Capítulo XVI || Audiencia.

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—¿Cómo te fue? —Preguntó Astaroth tan pronto mis pies tocaron el piso y mis alas se recogieron.

Me encogí de hombros. Él estaba sentado sobre la tapa de un contenedor de basura, con los codos apoyados en las rodillas y las palmas de sus manos acunando su mandíbula.

—¿Qué te dijeron?

—Que me limitara a hacer mi trabajo.

—¿Y ya?

—Dijeron mucho más, por supuesto, pero eso es el resumen de toda la audiencia.

Bufando y rodando los ojos, Astaroth saltó fuera del contenedor y me señaló.

—Estas especialmente insoportable en este momento —dio un par de pasos, quedando a sólo unos centímetros de mi. El calor de su cercanía mueve mi cabello como una brisa de verano: cálida e irregular—. Si no sacas tú cabeza de tú culo te voy a tocar y veremos qué es lo que pasa.

—No lo harías —dije en un susurro.

—¿Estás muy segura? —subió su mano a mi rostro y su uña, sucia, rígida y reseca casi rosaba mi piel.

No lo harías.

—No deberías retarme —entrecerró los ojos—. Puede que te sorprenda...

Bufé rodando los ojos y Astaroth se sonrió. El aire escapándose de entre sus dientes olía a basura.

Parada en el medio de la sala, cuyo límite se extendía hasta el infinito y se fundía con el horizonte, todas las miradas fijas en mí, juzgando cada palabra que salía de mis labios. Mis alas estaban retraídas en mi espalda, aguardando por el peso de mis acciones, mis pies descalzos y sucios contrastaban de forma chocante contra lo limpio del lugar. No era blanco, era algo mucho más cristalino y claro. Mi vestido, raído, sucio y ligero estaba quieto contra mi piel, gracias a la ausencia de corrientes de aire. Todo y todos, excepto yo, tenían una apariencia pulcra, pura y virginal.

—El individuo era un asesino en masa. Cuando le pedí a Astaroth —hubo un siseo de disgusto por parte de uno de los arcángeles ante la mención del nombre del demonio— que lo tocara, no pensaba en su alma ya condenada, ni en las repercusiones que ello podría traer...

—¿Y en qué pensabas? —dijo Dios desde su trono, en el centro de la hilera de jueces alados—

—En salvar a los humanos que aún se encontraban con vida. Sacrificar uno por el bien común...

—Ese es exactamente el problema —Dios se levantó, haciéndome sentir aún más diminuta—. Tú labor es colectar almas, no decidir sobre el destino y la vida de alguien. Debes recordar, Orit, que tus decisiones u opiniones sobre ese aspecto son indeseadas. Interrumpiste el ciclo de la Muerte, creaste una brecha en el destino y ahora hay un desequilibrio.

—Lo lamento muchísimo —bajé el rostro—.

—No lo lamentes, no cometas errores por los cuales tengas que pedir perdón posteriormente, eso funciona con los humanos, para un ángel es diferente, puedes ser desprendida de tu aura, y tu estatus ante la corte celestial y convertirte en un demonio, en un caído, según sea la decisión del jurado —sentenció Dios antes de irse.

Por supuesto, Él es el jefe supremo. Sí Dios participara en un juicio, no querrías estar en su contra...

—Atenderé a mi sentencia como mejor les convenga —acepté mi castigo, dirigiéndome a todos y cada uno de los jueces alados.

—Sí yo fuera tu... Les habría dado los putazos de toda su existencia —dijo Astaroth con sorna.

—Que bueno que no soy tú —sonreí—, de otra forma, ya no tendría mi aura.

—Si para mantener tu aura debes ser una lamebolas —me miró de arriba a abajo—... Prefiero mil veces ser un demonio y no tener que lidiar con esa mierda aristocrática.

—Si alguna vez hubieras estado en el cielo...

—¿Y quién dice que no lo estuve?

Abrí mi boca para volver a cerrarla, presa de la sorpresa. Él se rió secamente.

—Somos caídos, ¿recuerdas? —tocó su sien con un dedo— Todos estuvimos allí y perdimos la aura.

—Pero...

—Por eso no puedo tocarte, te voy a corromper, no porque sea un demonio, sino porque fui un ángel.

Di un par de pasos alejándome de él, sin dejar de mirarlo con el ceño fruncido.

Con una sonrisa extraña, Astaroth señaló en direccion a algun punto detras de mi. Al voltear, solo ví la sucia pared de ladrillos que era la fachada del  edificio tras el que estabamos. Regresé mi mirada a él. Con una ceja levantada, confundida, pregunté de qué se trataba aquello.

—Lilith —aclaró—, dije que te llevaria a ver el exorcismo —asentí levemente, recordando el momento en el que lo dijo, y como pensé que era una broma—. Los hermanos la encontraron, en esa direccion —con un movimiento de cabeza, indicó la direccion con el mentón—, asi que... ¿Vamos?

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He estado S U P E R desaparecia. Pero volví ñaca ñaca y mañana actualizaré otra vez esta historia y en algún punto cercano subiré Scopaesthesia (eso es para ti Jade), pero (vienen las excusas) tenía mucho casi listo sólo de edición y añadir cosillas aquí y allá, y de pronto wattpad decidió que sería buena idea borrarlo absolutamente T O D O y me quedé sin borradores y la cabeza vacía:c #tristepormi

Pero bueno, aquí esta, y disfruten, y tengan un lindo viernes, o sábado, o miércoles, o domingo, o el día que sea cuando lean esto jaja ♥

P.S. Aparentemente, el capítulo no se había subido completo, así que aquí esta (otra vez) #llorando

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