Capítulo 12: No te perdonaré.

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La castaña tuvo que respirar varias veces y guardar en un par de ocasiones sus garras que estaban al brote de salir de sus manos de la furia que sentía, antes de poder decirle algo a las dos chicas que la veían como si la estuviera a punto de matar. Y aunque Aaly tenía aquellas intenciones, se controló al saber que ellas no tenían la culpa de tener a un cabrón como jefe.

Por lo que no desperdició ni su tiempo y ni su saliva con ellas, y salió sin importarle que estaba casi desnuda en dirección a la habitación de su esposo en donde efectivamente habían un par de personas más "arreglando sus cosas", aunque sin rastros de su este para su mala suerte. Pero aquello no amortiguó su rabia sino que la incrementó aun más.

— Devuelvan todo a donde estaba— ordenó lo más calmada posible haciendo deteniendo a las otras dos chicas que estaban allí.

— Pero señora son órdenes del señor Miroslav...

— ¿Lo ves por aquí? —Preguntó sin mucha paciencia—. No, por lo que quiero que regresen mis cosas sino quieren conocerme realmente— añadió con una sonrisa algo siniestra que asustó sin problemas a la servidumbre antes de asentir y recoger de vueltas sus cosas—. Mejor, si les reclama me lo mandas a mi habitación, yo hablaré con él...—soltó antes de retirarse de allí y volver a su habitación a vestirse y supervisar que todo era regresado a su debido lugar...

Gracias a que había actuado a tiempo, sus cosas fueron regresadas en pocos minutos, logrando con ello tener todo listo para poder salir a buscar a los gemelos al colegio a tiempo, ya que en pocos días ya no tendría aquel lujo de tiempo...

Para su suerte el resto del día pasó más tranquilo de lo esperado ya que su esposo no había vuelto a casa. Incluso tuvo un par de intentos fallidos de hablar con su hija mayor, pero al menos no la ignoró solo puso un par de excusas antes de encerrarse en su habitación.

— Ya cederá— aseguró Matthew al ser espectador del show.

— Ojala porque se me está acabando la paciencia con esa niña— aseguró Aaliyah suspirando—. Estoy a punto de romper esa maldita puerta y obligarla a escucharme— agregó haciendo reír al pelinegro.

— ¿Mal día? —preguntó lo obvio haciéndola reír.

— ¿Qué sabes sobre tu padre queriendo trasladar mis cosas a su habitación? —preguntó con algo de curiosidad al su hijo ser tan cercano a su padre, sin embargo la reacción que tuvo ante tal pregunta fue mejor que cualquier respuesta.

— ¿Papá quiere que vuelvan a dormir en la misma habitación? —Preguntó riendo con suma incredulidad—. Ya veo porque no ha aparecido por aquí en casi toda la tarde y noche...—añadió sin dejar de reír.

— Es decir que no sabes dónde está— aseguró más que preguntar sin dejar de estar molesta.

— No, y aunque lo supiera no te iba a decir, seguro que se esconde de ti...— soltó riendo más fuerte—. Pobres las chicas que tuvieron que escucharte molesta, seguro creyeron que las despedazarías en ese momento...—añadió antes de negar y suspirar.

— Ganas no me faltaron— aseguró mirando hacia el pasillo que daba hacia la puerta principal—. Me quedaré esperándolo...—dijo más para sí misma.

— ¿Y si viene acompañado? —le cuestionó con más curiosidad que advertencia.

— Mejor así le informó a Tarah que amarre a su hombre porque se le está escapando...—respondió guiñándole un ojo antes de caminar hacia la puerta alejándose de su primogénito quien se quedó mirándola mientras se reía de la situación de sus padres. Sin poder creer que hace tan solo unos años esas dos personas se amaban a muerte.

My Alfa. Book #1. Terminada.Where stories live. Discover now