Capitulo 28

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─Jared, por favor, te pido que no me juzgues.
─¿Qué no te juzgue? Lou, es con tu hija con quien estás jugando ─me recordó Jared.
─Lo sé, por ella lo hice.
─¡Por ella! ¿Crees siquiera que ése infeliz pueda querer a MJ? Lo más probable es que regresó porque se vio entre las duras y las rocosas y necesitaba dinero.
─Él es el padre de Mègane y ahora ya no puedo escondérselo.
─¡Claro que puedes! Sólo tiene dos años, ¡se le olvidará rápido!
─¿Cómo puedes hablar así? Es hora de hablar rudo, Jared. Mègane no es tu hija y nunca lo será esté o no Marco.
─¡De eso ya me di cuenta! Sé que ella es mi prima, y aunque yo te amo, esa niña se ha ganado mi cariño aún más que tú y no dejaré que ni Marco, ni siquiera tú pongan en riesgo su seguridad. ¿Ya viste a esa mujer, la tal Rose? ¡Traía unas fachas de drogadicta perdida! Sabe Dios en qué tipo de burdel de mala muerta la encontró ese malnacido.
─¡Por favor, Jared, no me creas tan estúpida! ¿Acaso piensas que le entregaré a la niña en bandeja?
─No lo haces por ella, desgraciada egoísta, todo es por ti. Acéptalo, Louisianna, ¡lo sigues amando!
─¡Esta conversación ha concluido! ─salí de la cocina con Mèg en brazos y subí a la habitación con ella.
Le quité la ropa y la metí en la bañera. Era tan agradable verla balbucear y jugar con sus juguetes de goma.
─Papi, mami, yo ─decía haciendo un conteo de sus juguetes. Yo era el pato, Marco el barco y ella la muñequita rosa─. Y tío JJ ─tomó la esponja de baño.
─¿Y tía Jane?
─Tía Jane ─tomó la botella de champú.
─¿Tú quieres a tía Jane?
Mègane asintió.
─Cathy eh Dani eh Jod eeh tú ─comenzó a chapotear en el agua─. Mami eh papi ─tomó el barco y el pato─. Mua mua mua ─unía ambos jugetes simulando besos─. Mami eh tío JJ, mua mua mua.
─Wow, vaya concepto tienes de tu madre, Jolene ─la saqué del aguay luego de vestirla la recosté en la cama y se quedó dormida.
Bajé las escaleras y me encontré con Jared y una flor en su mano derecha. Solté un suspiro mientras descendía la última grada.
─Hola, Lou.
─Hola, tío JJ ─bromeé.
─Quiero pedirte disculpas por la discusión que tuvimos hace una hora ─se acercó a mí obsequiándome la margarita.
La tomé y le sonreí.
─Eres un tonto ─lo halé del brazo y lo uní a mí.
Él rodeó mi cintura con sus manos y me apegó más a su cuerpo.
─Quiero hablar contigo, Jared ─susurré ante sus ojos marrones.
Jared y yo salimos a dar una vuelta alrededor de la casa. Tenía una confesión que hacerle.
─Dime, ¿en qué problema me he metido ahora? ─suspiró él.
─En uno muy grave ─le sonreí.
Él frunció el ceño y se detuvo frente a mí.
─Te escucho.
─Jared James Lí Canela, yo... he tenido un repentino cambio.
─Pero, ¿Qué pasa? Dime.
─Hoy que vi a Marco, descubrí cosas que antes no pude ver... ─solté un suspiro y proseguí─. He vivido enamorada del recuerdo de Marco desde hace dos años. He estado idiotizada por su fantasma y he llorado cada noche deseando su regreso, y hoy que lo ha hecho... me he decepcionado al verlo.
─No entiendo ─sacudió su cabeza.
─Cuando vi a Marco, fue como regresar en el tiempo, a una etapa de mi vida donde yo era un asco y tenía la autoestima donde los caballos. Me creía una reverenda mierda, y cuando escuché a Rose diciendo lo mismo que yo pensaba hace dos año fue tan... impactante. Vi en esa chica la Lou que era antes, y me dio asco. No volveré a ser esa Lou jamás, y aunque sienta aún algo por Marco, no es más que por el vínculo que él posee con Mègane, pero estoy segura de que ya no tiene nada que ver conmigo.
─Eso quiere decir que... ¿ya no estás enamorada de él?
Negué con la cabeza.
─No, Jared. Ya no lo estoy. Y cuando me puse a pensar sobre cómo has sido estos dos años y cómo han pasado las cosas, más lo que presencié hoy. Jared... ─levanté la vista hacia él y miré sus ojos chispeantes─. Quiero intentarlo contigo, y quiero hacerlo enserio.
La sonrisa de Jared se ensanchó y me estrechó en sus brazos.
─No sabes cuánto he esperado por escuchar eso ─susurró contra mi cabello─. Voy a hacer de ti la mujer más feliz que existe, Lou Allen.
Giré mi rostro hacia él, y en un rocé dirigido por nuestras mejillas unimos nuestros labios por primera vez. Sentí la pasión en su beso y el deseo en la forma en que me tomaba con sus brazos.
─Mami, tío JJ, mua mua ─dijo una vocecita dulce.
Jared y yo nos separamos y miramos a la pequeña y adorable criatura con ojos de recién despierta.
─Mègane, te he dicho que no salgas de la casa sola ─la regañé tomándola en brazos.
─Sólo por eso, estás castigada y tendrás que ir a comer un helado con tu mamá y conmigo ─le dijo Jared tomándola en brazos para luego lanzarla al aire y atraparla.
─¡No has dormido nada, Mèg! Jared, no la despabiles más ─le pedí.
─¿Te apetece soltar a mi hija, desgraciado? ─dijo una voz ronca y gruesa.
Jared agarró con fuerza a la niña y todos dirigimos nuestra vista hacia Marco, quien se había afeitado y aseado. Su cabello negro y húmedo caía como en cascada por su rostro, y sus ojos grises chispeaban.
─Bájala ─le ordenó.
Jared me miró y yo le asentí. Bajó a la niña a regañadientes y esta inmediatamente se echó a correr hacia su padre.
─¡Papiiii! ─gritó al encontrarse con los brazos abiertos de Marco.
─Hola, preciosa ─la besó─. Louisianna, quiero hablar contigo,... y sólo contigo ─le lanzó una mirada fulminante a Jared.
Le susurré a Jared que estaríamos bien y que regresara en un par de horas. Él asintió inseguro y se fue.
Entré a la casa con Marco y Mègane. Marco se puso a colorear hojas con Mègane en el suelo, y cuando esta estuvo lo suficientemente entretenida Marco se sentó conmigo en el sofá.
─Es una niña increíble ─susurró Marco con los ojos brillantes.
─Lástima que te la perdiste estos dos años. Disfruta este día porque no será así todos los demás.
El semblante de Marco cambió de inmediato y regresando su vista hacia mí dijo:
─No pensarás apartarme de ella ahora.
─Si regresaste para poder reclamarle herencia a tu padre, puedes hablar eso con él, pero si realmente lo que quieres es tener contacto con mi hija, tendremos que llevar esto a una corte y establecer un horario de visita legal.
─¡Lou, no me hagas esto! Yo quiero poder verla cuando quiera ¡Quiero volver a vivir aquí! ─pidió─. Con ella ─añadió.
─¡Ni en tus más remotos sueños! Tú no traerás a esa tal Rose a confundir a mi hija!
─La puedo botar en cualquier momento. Esa maldita no tiene ni un gramo de importancia para mí ─dijo con hastío.
─Pues lo siento, Marco; ya te he dado las dos opciones que pueden interesarte. Lamento decirte que no hay más donde elegir.
─Que diferente estás, Lou. No eres la misma alfombra que dejé ─se burló.
─Lamento no poder decir lo mismo de ti; sigues siendo el mismo inepto de siempre.
Marco presionó su mandíbula y apretó sus puños.
─¿Vas a golpearme como antes? Ya no tengo un bebé en mi vientre al que puedas matar. Mira, Marco, mira a tu hija ─le señalé hacia Mèg─. Dime qué sientes al verla. ¿Qué se siente saber que casi muere por tu culpa? ¿Te agrada la sensación?
─¡No me hagas esto! ─se levantó furioso─. ¡Sigues siendo una estúpida, Lou! ¡Agradece que no me la he llevado, cosa que puedo hacer en el momento que desee!
Mègane se sobresaltó ante los gritos de Marco.
─¡Inténtalo, desgraciado y verás cómo te refundo en la cárcel!
La puerta de la entrada se abrió y dejó entrar a la mujer que Marco menos quería ver.
─Buenas tardes a la familia completa ─dijo Jane con sus típicos aires de superioridad.
Marco empuñó sus ojos al reconocer la voz.
─¡Miren nada más, el padre prodigo ha regresado! ─dijo ella sarcástica.
─¡Tía Jane! ─gritó Mèg corriendo hacia ella.
─Hola, mi amor, ¿quién es este apestoso que ha venido a visitarte!
─¡Papi aquí, papi aquí! ─le respondió la niña señalando a Marco, este no se volteaba.
─¡No me digas! ¡Papi aquí! ─se burló Jane.
─Mami, Mèg yo ─dijo Cathy detrás de los pies de Jane.
Marco frunció el ceño y se volteó para saciar su curiosidad. Él no reconocía la voz de Catherine.
─¿Qué? ¿También quieres llevarte a mi hija? ─alzó una ceja retándolo.
Marco torció una sonrisa hacia la niña rubia con cabello rubio.
─¿Ella es...
─Catherine Claire Lí ─le contestó Jane.
─Mi sobrina ─dijo Marco con satisfacción─. ¡Mira nada más, tiene los característicos ojos Canela! Esos ojos que yo no tengo.
─Tal vez no eres tan Canela después de todo.
─Te equivocas, hermana, soy tan Canela como tú. ¿No lo has notado en nuestra personalidad? Ambos somos unos desalmados natos ─se burló.
─Cathy, querida, ve con Mèg a jugar su habitación ─le instó su madre.
Ambas subieron las escaleras entre risas.
─¿Por qué regresaste, Marco? ─le preguntó Jane secamente.
─¿No es obvio? ─señaló escaleras arriba con su pulgar.
─¡No seas cínico, por Dios! ─ladró Jane─. Dime, ¿esperas el tercio de la herencia Canela-TA? La de mamá la tienes segura. Todos los años de trabajo y esfuerzo de mis abuelos en Las Vegas desperdiciado con un inmaduro como tú ─bufó─. ¿O qué, también vas a pelear por las tierras de los internados y construir un prostíbulo?
─¿Vas a llegar a pedirme trabajo? ─soltó una risita.
Jane dio un par de pasos hacia él furiosa, pero se detuvo.
─No te tengo miedo, ni a ti ni a tu psicópata interna, esquizofrénica ridícula.
─¡Cállate, imbécil!
─Estás en mi casa, Janie, y aquí no me puedes callar.
─¡Esta no es tu casa, es de Mègane! ─la voz de Jane se quebró.
─¿Me recuerdas el apellido de Mèg? ─le preguntó Marco morbosamente.
Jane no le respondió.
─Eso creí. Ahora si me lo permites, te dejaré saber que no quiero ver a tu esposito, ni a ti, y mucho menos al colado de tu hijo aquí, ¿me entiendes?
─¿Lo has dejado vivir aquí? ─me preguntó Jane.
─No. En ningún momento ─le respondí.
─No tiene de otra ─Marco se encogió de hombros─. Puedo enseñarte las escrituras de la casa.
Jane no podía dejar que Marco jugara con su orgullo de esa manera.
─Lou, Mègane y tú pueden irse a nuestra casa, o a nuestro apartamento.
Marco soltó un bufido.
─Ellas no se mueven a ningún sitio ─aseguró.
─Claro que nos vamos ─objeté─. Tú quieres tu casa, quédatela. Y Mèg podrá tener todos los apellidos que quieras, pero su custodia está completa y exclusivamente referida a mí, y si a mí se me apetece irme a vivir a la Antártida ahí me la llevaré con o sin tu consentimiento, porque éste ni suma ni resta importancia.
La boca de Marco cayó al suelo y Jane sonrió complacida.
─Y he oído de que tienes nueva esclava, una tal Rose. Dime, ¿está embarazada o ya le mataste al hijo?
─Sí, le incendié la casa ─contraatacó.
Jane sonrió maléficamente, tenía algo en mente seguro, algo jugoso que haría que Marco se revolcara del ardor.
─Lou, querida, Jared ya me comentó sobre la relación que estableció contigo. Estoy muy complacida de que estén juntos. Él ya está preparando el apartamento para que tú y Mègane vayan se muden con él ahora mismo. ¡Cathy, Mègane, bajen ahora!
─¡¿Qué?! ¡¿Has aceptado a ese maldito?! ─me gritó Marco rabiando.  

Holaaaaaaaaaa, regrese^^ les quería comentar que ya mismo acaba la novela & que despues de esta pienso escribir otra. También acabada esta novela, no escribiré, ni actualizare las demás hasta Agosto del 2017. Este año lectivo es muy duro, ya que es el ultimo de secundaria ( en mi país despues de la secundaria viene la U). Espero me entiendan que tengo que dar pruebas para entrar a la u & todo lo que implique. Linda noche os quiero.

Malas Decisiones (Tercera temporada de Niña Mal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora