Resignación.

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Una semana después, 3:30 p.m.



Saludé a Mei Ling cuando se subió al auto, conduje al lugar donde harían mi traje. Según la china no podíamos utilizar algo que ya teníamos, todo tendría que ser único y especial, y por ende, no quiso contratar el paquete que venía con el salón de bodas. Treinta y cinco minutos después llegamos a nuestro destino, en el lugar sólo vendían trajes para hombres.
-Buenos días, señor Im -la empleada me recibió con una sonrisa. Me dolieron las mejillas de sólo verla.
-Hola -dije mirando a Mei Ling, sin saber qué decir.
La china se acercó y habló con la empleada, luego me indicaron que pasara para elegir el traje que más me gustara. Telas y colores diferentes estaban ante mis ojos, el vidrio que impedía tener contacto directo reflejaba mi expresión, incluso yo mismo no sabía descifrarla en aquel momento.

-Oppa, este es perfecto para ti.
Caminé hasta llegar al frente de un traje negro con la camisa gris, y la corbata negra, asentí, el traje me pareció bonito y no perdía nada con probarlo. Después de todo para eso estaba ahí.
Salí ya con el traje puesto para mirarme en los espejos largos y grandes, Mei Ling se acercó para hacerme el nudo de la corbata. Mientras lo hacía pude ver en ella una pequeña sonrisa, sus comisuras a penas se estiraron hacia los lados, un suspiro casi inaudible se escuchó salir de su boca.
-El tiempo pasa demasiado rápido -dijo ella al terminar-. Aún recuerdo cuando llegué a la casa de Kuyng, éramos tan pequeños. Recuerdo también cuando le dije a Kuyng que quería mantener mi nombre chino.

Creí que en cualquier momento lloraría, afortunadamente eso no pasó. Ya que si ella lo hacía, me temía yo también.
La sonrisa de la empleada volvió a aparecer cuando mencioné que ese traje podría ser el indicado, pero como la encargada de todo era Mei Ling pasamos al menos dos horas antes de decidirme por alguno, la china quería agotar todas las opciones y así tener una decisión clara. Y quién era yo en aquella circunstancias para negarme.
Volví a la casa ya que ese día era la boda del "2Won", sobrenombre que les puso JooHeon años atrás. Llegué a la casa para meterme al cuarto de baño sin saludar a Kuyng, me desvestí y me di un baño muy rápido, me di cuenta que mi prometido ya estaba listo cuando bajé a la sala y lo vi sentado cambiando de canal.
-¿Nos vamos? -cuestioné abotonando las mangas de mi camisa blanca.
El rubio asintió apagando la televisión, llegamos veinte minutos antes de que la ceremonia comenzara; pude ver a mi amigo alto junto a MinHyuk, sus manos no paraban de moverse y veía hacia afuera a los invitados. WonHo por el contrario estaba más sonriente que nunca, notablemente estaba más relajado y le brillaban los ojos cuando veía a HyungWon.

-Tranquilo -dije abrazándolo una vez estuve cerca-, todo saldrá bien.
Me mostró los dientes en una pequeña sonrisa, no era forzada pero sí muy nerviosa. Le ayudé a respirar profundo varias veces y fue así como se tranquilizó un poco. Luego de un tiempo el MC dijo que estaba todo listo, así que MinHyuk y yo nos fuimos a nuestros respectivos puestos.
La ceremonia no duró más de media hora, al final HyungWon no pudo soportar más y comenzó a llorar. Quién diría que años atrás estábamos en el instituto sin imaginarnos en esa situación; WonHo y HyungWon casándose, JooHeon y MinHyuk en una larga relación, Kuyng y yo comprometidos, y bueno, KiHyun seguía sin una pareja estable ni compromisos. Aunque el chico que le reparó la computadora estaba junto a él, pensé que quizá el de los tatuajes sería pareja de KiHyun, luego de verlos me di cuenta que mi amigo lo rechazaba constantemente. Al menos en el momento en el que los novios se dieron un pequeño beso.

Los aplausos de todos los presentes llenó la sala, dando paso a la fiesta que se celebraría en el jardín, donde nos sentamos juntos en una mesa redonda -exceptuando, por supuesto a los recién casados-, una mano tomó la mía fuertemente.
-Estoy ansioso, ChangKyunie -habló el rubio muy cerca de mí-. En un mes tú y yo también estaremos casados.
Moví la cabeza en afirmación a pesar de que muy en el fondo de mi ser odiaba que me recordaran muy menudo de mi compromiso, pero era imposible pedir que pararan.
-Yo también lo estoy -respondí finalmente.
Mi vista se dirigió hacia algún punto de la mesa mientras lo veía mi cabeza estaba hecha un lío.

You again [ShowKyun].Where stories live. Discover now