por lo menos no contigo aquí...—añadió sin ella esperarse tales palabras de él, al menos no después de su última conversación.

— Antes que nada, no pasará nada entre nosotros— le previno cruzándose de brazos—. En serio Mir, ¿para qué debo dejar esta habitación? —preguntó poniéndose seria, y algo soñolienta al estar recién despertada con ganas de dormir aun más.

— Eres mi esposa, debes dormir conmigo...—respondió antes de aprovecharse de que estaba algo soñolienta y acerca su mano a su rostro, algo que la desesperó enseguida antes de sostenerla y con ella agarrada saltar de la cama para estrellarlo en contra de la pared.

— Si vuelves a tocarme te juro que te dejo sin mano...y probaremos que nuestros genes no pueden recuperar un miembro mutilado— soltó con doble sentido.

— Veo que has recuperado tus fuerzas— notó al sentir su agarre en su mano y su cuello más fuerte que la última vez que le hizo frente—. Pero no es necesario la fuerza bruta amor... te he dejado estos meses dormir aquí para que te acostumbres, pero es hora de que antes de la fiesta vuelvas a nuestra habitación para no llamar la atención.... ¿O acaso olvidas lo que inventé acerca de tu desaparición por estos años? —preguntó haciéndola soltarlo al instante.

Ya que según todos, creían que ella había dejado el lugar junto con sus hijos después de la segunda intromisión de Diederick a su territorio, dándolo por poco seguro para ellos. Y para que no volviera a pasar lo mismo que con sus primeros gemelos había decidido irse temporalmente hasta que todo volviera a la normalidad.

— La servidumbre está empezando a hacer preguntas...—añadió el pelinegro haciéndola rodar los ojos—. Y las personas seguirán haciéndola si seguimos estando tan distanciados...

My Alfa. Book #1. Terminada.Where stories live. Discover now