44. Es un combate

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Yo no me fijo en el gesto de Hunter al escuchar aquello, me resulta mucho más interesante el de Jared pues me parece que pronto tendré noticias de una posible discusión entre él y Dawn por el atrevimiento de Hunter Evans.

Nos sumergimos en una clase mortalmente aburrida en la que lo único productivo que hago es jugar con Homer al "veo veo" y al "cuatro en ralla" dibujándolo a lápiz sobre la mesa.

-Lia, te toca- me susurra al ver que había llegado mi turno y yo no me había percatado.

Pasa otra media hora hasta que el abrumador ambiente de inapetencia por la clase se torna emocionante.

-Ten, me ha dicho Chris que te lo pase- me explica Homer entregándome un pequeño papel doblado varias veces para que ocupara menos y pasara desapercibido por el profesor. Lo despliego, no sin antes dirigir mi mirada al chico, sin embargo, él continua mirando hacia adelante y no me ve.

"He comprado galletas de limón"

Le escribo preguntando qué quiere decir con eso y le pido a Homer que le pase la notita. Tarda un rato pero acaba contestándome con otra que me lanza e impacta contra mi frente, lo cual provoca una carcajada por parte de Homer, yo también me rio, pero más por el aspecto de Chris al girarse a toda velocidad para no ser descubierto lanzando el mensaje.

"Pues que si quieres puedo acompañarte a ver a tu abuela, después de todo, dijo que soy un mozo muy encantador"

"Estoy segura de que no dijo eso en ningún momento"-respondo deseando seguir hablando con él.

"Bueno, pero su nieta lo piensa"

"Su nieta solo piensa en salir de esta maldita clase"- escribo cambiando de tema.

"Para ir conmigo fuera"- sonrío inconscientemente pero no vuelvo a responder por muchas ganas que tuviera de hacerlo, no merece la pena seguirle el rollo a Chris, nunca se sabe cómo puede reaccionar y llega un momento en el que eso cansa.

De todas formas, estoy contenta con la proposición de Chris, pues de alguna manera siento que le apetece pasar un rato conmigo y ayudarme con mi abuela. Claro que también puede ser que solo tenga ganas de que nos liemos y todo lo demás solo sean escusas.

La verdad es que si me paro a pensarlo, creo que Chris es una persona muy evasiva, y no me refiero a que pase de todo, me refiero más a que esquiva todo. Siento que conozco perfectamente a todos los que venimos del reformatorio, conozco sus miedos, sus aspiraciones en la vida, sus errores, su vida antes de acabar allí... Ahora incluso de Dawn también, pero de Chris me faltan datos, no necesito saber por qué le internaron allí tanto como me gustaría saber qué quiere hacer después de esto.

Sobre todo porque esa es una pregunta que me martillea la cabeza una y otra vez ¿Qué hay después del internado?

Quedo con él en la entrada del internado y mientras camino hacia allí me convenzo a mí mi misma de mi objetivo para esta tarde ; Conocer mejor a Chris. Además, de esta manera averiguaré con más agilidad si está jugando o no conmigo.

Me espera en la puerta principal con una bolsa negra de deporte colgada del hombro, desde lejos puedo descubrir su impaciencia por como mueve la pierna.

-Oye ¿te pasa algo?- exijo saber saltándome el saludo. Él se gira sobresaltado para mirarme y yo adivino por la expresión de su rostro que algo no va bien.

-Lo siento Lia, no puedo acompañarte hoy- aquello me sienta mal, sinceramente, pero fingiré que no me importa, como siempre. Una rafaga de aire frío entra dentro del recinto del internado y no es hasta entonces que me fijo en el gris matiz del cielo y en los nubarrones que entristecen el paisaje, solo el color verde del pulcro y perfectamente cortado césped de los alrededores destaca entre la negrura. Está apunto de llover.

-Vale, no pasa nada.

-Bien. Te veo a la hora de cenar- y dicho esto sale escopeteado. Al tiempo que le veo alejarse por el recinto, un impulso se enciende dentro de mí. Hoy iba tratar de estudiar mejor el interior de Chris y algo me dice que este preciso instante podría ser la clave de la actual personalidad del chico. No tiene sentido que se ofrezca a acompañarme, y más a sabiendas de lo orgulloso que puede llegar a ser, y luego me deje tirada sin más.

Tengo la corazonada de que si le sigo hoy puedo encontrar la respuesta a muchas preguntas, así que sin pensármelo dos veces, salgo por la puerta en su busca.

No me es muy complicado hayarle, pues solo hay un punto debil en la verja del internado, es la única salida para los que no tenemos permisos firmados. 

Detrás suyo pero manteniendo las distancias, me arrepiento varias veces de desconfiar así, sin embargo, estoy convencida de que debo saber a dónde va con tanta prisa.

Unas pocas gotas empiezan a caer del cielo hasta que se convierten en demasiadas y empieza a calarseme el pelo y los zapatos del colegio.

Chris se detiene enfrente de lo que parece una fábrica abandonada o unos grandes almacenes, de los que proviene mucho ruido, y entra. Yo no me atrevo a hacerlo pero miro por una pequeña ventana recubierta de suciedad y polvo. Allí dentro hay bastante gente subida a una especie de gradas improvisadas que rodean el centro del espacio; un cuadrado dibujado con pintura blanca sobre el cemento.

Entonces le veo, sale de entre la gente, pero su imagen es diferente ala que yo estoy acostumbrada. Para empezar, viste con unos pantalones holgados grises de chándal y tan solo lleva una camiseta blanca básica de tirantes, además, hay algo en su actitud, en su manera de moverse, que es distinta.

Me doy cuenta tarde, no es hasta que otro chaval de una edad parecida a la de mi amigo, se coloca en el centro del cuadrado y Chris frente a él, que comprendo qué hace toda esa gente allí mirando. Es un combate.

No lograba entender qué narices podía empujar a Chris a participar en esas peleas callejeras, solo estaba deseando equivocarme y que él únicamente hubiera entrado allí para ir al baño y salir de nuevo.

Mis esperanzas son destruidas cuando se reparte el primer golpe y es mi amigo quien lo recibe , su cara gira considerablemente y me imagino lo doloroso que tiene que ser ese golpe en el cuello tan solo por la brusquedad del movimiento. No obstante, y para mi sorpresa, el siguiente puñetazo lo da Chris y acierta, el otro chico se tambalea hacia atrás despistando a mi amigo y con carrerilla se lanza hacia él. Ambos caen al suelo pero Chris permanece debajo del cuerpo del otro chaval que no para de atizarle. Veo a Chris sangrar e intentar protegerse con los brazos pero le es imposible.

Escupe sangre y yo ya no aguanto más, tengo que detener esto.

DescontroladaWhere stories live. Discover now