Capítulo 2: Consecuencias de errores pasados.

1.7K 114 24
                                    

Era casi imposible dudar de aquellas palabras pronunciadas por aquel chico, al ser tan parecido a su hijo menor, y a su padre, a excepción del cabello que lucía casi igual al de ella, por la pequeña excepción del color. Por lo que aun con la mano en su boca de la sorpresa, no pudo evitar derramar algunas lágrimas de añoranza, mientras su primogénito le sonría de lado.

— Luces diferente— dijo intentando no sollozar de la emoción, mientras él caminaba hacia ella y se sentaba a su lado sonriéndole de lado.

— Han pasado cinco años, mamá, es mucho tiempo— comentó haciéndola sentir un poco más culpable, por lo asintió quitándose la mano de la boca, para luego secar sus lágrimas.

— Lo sé, solo que no creí que...— soltó antes negar—. Lo siento— se disculpó sin poder evitarlo—. Solo tenías trece, debí quedarme, tú y Amy me necesitaban, y yo solo...

— Tú no elegiste irte mamá, así que no necesitas disculparte— le interrumpió de inmediato antes de levantarse de la cama.

— Pero yo...

— Te traje algo de comer, aunque papá quería que te dejara en ayunas por unas cuantas semanas— cambió de tema intentando bromear, pero a la castaña no le hacía mucha gracia, ya que detrás de la broma, lo que decía era algo típico de Mir.

— Ya se le pasará el enojo...—soltó bromeando antes de mirar a su alrededor y divisar una bandeja con comida encima de un tocador.

— Lleva cabreado cinco años, y ahora lo está más, dudo que se le pase— soltó con cierto tono sombrío antes de negar—. Tengo algunas cosas que hacer, hay ropa en el armario, y un baño detrás de ti, vendré en la noche...—comentó sonriendo mientras ella confirmaba lo que decía mirando el armario, y luego detrás de ella, en donde había una puerta que imaginó pertenecía al baño que mencionaba.

— Gracias Matt— le dijo sonriéndole fingidamente antes de él asentir y suspirar—. Sé que es mucho pedir, pero ¿Cómo están los gemelos? —no pudo evitar preguntar.

— Llegaron llorando y preguntando por ti, pero se han calmado, aunque siguen asustados— respondió siendo algo hostil, algo que su madre notó y entendió al instante—. Pero papá no dejará que te acerques a ellos...

— Lo sé, no tienes ni que decirlo— soltó con rabia—. ¿Y Amy...?

— Nos vemos mamá— soltó evitando la pregunta antes de caminar hacia la puerta, haciéndola reír al saber porque su reacción. Había cosas que no se olvidaban, y un abandono como el de ella no se olvidaba tan fácilmente...

Aun con ganas de gritar e intentar salir de allí, se limitó a caminar ya un poco más respuesta hasta el tocador, para luego comer un poco, ya que necesitaba recuperar sus fuerzas si pretendía enfrentar unas cuantas veces a Miroslav. Porque sabía que él no tardaría en visitarla, o más bien en ir a torturarla para desahogar la rabia que sentía hacia ella.

En cuanto terminó tomó ropa del tocador, y fue directo a tomar una ducha, ya que era obvio para ella, que mientras había estado inconsciente nadie se encargó de asearla, por lo que realmente la necesitaba. Al terminar tomó la camiseta negra y el pantalón de igual color que había tomado del armario, para luego salir del baño, en guardia al ver que la estaban esperando.

No pudo evitar soltar un gruñido en forma de advertencia, ya que no se dejaría torturar tan fácilmente. Apenas había bajado la guardia en su casa por sus hijos, pero era un error que no volvería a cometer.

— ¿Te crees con derecho a gruñirme? —preguntó el pelinegro mirándola con sumo desprecio, provocando una risa en Aaliyah.

— Me tienes encerrada aquí, puedo hacerlo si quiero— respondió con arrogancia haciéndolo solo enojar aún más—. ¿Dónde están mis hijos? —preguntó sin titubear—. Han estado preguntando por mí, ¿no?, ¿acaso les dijiste que me tienes encerrada en contra de mi voluntad?, ¿Qué piensas matarme? — le retó sin importarle las consecuencias de sus palabras.

My Alfa. Book #1. Terminada.Where stories live. Discover now