Capítulo 21. Practicando

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-Eso es...- me quedo buscando las palabras un par de segundos - es intenso, bastante, mucho o demasiado intenso, es cataclísmico.

-Exgeras- hace una pausa- ya todo eso ¿Cómo siguió el asunto de Jen?

Aprieto la mandíbula al recordarla, ojalá y se evaporara del planeta, sólo de pensar que va a vivir por siempre...

-Ni me la recuerdes, es... Me siento mal por decirlo de esa manera, pero es una zorra, se la pasa encima de mi novio, MI JODIDO NOVIO. MÍO, no suyo, y tengo que contar hasta un millón para no saltar directo a su yugular, pero no hubo un ataque más de su parte después del que presenciaste en la mañana. Me enfurece, de verdad, tengo la necesidad de golpear, sé que son celos, son tan tangibles que los puedo saborear con la punta de mi lengua y su sabor es asqueroso, me enferma.

-Puedo notarlo, si necesitas ayuda yo puedo sostenerla mientras tú la golpeas, su sufrimiento me resulta gratificante.

Se me escapa una risa.

-Esa perra se merece una paliza, pero no voy a perder mi tiempo con ella, Alex no le hace caso, así que yo debo aprender a controlarme, por el bien de todos.

Estacionamos en la entrada de mi casa y automáticamente Zac sale con una enorme sonrisa.

-Buenas tardes hermosas señoritas, se ven espléndida.

-Deja tu adulación para luego -le respondo.

-Sólo pretendía no ser excluyente contigo, pero ya veo que eres imposible, así que seré sincero, te ves horrible, pareces un sapo hinchado y verde.

-Me ofendes- finjo estar ofendida- pero tendré que vivir con eso- hago como que limpio mis lágrimas y entro a mi casa.

-Hice Magret de Canard y patatas asadas para la comida.

-No sé qué es, pero suena bien- ríe Cloe.

-Es magro de pato asado con salsa de naranja.

-Vaya, no sabía que cocinabas- me burlo.

-No todos somos un asco en la cocina, como tú comprenderás.

-Oyeee-me quejo- no soy un asco en la cocina, de hecho soy muy buena.

-Ay ajá, y yo tengo ojos en los pies.

-¿Tienes ojos en los pies? Deberías de visitar al médico, no es algo muy normal eso de tener ojos en los pies.

-Tonta- me saca la lengua y yo lo imito en respuesta- estoy queriendo decir que a mí no me engañas, he visto tu alacena y lo poco que tiene es comida precocida y golosinas, nada de comida sana.

-¿Registraste mi alacena? Eso es una falta de respeto. Metiche.

-Mala cocinera.

Continuamos con los insultos hasta que Cloe se hartó y se vio obligada a intervenir.

-¡Ya! Vale, basta, ya estuvo bueno, acéptenlo, Felissa, eres pésima en la cocina, exceptuando los postres, hasta el agua se te quema, y tú Zac, eres un chismoso entrometido, ahora maduren y supérenlo, actúen como lo que son: personas de más de dos siglos de antigüedad.

-Oh, espera, tú quieres que actuemos como momias o algo parecido - Zac mete sus cachetes y actua como momia, me echo a reír por su estupidez.

-¿Deberíamos oler a putrefacto? -Agrego.

-Ya, ya, sólo maduren.

-¿Madurar?-digo con el ceño fruncido- ni que fuéramos frutas.

Zac ríe.

ReinaWhere stories live. Discover now