Capítulo 25

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Nos despertó el golpeteo de la puerta, me encontré dormida sobre Fabrizio, y el desperezándose también con mi cabeza sobre sus piernas arropada. Miró alrededor como ubicándose, dándome un beso en la frente mientras iba rápido a la puerta evitando los sonidos levantaran a las mellizas no sin antes ojear por la puerta.

Le oí saludar a la pareja mientras observaba la hora en mi teléfono que marcaba las 4: 39 am; Efectivamente, iban a llegar tarde. Sonreí para Lucía que venia ya sin maquillaje pero muy feliz, si que debió haber tenido una noche maravillosa.

- ¿Les dieron muchos problemas? – susurró acercándose un poco con los tacones en mano mientras yo doblaba la frazada.

- Para nada. Tienes unas niñas maravillosas.

Ella me miró como sorprendida, y luego hacía a la habitación de las chicas.

- No pareciera que estuviera hablando de mis hijas, pero asumo que Fabrizio tuvo que ver, tiene un don con ellas.

- Si, eso si lo aseguro.

Me miro sonriendo, como pensando algo, esperaba dijera algo, pero solo asintió y agradeció el gesto de esta noche con ellos. Cuando pensé lo peor había pasado antes de llegar al pasillo Lu giro y entre las sombras y soltó de espaldas un poco más alto.

- Ojala te salgan como ese bizcochito... buenass nochess. – canturreó.

Cerré los ojos, aguantando la vergüenza mientras Nick y Fabrizio giraban a ella y luego a mí. Con Fabrizio sonriéndome, claramente. Luego de despedirnos del ruso llevaba unos pasos adelante cuando Fabrizio me llevo sobre el hombro haciéndome dar un leve gritillo tapando mi boca por si levantaba a alguien a esa hora.

- No te preocupes dulzura, esta es la hora en que comienzan las actividades dentro de la Base, los más aplicados deben estar en el gimnasio desde las 3 am al menos.

- ¿Tú no tienes que practicar? – Pregunté viendo todo lo demás boca abajo desde mi visión, como si hablar así fuese de lo más normal, como cavernícolas.

- No, yo no debo practicar, pero debo dar clases esta tarde. – Me acordé de los golpes con Nick y me hice la idea que quizás estaba en un rango mayor. – Así, que tenemos exactamente unas 8 horas para descansar, al menos yo, tu señorita debes dormir un poco más.

- Claro que no, además tengo un informe que terminar.

- ¿Se te olvida que yo soy tu jefe? Yo no te pedí ningún informe mentirosita.

Carraspeé mientras entrabamos al ascensor y las puertas se cerraban tras nosotros, sin embargo seguía sobre su hombro.

- Sr. Vittore, tengo por costumbre no comenzar mis investigaciones para el momento en que sean pedidas, tomo mi trabajo muy enserio, por lo tanto siempre tengo mis documentos listos aun antes que usted piense en solicitarlos, esperando solo presionar "imprimir" para evitar aun más la desforestación por documentos innecesarios. Y créame, con usted es poco lo que eso sucede.

El estuvo un rato callado, y no podía ver si sonreía, si se burlaba de mi o si estaba serio pensando en algo. Cuando comencé a preocuparme, me decidí preguntar.

- ¿Fabrizio?

- ¿Te digo algo? – preguntó como si nada cuando las puertas se abrieron de nuevo adentrándonos al pasillo de nuestra habitación.

- ¿Si? – Tanteé.

- No se que me atrae más si tu cerebro, tu cuerpo, o tú lengua tanto para besarme y válgame el cielo, para exponer tu punto. – Dio una leve caricia en mi gemelo derecho antes de llegar a la puerta. Al sentir la caricia, intuí por donde iba a ir esto al pasar las puertas.

Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora