Capítulo 25

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Cuando el terminó de contarnos su hipótesis, había un silencio lúgubre en medio nuestro, que fue roto por las carcajadas del rubio macizo a mi lado, partiéndose de la risa. Todos quedamos fuera de lugar, no era lo que seguramente esperaban que sucediera. La chica estaba toda roja y se lo atribuía a lo irracionalmente guapo que se veía tan ligero de peso, no la culpaba. El chico por su parte, si un poco incomodo porque quizás esperaba le tomara en serio luego de la explicación tan profunda. Yo, por mi parte, jamás y digo jamás lo había visto soltarse el moño delante de otras personas o en público.

- Bueno, si que me parece impresionante la explicación y te concedo que tiene su lógica, pero... Por favor, ya nuestra existencia es bastante fantástica, no le atribuyamos más ficción de la que de por si, ya tiene.

Alcé los hombros como disculpándome con los chicos.

- De cualquier manera, si llega a tener sus dudas, entonces puede que tome enserio mi hipótesis y al resto le interese estudiarla. – Añadió el ofendido, tomando la taza del expresso ya vacía.

- Bien, ¿sabes que haremos? – Me quedé estática, normalmente venia algo feo luego de ello. – Hablaré con Raúl, pesé a no creerme del todo este asunto, cuando llegue el momento en las oficinas de investigación subterráneas, entonces les compartiré tu escudriñamiento y les pediré ahonden en el tema, para evitar... perder oportunidad. ¿Bien con eso?

- ¡¿Oficinas subterráneas?! – Le miré escandalizada. - ¿No estamos en lo más bajo de la Base?

Fabrizio negó, como si se extrañara de no haberme explicado eso antes.

- Tenemos una más profunda que es donde están los laboratorios.

- Si, nunca entendimos porque están a lo último de la sede. – Comentó la chica observándonos mientras nos servía agua.

- Es por seguridad. – Todos le observamos. – Por si alguno se sale de control durante el estudio, tarde más en llegar a la superficie y podamos tener más oportunidades de detenerlo.

Bien, eso si que era ahora un silencio sepulcral.

- Oh. Entiendo.- Trago ella, llevándose la jarra.

- Creo que, iremos a preparar el almuerzo, bueno, y los bocadillos de la noche para el baile.

En unos pocos segundos, ya se habían ido tras las puertas de la cocina dejándonos solos.

Giré y le di malos ojos.

- Ese debe ser un don tuyo ¿no? Si que sabes como hacer huir a las personas.

- Malos ojos, son cariño cielo mío. – Beso la punta de mi nariz, bajándose del taburete y extendiéndome la mano, para poder bajar en una mueca burlona.

No podía pasar mucho tiempo enojada con el, lo amaba y además, el se hacía amar porque era dulce tras esa capa de hierro.

- Momento... - Paré en seco, y el me miro asustado, en búsqueda del daño. - ¿Dijo baile? ¿Hoy?

Rodó los ojos tapándose el rostro escondiendo esa preciosa sonrisa.

- ¿Te he dicho alguna vez que eres demasiado despistada? – Rió suave acercándome hacia el.

- Un par de veces. Si, pero... ¿Cómo que baile?

- Ya lo sabías, creo lo olvidaste, o no se sino te lo mencioné – parecía pensativo – de cualquier forma es por Raúl, a su esposa se le ha ocurrido hacer una reunión al estilo de baile, presentándonos con trajes típicos de nuestros países, en conmemoración de nuestras épocas verdaderas y lo que somos.

Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora