Como si supiera mentir.

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Sophie POV;

Me dirijo con paso vacilante por el camino de vuelta a la cabaña uno. En este momento me importa una mierda lo que los demás tengan que pensar de mí, la verdad.

Pensamientos aleatorios cruzan mi mente mientras miro fijamente el medallón que me ha dado Quirón. Algunos de ellos se remueven inquietos cuando ven el 4 A, aunque no consiguen rebasar los límites de mi mente inconsciente.

Me esfuerzo mas para recuperar lo que sea que se niega a salir. Se que sé lo que pone aquí. Se lo que significa, pero no soy capaz de saberlo.

Sé que yo soy el centro de todo esto. Sé que esos chicos han muerto para enviarme este estúpido mensaje. Rememoro las palabras de mi compañero de instituto.

"Prepárate. Ya vienen."

Siento que los pensamientos me martillean el cerebro y me gritan al oído. ¿Quiénes vienen?

Cuatro personas han muerto por esta causa. La pregunta es, ¿qué causa es esta?

La mía.

La respuesta estaba agazapada en mi mente, esperando a que formulara la pregunta para saltar.

- ¿Dónde estabas? Llevo aquí veinte minutos esperando a que volvieras. - Dioses, es verdad. Había quedado con Nico en mi cabaña. Eso era lo que se me olvidaba.

En su tono no hay demasiado reproche, pero sí curiosidad.

Simplemente niego con la cabeza y entro en la cabaña. Nico me sigue confuso. Sigo demasiado en shock como para contestar coherentemente. Me siento muy mal. Conmigo misma, con los chicos que han muerto, y con quien sea que haya hecho esto.

Muertos. Jamás volverán a ver a sus familias. Nunca crecerán. La vida que debían haber tenido se ha quedado ahí. Esperando a ser vivida. Esperando por algo que nunca llegará.

Les debo una vida. Les debo mucho más. Porque han muerto por mi culpa.

- Amor, ¿estás bien? - Nico parece preocupado ahora. Esto pasa demasiadas veces últimamente, por los dioses.

- Sí... - digo con voz trémula. Me siento en la cama y miro el estúpido medallón.

4 A

Nico me mira como si no me creyera.

- ¿Qué te pasa? ¿No se te habrá vuelto a acercar ese tío? - su voz parece teñida de rabia ahora. Eso me hace reaccionar.

- No. No es nada de eso. - Quiero contárselo, pero Quirón me dijo que no se lo dijera nadie.

- Entonces, ¿qué te pasa? - me muerdo el labio con indecisión y miro abajo. La verdad es que lo mejor será decírselo. Miento fatal, y no quiero entrar en una discusión ahora.

Me mira con súplica, y sé que no se rendirá hasta que se lo diga.

Suspiro.

- He ido a hablar con Quirón... - le cuento una versión resumida de los acontecimientos. Cuando llego a la parte de lo que ponía en el pergamino, se pone blanco.

Cuando termino de contárselo todo, apenas puedo contener el llanto. Dioses, cuatro personas han muerto por mi culpa.

Nico me abraza.

- Tranquila. No te pasará nada. Es una broma de mal gusto.

Me siento en su regazo y pienso que sería fantástico creerlo, pero no es eso lo que me preocupa.

- Dioses, Nico, ¡¿cómo pretendes que me tranquilice?! Cuatro personas han muerto por que un sádico quería entregarme un mensaje. Han muerto por mi culpa. - siento un par de lágrimas resbalar por mi rostro y no me molesto en detenerlas. ¿Que sentido tendría?

Nico las atrapa y me besa suavemente.

- No ha sido culpa tuya. No puedes pretender tomar la responsabilidad de todo la malo del mundo, amor.

- Solo la tomo de las cosas que sí han sido culpa mía.

Suspira y me mira a los ojos. Siento que mi corazón se derrite al mirar a esos dulces ojos negros.

- No es tu culpa. Quienquiera que haya echo esto es el culpable. Él es quien debería estar torturándose por haberle quitado la vida a cuatro personas inocentes. No tú. Ni si quiera aunque el mensaje fuera para ti.

- ¿Lo crees de verdad?

- Por supuesto que sí.

Y, aunque no dudo de sus palabras, sé que esto me acompañará hasta la tumba.

Before the after... (Nico di Angelo) Onde histórias criam vida. Descubra agora