Capítulo 9: Porque me fui. (+Booktrailer)

954 83 11
                                    

Minutos después Aaliyah entró a la cocina en donde sus pequeños gemelos ya eran un desastre llenos de helados, por lo que no pudo evitar reír negando al verlos, para luego darle una mirada de reproche a Matthew.

— En mi defensa, no fue mi culpa— soltó el pelinegro riendo antes de ella negar.

— Grette te busca en el pasillo, yo llevaré a estos desastres a darse un buen baño— dijo sonriendo mientras los niños reían.

— ¿No te fue tan bien como creías, no? —preguntó retóricamente mientras se lavaba las manos en el fregadero para luego caminar a la puerta para irse.

— No me rendiré tan fácilmente, encontraré la forma de que me escuche. Le diré la verdad y luego si quiere puede odiarme pero primero que tenga verdaderas razones— dijo con decisión mientras su hijo asentía antes de salir de la cocina.

— ¿Qué pasó con Amy? —preguntó Nayden con curiosidad.

— Nada peque, vamos a limpiarlos...—le respondió sonriendo...

Al terminar de ducharlos a ambos, almorzó como era debido para luego pasar el resto de la tarde con los gemelos, sin dejar de pensar en todo lo que tendría que decirle a Grette, ya que por más que quisiera esquivar el tema sabía que no debía. Su cuñada la entendería si lo hiciera, pero se lo debía al menos a ella por ser su mejor amiga, casi como era hermana...

Por lo que al terminar de dormir a los gemelos salió con decisión de la casa a pesar de ser pasada de las diez de las noche. Sin embargo al salir se encontró con algo que no esperaba pero que obvió sonriendo mientras negaba. Otra mujer en aquella situación hubiera por lo menos desviado su camino pero ella no, no tenía nada de que esconderse.

Así sin vergüenza alguna, aunque no tenía por qué tenerla, al ver a Miroslav caminar en dirección a su casa de la mano de Tarah, les pasó casi por el lado saludándolos como si fueran viejos amigos antes de seguir su camino.

"Recordatorio comprarle un regalo a esa chica por sacarme a Mir de encima", pensó sonriendo sin dejar de caminar para luego reírse imaginando lo que debían estar pensando aquellos dos.

Veinte minutos después llegó a la casa de su cuñada la cual era bastante grande aunque no tanto como la suya. La suya era casi un palacio. Sin perder el tiempo tocó el timbre para poco después Mike abrir la puerta.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó con suma curiosidad.

— Busco a tu esposa, quedamos en hablar— le respondió sorprendiéndolo un poco—. Vamos búscala que no tengo toda la noche, mañana tengo que despertarme temprano para llevar a los niños al colegio...—soltó al ver que el rubio se había quedado mirándola, provocando que se riera.

— Entra ya la busco— respondió rodando los ojos antes de ella entrar con confianza, notando como aquel lugar seguía casi tal como lo recordaba. Los muebles eran diferentes pero la posición de ellos era la misma, mientras que las fotos de bebés eran reemplazadas por unas de chicos mayores, entre ellos sus propios hijos con sus sobrinos—. Vendrá en un momento— soltó sacándola de sus pensamientos, sin ella notar que él había ido y vuelto—, no creyó que vendrías...

— Que poca fe me tiene tu esposa— comentó riendo.

— Es lo que pasa cuando son más de las once y aun no llegas...—soltó Grette caminando por el pasillo hacia ellos—. ¿Te dieron lucha los gemelos?

— Siempre es una lucha dormirlos al ser dos— respondió encogiéndose de hombros—. Ve por el alcohol, y nos vamos que esta será una noche larga...

My Alfa. Book #1. Terminada.Where stories live. Discover now