Prólogo

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Corría de la mano con su amado a un lugar en el que nadie pudiera encontrarlos. Ambos con sonrisas genuinas en sus rostros. Sabían que lo que hacían estaba prohibido, pero ellos no podían detener sus desenfrenados corazones. Esos corazones que brincaban de alegría cada vez que estaban juntos.

-Aquí, Innie. Aquí nadie nos podrá interrumpir. -le sonríe con sinceridad y agarra ambas manos del menor sin querer soltarlo.

-¿No podías esperar a la noche como siempre? Sabes que es peligroso que nos vean juntos.

-Todos creen que somos simples amigos. Si nos ven, disimularemos que nada ocurre aquí.

-Bueno, tienes razón. ¿Pero qué es lo que necesitas con tanta urgencia? Nos esperan fuera en el almuerzo. Nos buscarán pronto.

-Lo sé. Por eso seré rápido. -guía ambas manos de su amado hasta sus labios y besa cada una. -Cásate conmigo, Innie.

-¿Qué? -el chico parpadea seguido sin poder creerlo. -¿Hablas enserio? Sabes que eso está prohibido. Dos hombre no...

-¿Dos hombres no pueden amarse? Estoy harto de escuchar lo mismo. No me importa nada. Además, nadie lo sabrá. Seremos nosotros dos, solo nosotros dos. Estoy harto de solo unirnos en las noches de manera carnal. Siento que te necesito de manera espiritual. Te necesito, Jeongin. ¿Aceptarías mi propuesta?

-Yo... -el chico no parece pensarlo mucho cuando asiente de manera energética y con una gran sonrisa en sus labios. -Quiero hacerlo, Hyunjin. Hagamos esto.

-Me haces tan feliz. -Hyunjin suelta sus manos un momento y entonces del bolsillo de su capa azul saca un pequeño anillo. -Esto nos unirá toda la vida. Siempre que lleves esto te encontraré. Incluso te encontraré en la otra vida como en los cuentos que circulan por el reino.

Era un anillo sencillo de plata, pero tenía en el centro una hermosa piedra de lapislázuli en forma de gota. Sencilla pero hermosa. Tal y como es el amor de ambos.

-¿Lo prometes? -dice Jeongin aún sin borrar su sonrisa mientras observa como Hyunjin le coloca el anillo.

-Lo juro. -cuando termina de poner su anillo lo acerca hasta su cuerpo y le da un pequeño beso. Al separse del beso solo lo abraza y le habla de nuevo. -Lo haremos hoy en la noche. Nos escaparemos unos momentos a la iglesia del pueblo y lo haremos. Nos cansaremos.

-Eso haremos. -Jeongin se aprieta con fuerza a Hyunjin. -Te amo.

-Me haces tan feliz. Yo también te amo.

Jeongin solo sonrió y cerró sus ojos unos segundos. Cuando los volvió a abrir entró en pánico y empujó a Hyunjin a su lado. Hyunjin no entendía lo que pasaba hasta que escuchó el grito de su amado y luego solo vio rojo en el pulcro traje blanco de su Innie.

-¡No! -fue lo que gritó Jeongin antes de colocarse frente a Hyunjin y recibir en su estómago la espada que antes apuntaba a su amado.

Jeongin! -Hyunjin alarmado toma a su amado en brazos mientras observa como muere. -No... Jeongin... Innie, no me dejes. No lo hagas. Por favor. -comienza a llorar sin poder detenerlo.

Jeongin solo le sonrió una última vez y acarició el rostro de Hyunjin antes de caer completamente inconsciente.

Había muerto.

-Es una pena. Él no tenía que morir ahora, pero al menos tenemos un peso menos. -dice simple la persona frente a él mientras le sonríe de manera cínica.

-¡Asesinaste a tu propio hermano! -le grita Hyunjin furioso aún sin soltar el cuerpo inerte de Jeongin.

-Si, bueno. Ahora es más fácil acabar contigo. -se acerca de apoco a Hyunjin y este solo mira a su lado el espejo.

De esa manera se vio una última vez junto a su amado antes de que la misma espada que asesinó a Jeongin atravesara su pecho.

Murió al instante y al lado de su amado. Su eterno amor.

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Christopher despertó alarmado, como todas las madrugadas. Siempre se levantaba a la misma hora, tres de la madrugada. Observó el reloj a su lado para asegurarse de que si era esa hora y este marcaba las tres con un minuto. Luego giró al espejo que tenía al otro lado y si, seguía siendo el mismo chico pálido, rubio y ojeroso de siempre. Se tiró a la cama de nuevo y tocó su frente que estaba helada aún con todo el sudor que escurría de todo su cuerpo.

Una vez más no recordaba los nombres que son mencionados en su sueño.

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