Capitulo 20

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Marco bajó del auto y caminó directo a la universidad, Lou bajó lentamente y trató de seguirlo, pero lo perdió entre la manada de estudiantes que se mezclaban en los pasillos como un hormiguero. Lou fue a la cocina, donde Margaret le entregó una nota.
¨Buenos días, Lou.
Por favor pasa a mi oficina en cuanto leas esto...
Jos Lí¨
Lou dobló el papelito en dos mientras Kim se desfiguraba el cuello en un intento de hacerlas de jirafa para husmear la dichosa nota. Lou sonrió y salió de la cocina. Miró a Lenny a lo lejos, ella abrió los ojos como platos y luego sonrió exageradamente. Lou le respondió la sonrisa, a lo que Lenny formó en el aire una barriga de embarazada con sus manos. A Lou casi le da un infarto, Lenny ya lo sabía todo. Jared y su bocota, pensó.
Entró en la oficina del director y Adilane le sonrió.
—Buenos días, Lou —la saludó amablemente.
Claro, todos debían hacerlo. Lou era la protegida del director.
—Hola, Adilane.
Adilane tomó el teléfono.
—Lou está aquí —le informó a su jefe. Luego de colgar, permitió que Lou entrara en la oficina.
—Buenos días de nuevo, Lou. ¿Cómo has amanecido? —le dedicó una larga sonrisa.
Lou miró al director, estaba tan atractivo como siempre. Era un hombre perfecto, tenía esos  ojos intensos que la acuchillaban cada vez que la miraba. Entendía cómo Jane cambiaba con él. El tipo era un dios griego.
—Hola, ¿quería hablar algo conmigo?
—Toma asiento —la invitó.
Lou se sentó cuidadosamente frente al escritorio y unió sus manos sudadas y temblorosas.
—Seré breve y conciso —suspiró—: De alguna manera, eres parte de la familia Canela ahora. Mi esposa es una Canela, hasta yo lo soy, según el padre de ella. El punto es que, mi esposa tarde o temprano se va a enterar, y quiero que sea mi boca la que la informe. Ella es...complicada —entrecerró sus ojos—, sobre todo en el punto de sus hermanos.
—Jared me ha contado que tiene un hermano gemelo —musitó.
—Así es, y le costó mucho desprenderse de él. Ahora con Marco, las cosas son un poco diferentes. Y tanto ella, como su padre, querrán integrarte a la familia. Planeo comentarle toda esta situación esta noche, y si Marco no lo hace con su padre, lo hará Jane. Mañana en la noche, lo más probable es que quieran reunirse todos y hablar y...es ahí donde debes presentarte tú.
—Bien —susurró despavorida—. ¿Son muchas personas?
Lí olfateó el pavor de Lou ante la situación que se encontraría en la reunión, así que decidió abreviar las cosas.
—Los padres de Marco, Jane, probablemente Jared y yo —trató de decirlo lo más rápido que pudo para que sonara corto. Lí sabía que no serían los únicos, pero para él, ocultar no era mentir. No quería ahuyentarla.
—E-Esta bien —balbuceó.
—Ah, y otra cosa...estás despedida —soltó una carcajada.
A Lou, el estómago, los intestinos, el páncreas y todos los órganos se le unieron hasta convertirse en uno solo.
—¿Por qué? —preguntó en un hilo de voz.
—¿Enserio crees que te dejaría trabajar? ¿Sabes cuánto dinero tienen los Canela? —bufó. Lou sintió que la expresión se había escuchado de forma interesada, Lí también lo notó, así que agregó la verdad—. Yo pago por mi mujer y mi hijo, Lou. Jane recibirá su herencia cuando su padre o su madre mueran. Pero tú, no necesitas trabajar ni un día más. Tienes la vida resuelta.
—No me interesa el dinero de Marco —gruñó. Tanto a Lí como a Lou, les incomodaron la expresión.
—Lo sé, pero debes contar el hecho —se encogió de hombros.
—Igual voy a trabajar —dio media vuelta.
—Ni lo sueñes; estás despedida, recuérdalo —soltó una risita.
Lou rechinó sus dientes y salió de la oficina.
Llegó la hora del almuerzo y Lou permanecía en la cocina ayudando a Margaret un poco. No le parecía irse de un día a otro sin avisar o ayudar un poco mientras se contaba con ella. Su teléfono sonó, bueno, el de Marco. La pantalla decía ¨Jane¨, tal y como Marco le había predicho. Se hizo un colocho para contestar; jamás había tenido un celular en sus manos.
—¿Jane? —carraspeó.
—Soy Marco. Ven inmediatamente —colgó.
Lou miró a Lila preparando la bandeja de Marco. Antes de que ella abriera la boca, ya estaba cargándola hacia el jardín con un baile lleno de saltitos de alegría.
Lou se despegó los zapatos, como de costumbre, y caminó descalza por aquél pasto. Dejó la bandeja en la banqueta y comenzó a buscar a Marco. El susodicho se encontraba sin camisa y tirado en sobre el pasto boca arriba. Lou quedó atontada viendo su cuerpo bien formado y sus ojos cerrados. Su respiración era lenta y su ceño fruncido. No había que ser un genio para darse cuenta de que Marco estaba pensando, no dormido.
Lou se arrodilló a la par de su cabeza y se inclinó hasta rozar sus labios con los de él, apenas un toque suave, un beso pequeño, inocente y rápido. Marco abrió sus ojos para luego rodarlos. Se sentó frente a ella y suspiró.
—He traído tu almuerzo —informó Lou.
—No te he preguntado —volteó la mirada—. Cómela. Eres tú quien la necesita —añadió en un susurro.
—Pensé que no estabas de acuerdo con el nacimiento del bebé —musitó Lou con voz baja y apagada.
—No pensaba matarlo —bufó.
A Lou se le puso la carne de gallina al escuchar el verbo ¨matar¨ sabiendo que se refería a su bebé.
—No soy un asesino. Sólo estaba enojado —ancló su mirada a la de Lou.
Ambos se quedaron viendo varios segundos. La mirada de Marco descendió hasta el vientre de Lou y luego la apartó rápidamente. La idea de ser padre a su edad le resultaba repulsiva, pero ahora, inevitable.
Lou acariciaba el torso desnudo de Marco con su mirada.
—Hoy hablaré con mi padre. Lí planea que mañana se entere toda la familia oficialmente —se puso de pie. Lou no se movió—. ¿Qué haces ahí? Levántate.
—Marco, me da miedo tu hermana —admitió.
—Y con mucha razón; ella si mata —dijo en un tono burlesco—. Vete, no me interesa tu presencia aquí —dio media vuelta.
Lou se levantó, caminó hasta la banqueta y se sentó a comer. Al finalizar, regresó a la cocina con la bandeja.
Cher pasó toda la tarde dándole posibles nombres del bebé a Lou. Entre las opciones estaban Cher, por supuesto, James, Jane, Gretta, Jos, Bryan, Scarlett, Anne, Jacer, Brittany y Mason. A Lou no le agradó ninguno. Jared las acompañaba. Él permanecía en el suelo viendo televisión con la cabeza apoyada en los regazos de Cher.
—¡Esteban! —gritó Cher.
—No —dijo Lou de mala gana.
—¡Nelly!
—No —dijo Jared asqueado.
—¡Maaaadonna!
Lou y Jared fulminaron con la mirada a Cher, luego Lou le sonrió negando con la cabeza.
—Es que, enserio Lou, no puedes ponerle Marco sólo porque estés obsesionada con ése antisocial.
—No estoy obsesionada. Lo que yo siento por él es amor, y no es un antisocial, sólo es una víctima de las circunstancias.
Jared rechinó sus dientes y resopló.
—¿Y si es niña? No le pondrás Marco también, ¿o sí?
—Jolene —suspiró Lou.
—¿Jolene? ¿Cómo la canción? —jadeó—. Esa nena no tendrá buen futuro si le pones nombre de descarada. ¿Qué tal Cher?
—¿Cómo crees que reaccione Jane ante mi embarazo? —se quedó viendo perdida en la ventana.
—Contenta seguro que no —contestó Cher.
El teléfono de Lou sonó. La pantalla decía ¨Jane¨
—¿Marco?
Jared volteó a ver hacia ella de inmediato.
—Cambio de planes...
Lou se quedó desanimada porque Marco le canceló el plan para hoy. Ella esperaba conocer al padre de Marco personalmente y hablar con él, pero lo de Jane parecía aún más color de hormiga. No tenía esperanzas de que él resultara invicto.
Marco estaba en la casa de su hermana jugando ajedrez con su cuñado. Jane preparaba la comida, sin imaginar que ése día le darían una noticia de ese tipo. Ella también estaba un poco nerviosa. Ese mismo día se había dado cuenta de que estaba embarazada, y no hallaba el momento para decírselo a Lí.
Jared ya había regresado del apartamento de Lou para cenar. Venía silbando una canción cuando miró a Marco sentado en la mesa con su padre.
─Nos vemos en la próxima ─dio media vuelta retorciendo sus ojos.
─¡Jared! Ven aquí ─ordenó Jane.
Jared maldijo por lo bajo y se asomó de nuevo por la abertura más frustrado que nunca.
─Marco ha venido a cenar con nosotros, saluda.
─Eh, hola, Marco ─ masculló entre dientes. Lí le lanzó una mirada dura e insinuante a Jared, entonces él trató de estirar una sonrisa.
Jane carraspeó su garganta y Jared arrastró los pies hasta la mesa donde se sentó. No podía evitarlo, la presencia de Marco lo incomodaba. Moría de ganas de arrancarle la cabeza.
Marco sólo mantenía una sonrisita burlona, que rápidamente disimuló con su habitual cara de hastía. La tensión era casi palpable. Lí le dio una patada a su hijo bajo la mesa.
─¿Cómo va el juego? ─balbuceó Jared rápidamente.
─Mal, Marco me ha dado una buena paliza esta noche ─Jos finge simpatía.
─Culpa a tu falta de concentración y orientación ─masculló Marco con arrogancia..
─¿Cómo estuvo la cita? ─preguntó Jane nerviosa.
─Bien, Evelyn quiere una segunda cita, y yo quiero unas cuantas cositas de ella también —lanzó una mirada burlona hacia Marco. Este se percata que el nombre que deseaba pronunciar no era Evelyn, sino Lou. Los puños de Marco se aprietan bajo la mesa.
─¿Qué tal tú, Marco? ¿Hay alguna chica que llame tu atención? ─dijo Jane colocando los platos frente a sus chicos.
Jos baja el tablero de ajedrez inmediatamente y Jane sirve la comida, se sienta a la par de su esposo y comienza la cena. Marco no prueba bocado, simplemente se queda viendo a los Lí atragantarse.
─No. No tengo el propósito que embarazar adolescentes por el momento ─rio cínico.
─Bueno, un par de citas no embarazan a nadie ─balbuceó Jane.
─No ha llegado la mujer que pueda convencerme de eso ─mira Lí mientras toma el primer bocado.
—No te confíes tanto —murmura Lí.
Todos terminaron de cenar. Marco y Jared fueron quienes menos hablaron.
—Gracias por el brebaje, hermana —comentó Marco atravesando la casa. Se detuvo antes de atravesar la puerta y ladeó la cabeza al ver la torre Eiffel de Jared. Expandió una sonrisa y de un impulso destruyó toda la creación de Jared con una patada fuerte. Los pequeños Lego's miniatura se esparcen por el piso, dejando la estructura deforme y completamente desmoronada. Se voltea hacia atrás y mira a Jared, Lí y Jane que están boquiabiertos y como ojos de pánico. Jared tensa sus músculos y rechina sus dientes ardiendo de furia ─París, es para maricones ─se encogió de hombros con una sonrisa. La sonrisa más satisfecha que tenía.
Jared dio un par de pasos hacia Marco, pero Jane lo detuvo.
Marco y Jos salen por la puerta y caminan hacia la casa Canela.
—No se lo has dicho, ¿cierto? —preguntó Marco en medio de la oscuridad.
—Lo haré al regresar. Sabes lo complicada que es tu hermana —masculló Lí.
Ambos se detuvieron frente a la casa. Marco suspiró y miró hacia Lí.
—¿Te acostabas con mi hermana mientras estaba embarazada? —rompió el silencio que se había formado.
Lí frunció el ceño hacia Jared.
—Contesta —masculló desesperado.
Jos suavizó la mirada cuando se percató la razón de la pregunta.
—¿Por qué quieres hacerlo si según tú, no la quieres? —alzó una ceja.
—Lí...
—Yo contesto tu pregunta y tú contestas la mía —sonrió Jos.
Marco suspiró resignado y asintió.
—Lou fue la primera chica con la que he estado —admitió.
Los ojos de Lí se abrieron casi para formarse uno solo. Dio todo de sí mismo para no bufar y dar una gran carcajada. Ser chico y virgen a los diecinueve no era algo muy actual.
—¿Y?
—Estaba ebrio cuando lo hice, me frustró mucho porque yo no quería que fuera con cualquier puta, y mucho menos en esa condición.
—Lou no es puta —gruñó Lí.
—Estaba abierta. La tipa no era virgen —rodó sus ojos.
Jos jadeó. Negó con la cabeza y se acercó un par de pasos a Marco. Este solo mantenía su cabeza baja y las manos en su bolsillo.
—Marco, Lou no es de esa forma. Ella ha sido abusada sexualmente desde los doce años, sus padres están muertos, huyó de Uxbridge y del tipo que la golpeaba y prostituía para pagar sus vicios —susurró Lí.
Marco sentía como le quitaban la venda de los ojos. Eso explicaría el porqué del masoquismo de Lou. Ella sólo estaba acostumbrada al dolor, y esa era la vida que ella sentía correcta, la del sufrimiento. Por eso no sentía nada por Jared. Ella no estaba acostumbrada a lo delicado. Ella misma se categorizaba en el grupo de masoquistas. Marco era como su sádico perfecto, él le hacía sentir amor entre el dolor que ya acostumbraba. A ella le gustaba el dolor, porque nunca había probado algo que no fuera de esa manera. Todo calzaba perfecto en la mente superdotada y sicoanalítica de Marco.
—Ahora responde tú —se limitó.
Lí frunció los labios para evitar soltar una enorme sonrisa.
—Sí lo hice, muchas veces. No pasa nada. Es seguro.
Marco asintió y se acercó a la casa, pero al llegar a la entrada dobló hacia la derecha donde abrió una venta y entro por ella sigilosamente. Lí se espantó al ver aquella escena, como un ladrón en su propia casa. Dio media vuelta y regreso a su casa con su esposa y su hijo. Los encontró viendo una película en el salón.
─¡Ese chico es raro! ─expresó.
─¿Qué te dijo? —preguntó Jane.
─Entro por la ventana.
─Déjalo. Hora de dormir ─Jane apagó la televisión.
─¡Nooo! ─suplicó Jared.
—Es mejor que te vayas a dormir, Jared, y que pongas llave —le advirtió.
Jane no entendía en absoluto, pero Jared se levantó de inmediato y se encerró en su habitación.
Jane y Jos también se recostaron en sus camas. Jane enredaba sus piernas con las de su esposo mientras acariciaba su rostro y le daba besos entre su charla nocturna. Lí abraza a su esposa y ella descansa sobre su pecho. Escucha la respiración de Jos y acaricia su abdomen plano. Ella está inquieta, buscando las palabras adecuadas para darle el comunicado a Jos.
—Jos, tengo algo que decirte —susurró Jane decidida.
─Jane, ¿qué pasa? ─Jos se apartó un poco para verla, su corazón se aceleró creyendo que ella ya sabía todo.
─Jos yo...estoy embarazada de nuevo.
La boca de Lí rueda por la cama y sus ojos se cristalizan. Lo último que esperaba en ése momento era una noticia de esa índole. Era él quien le iba a informar de un embarazo, no ella. Lo tomó con la guardia baja. Él había visto algunas señales, pero estaba tan concentrado en el trabajo y en Marco, Jared y Lou que no les dio importancia.
─¿Cuándo...? ¿Cómo...? ─balbuceó. Estaba atónito.
─Tengo dos meses, y lo que pasó es que me das a guardar demasiadas culebritas ─Jane soltó una risita.
─Increíble. Es la mejor de las noticias ─abrazó con fuerza a su esposa. Nada lo pudo haber hecho más feliz. Él sintió que era el momento indicado para comentarle lo que le había estado ocultando los últimos dos días─. Y, tengo otra noticia que darte yo... sobre Marco.
─¿Qué le pasó? ─jadeó Jane.
─¿Recuerdas lo que dijo en la cena? Lo de que su propósito no era embarazar adolescentes.
─Sí.
Jos soltó un suspiro interminable. Su mente revoloteaba lejos, confundido y nervioso. Listo para el drama.
─Lo dijo de burla por algo que yo sé... ─presionó sus ojos..
─¿De qué hablas?
─Marco ha embarazado a una chica ─musita de forma casi inaudible.
Jane abrió los ojos exageradamente y se levantó de la cama. Lí suspiró, el espectáculo estaba a punto de empezar.
En cuanto Marco cruzó la ventana, se quitó los zapatos y subió a hurtadillas a su habitación. Dio un par de golpecitos suaves y rítmicos en la puerta y esta se abrió. Lou apareció dentro en la oscuridad. Marco cerró la puerta con llave y encendió las lámparas de noche. Una luz tenue y suave invadió la habitación dándole un ambiente sensual. El olor a lluvia que Marco emanaba era delicioso y bienvenido en las fosas nasales de Lou. Toda la habitación olía a él.
─Dime qué pasó ─susurró él quitándose los pantalones.
─Como me dijiste: le mandé el mensaje de texto a tu padre de tu teléfono, tardé un poco porque no sé usarlos. Luego, cuando entré el preguntó si eras tú y yo hice algo así como un ¨Ujum¨ como hombre y él se lo creyó y aquí estoy ─se encogió de hombros─. ¿Qué tal la cena?
─Bien ─se limitó a decir.
─¿Tu hermana ya sa... ─detuvo la pregunta al ver la ceja alzada de Marco. Ella estaba empezando a interrogarlo, cosa que Marco aborrecía.
─Lí planea decírselo antes de dormir ─se quitó la camisa y la tiró al suelo, luego hizo lo mismo con los calcetines.
Lou babeaba frente a Marco en bóxers.
─Quítate la ropa ─le ordenó.
Lou se desprendió de su ropa. Marco la empujó sobre la cama y se acostó encima de ella sin presionar su vientre. Comenzó a besarla suavemente y a acariciar sus piernas. Ella comenzaba a hundirse en el aroma de su piel y el placer que emitía su cuerpo. Marco besó el cuello de Lou y presionó sus manos con fuerza en su trasero. Lou se quejó y Marco sonrió. La volteó por miedo a hacerle daño con su peso y la puso a horcadas encima de él. Él bajó a sus senos y chupada sus pezones halándolos moderadamente. Los brazos de Lou comenzaron a temblar. Marco quebró sus codos y ella cayó encima de su cara. Marco se ahogaba entre los pechos de Lou, él los mordisqueaba y besaba ferozmente a presión. Él comenzaba a sentir como se endurecían ciertas partes de su cuerpo. Lou le gustaba, le gustaba su cuerpo, su piel, sus labios. Él tenía muchos prejuicios con las chicas fáciles, esa era una de las razones por las cuales creía odiar a Lou, pero una razón se restó cuando Lí le explicó el pasado tormentoso de la futura madre de su hijo.
Ya no le importaba acostarse con ella si él ya no estaba puro. Se acostaría con cualquiera a partir de ahora, pero primero empezaría por Lou, para saber qué se sentía estar con ella en sus cinco sentidos.
Marco seguía devorando los pechos de Lou hambriento. Ella permanecía con sus ojos cerrados fundida en el placer. De repente, golpes muy fuertes se escucharon desde la planta baja. Eran golpes desesperados. Marco se apartó del pecho de Lou y ambos se quedaron viendo mientras se hacían la misma pregunta. ¿Qué era ese ruido?
Se escuchó el sonido de la puerta de TN y Canela abrirse. Marco y Lou se separaron inmediatamente. Marco se asomó por la rendija y miró a su padre bajar las escaleras.
─¿Qué pasa? ─susurró Lou envolviéndose en las sábanas.
─Alguien está tocando la puerta. Cher se dio cuenta que venías a escondidas, ¿no? ─la fulminó con la mirada.
─Sí, me juró confidencialidad ─aseguró Lou.
Marco regresó la mirada a la rendija y cerró la puerta. Corrió hacia la ventana de su habitación y separó las cortinas. Se asomó por los vidrios y miró la entrada de su casa. Jane estaba golpeando la puerta como loca. Lí la tomaba de los hombros, pero ella se sacudía sus manos entre gritos. Jared caminaba de un lado a otro con las manos en la cabeza.
─¡Mierda! ¡Jane! ─Marco dio un golpe en la pared.
Lou estuvo a punto de desmayarse o de sufrir un ataque cardíaco.  

Malas Decisiones (Tercera temporada de Niña Mal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora