Capitulo 24

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Leer anuncios al final.

Pasó un mes más y el amor de Lou crecía como fuente a presión. Marco se encariñaba de apoco de la madre de su futura hija, aunque su naturaleza violenta le hacía perder los estribos de vez en cuando. Y claro, era Lou la que pagaba los platos rotos que ella no había quebrado, pero felizmente lo hacía.
Canela decidió que ya era tiempo de que Lou y Marco vivieran aparte ellos solos, el día del parto se aproximaba cada vez más, y no iban a estar viviendo los cinco en la misma casa. Marco ya tenía nuevas responsabilidades y debía entenderse de ellas a toda costa.
La construcción de una casa comenzó a correr en el lado oeste de los prados, al lado de la de Edward y Danielle. Mientras, Canela decidió de ambos podían vivir en el apartamento de él.
Lou y Marco se instalaron en el nuevo apartamento. Ambos estaban de maravilla. Se sentaron en el sofá frente a la televisión para ver un programa clásico. Lou se recostaba en el pecho de Marco mientras este acariciaba su cabello. De repente, Marco haló una mechón de su cabello.
Lou alzó la mirada hacia el rostro sonriente de Marco.
—¿Tienes algo de qué quejarte? —le preguntó Marco.
—Nada —negó con la cabeza.
—Recuéstate —se apartó—, quiero hablar con mi hija.
Lou se recostó en el sofá y Marco se arrodillo frente a ella en el suelo. Levantó el vestido floreado de Lou y comenzó a acariciar su vientre abultado. Tenía una barriga realmente grande para una bebé de seis meses.
Marco plantó su oído en barriga y cerró sus ojos. Lou comenzó a acaricias el cabello negro ahora largo de Marco.
—Hola, preciosa, adivina quién es —susurró—. ¿Está dormida? —le preguntó a Lou—, es que no me contesta.
Lou se encogió de hombros con una sonrisa.
—O es que le gusta demasiado tu voz que quiere que sigas hablando —comentó.
Marco parpadeó un par de veces y regreso sus labios a la piel de Lou, comenzó a plantarle besos suaves. Se estiró hacia los labios de Lou y besó sus labios con suavidad. Ella sentía como la bebé comenzaba a moverse.
—La bebé se despertó, le gusta cuando me besas —susurró Lou contra sus labios.
—A mí también me gusta cuando te beso —contestó Marco.
—Y a mí me gusta que me beses.
—En ese caso, todos salimos ganando —ambos sonrieron—. Si eso le gusta, creo saber qué cosa le encantará aún más —se puso a horcadas sobre ella sin poner ni un solo gramo de su cuerpo en peso.
Se besaban intensamente mientras Marco se deshacía por completo del vestido de Lou.
Ambos se encontraban en la cama amándose y deseándose entre sí. No había momento más feliz en la vida de Lou que ese. Se sentía en su propio paraíso, Marco era lo mejor que le había pasado, según ella. Cada día que pasaba lo amaba más.
Marco sentía la necesidad de Lou, ella ya se había convertido parte de él, como una parte de su vida y de su alma.
Así fue como fueron pasando los meses, de poco en poco, entre cariños, peleas, gritos, amores, sensibilidades, confesiones, confianza. Hasta que Lou tenía treinta y ocho semanas de gestación. Ya era hora de que Marco y Lou se mudaran a su nueva casa. A su bienvenida acudió toda la familia, excepto Jared, quien no estaba nada feliz con el asentamiento de ellos.
Jared no había visto a Lou en todos esos meses, pero la extrañaba y la amaba cada día más. Ya no era el mismo desde que ella había desaparecido de su vista. Sus calificaciones iban en picada, ya no salía ni comía, tampoco deseaba estar con nadie, se había convertido en un aguafiestas de profesión.
—Bienvenidos, chicos. Espero que se sientan cómodos en su nueva casa —les deseó Danielle.
Lou le agradeció, pero Marco como de costumbre no contestó. Se ponía una máscara de seriedad y asco cuando estaba su familia, se comportaba como siempre lo había hecho.
Lou caminó hacia la cocina pero se detuvo al escuchar murmullos.
—Vamos, rápido, nadie nos verá —insistía la voz de Lenny.
—No puedo, Lenny. Eso no volverá a pasar —decía Cher dudosa.
—Una vez, enserio, no puedo resistirme más.
Los ojos de Lou se abrían cada vez más.
—Lenny, sabes que a mí me gusta Jared —mascullaba Cher.
—Y a mí me gustas tú, ¿qué tiene eso de malo? ¿Por qué no me puedes querer?
—Lenny, yo no soy lesbiana —se quebró su voz.
—¿Qué haces? —le preguntó Marco a Lou acercándose.
Lou le incitó a permanecer en silencio y que se acercase. Marco frunció el ceño y se acercó a ella. Ambos siguieron escuchando contra la pared.
—Recuerda la última noche que pasamos juntas. Dime que no fue una noche inolvidable.
—Lenny, ese sólo fue un momento de curiosidad, pero entiéndelo, no me gustan las mujeres, no me gustas tú —susurró.
Escucharon los pasos de Cher saliendo cuando se escuchó un forcejeo. Marco se apartó de Lou para entrar en la cocina a averiguar qué pasaba, Lou trató de detenerlo pero él no cedió.
—¡¿Qué putas creen que hacen?! —gritó Marco al ver la escena de un beso entre ellas.
Lou se escondía detrás de él.
—¡Marco! —jadeó Cher.
—¡Qué asco! Si quieren hacer sus cerdadas, par de tortilleras, búsquense un motel gay. En mi casa no van a hacer esas asquerosidades y menos frente de Lou. Mi hija no va a nacer entre fenómenos homosexuales ¡Se largan ya mismo antes de que llame a Bryan! —las vociferó.
Cher salió corriendo hacia la salida con las manos en el rostro. Lenny sólo desapareció cabizbaja.
—¡Qué mierda! —Marco tiró un jarrón.
Lou no emitía palabra, la escena también le había dejado en shock. No era nada agradable para sus ojos ver ese tipo de cosas.
—¡Y tú, ¿qué me ves?! —le gritó a Lou sacudiendo su cabello.
—Lo hermoso que se ve tu cabello cuando lo sacudes así —se acercó a él.
Marco tenía la respiración agitada y los ojos flameantes. Lou tomó su rostro y acarició sus mejillas.
—No quiero que esas asquerosas se vuelvan a acercar a ti, ¿comprendes? Si las veo contigo, tú serás quien pague las consecuencias —la amenazó.
—Haré lo que tú digas, ya relájate —lo acariciaba—. Mira, piensa...estamos solos ahora y juntos. Dime qué quieres hacer...Vamos, hazme cualquier cosa de las tantas que te gustan.
Marco miró a Lou, ella traía una coleta alta sujetando su largo cabello castaño. Marco la tomó de la coleta y la arrastró hasta lanzarla en el sofá.
—Quiero que te quedes ahí, quiero estar solo —subió las escaleras.
Lou se puso a ver la televisión no sin dejar de pensar en Marco. Tenía deseos de subir a ver cómo estaba pero se detenía al pie de las escaleras. Salió a dar un paseo a solas por los prados, cuando sintió que la sujetaron por la cintura desde atrás.
—Hola, te he extrañado —susurró esa voz que tanto conocía.
Se volteó y miró el rostro de Jared iluminado.
—Jared, ¿qué haces aquí?
—Vengo a verte. No puedo tenerte tan cerca sin enfrentar esa tentación de buscarte —acarició su mejilla.
—Si Marco te ve conmigo, nos hará papilla a ambos —dijo Lou temerosa.
—Marco nunca sale a los prados. Dime, ¿cómo estás?
—Claro que sale a los prados, siempre sale conmigo.
—Lou, he venido para decirte algo...
—¿Qué?
—Fuguémonos.
—¡Qué!
—Fuguémonos. Larguémonos de todo y todos. Ya le reclamé mi parte de la herencia a mis padres y los tengo en una cuenta a mi nombre, sólo necesito que firmes y tendrás tanto derecho sobre los fondos como yo. Le daré mi apellido al bebé, nos iremos lejos y seremos felices. Yo te trataré como la reina que eres para mí. No te faltará nada, ni a ti ni al bebé. Nos esfumaremos de Canela, de mi madre, de todo esto que te presiona y te agobia. No tendrás que hacer nada más que quedarte conmigo. Cuando la bebé tenga suficiente edad, podrás entrar a estudiar. Sé de una forma para que hagas tres años de escuela en uno. Canela planea que te asientes en la casa para siempre sin que avances. Él es quien rige tu vida, es hora de que lo hagas tú. Fúgate conmigo...  

Holaaaaaaaaaaaaaaa, les quería decir que el 5 de Septiembre entro al colegio & se me ara difícil actualizar mis novelas, por eso van estas preguntas: ¿Quieren que acabe la novela antes de entrar al colegio? ¿O me esperaran?

También quería decirles que pasen a leer mis otras novelas: Next to me, Always with me & Perverted.

Malas Decisiones (Tercera temporada de Niña Mal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora