Capitulo 11

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Me levante con cuidado, a pesar de no haber nadie allí Solo una nota excusándose de una nueva reunión. Sonreí, hasta escuchar los crujidos en el suelo. Mire algo extrañada y contuve miles de lagrimas agolpándose en mi rostro.

  Habian cientos de rosas dentro de la habitación, con perfectos tonos rojo vivo, algunas casi vinotintos. ¿El… había hecho esto? ¿Por mi…?

  Camine con dificultad hacia la puerta que tocaban y luego de irar y verificar que solo era del servicio del hotel, abri. Era un chico joven y atractivo. Quedo algo sorprendido ante la cantidad de rosas en perfectos arreglos en el suelo. Trato de hablarme en su idioma, pero negué apenada, luego de cuatro intentos, se decidio por su corto español. Resulta que, mi perfectísimo “jefe” me había enviado desayuno a la cama. Con flores incluidas, mas.

 Aun mas.

 El chico hizo espacio, mientras hacia pasar el carrito dejaba sus coas y muy amablemente se retiraba. El teléfono sono y casi de inmediato corri por el.

 Indiscutiblemente, era mi Fabrizio. 

-          Hola… ¿has dormido bien..?

-          Yo… - me trabe girando a ver las flores – como? ¿Cómo has hecho algo asi?

-          ¿Hice algo…. Que no te gustara…?

Parecía ocupado, o pensativo. Pero de repente asustado.

-          No.. ¡¿estas demente?! Enojada…. ¿enserio? Jamas nadie…

-          Ahora si… - me corto el con una clara sonrisa de victoria.

-          Igual.. no se que decir..

-          Pues, mejor no digas nada. Respondeme un beso por cada rosa.. esa es mi petición…

¡Santo Dios! Me quedaría sin labios!

-          Una rosa… por cada beso…

-          Un beso por cada rosa. – me corrigio el riéndose.

Cerre los ojos avergonzada por mi traba y sonreí apenada.

-          ¿Piensas matarme de felicidad?, porque.. lo estas logrando..

-          Y… ¿si mejor me lo dices en persona?

Gire de golpe dejando caer el teléfono observándolo. Tenia sangre en la boca. Y el pecho rasgado. Aun asi se veía tranquilo.

-          ¿Fab….?

Cai de rodillas intentando alcanzarlo, entonces las piernas me fallaron mientras el iba en mi auxilio, observe alrededor buscándolo hasta que sus manos gentiles fueron a mi rostro.

-          ¡¿Estas bien?!

-          Oh Dios santo.. tu pecho… tu…

Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora