Capítulo Bonus: Anatema (Astaroth POV)

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Ella logró hacer que este infierno se sienta menos como lo que es.

La paz que encuentro en el vértice de su clara mirada no es comparable con nada conocido. Quizás sea gracias a su naturaleza angelical. Su piel, perfecta, parece desprender un leve brillo frente a mi, sus alas calmadas a ambos lados de su espalda, su vestido blanco, rasgado por el tiempo,  y sucio por las inclemencias del clima se abraza a su cuerpo deliciosamente. Sus labios se separan y su voz hace que el fuego a mi alrededor se convierta en una débil llamarada, de un naranja brillante a un azul tenue. El humo, antes salvaje, se vuelve apacible.

–¿Cómo vamos a hacer esto? –preguntó.

Me encogí de hombros, extendí una mano en su dirección y a centímetros de su piel, me detuve. –Déjame tocarte y lo resolvemos.

Ella negó con la cabeza. Y sus alas se extendieron, atentas al peligro inminente. Mi naturaleza demoníaca luchaba contra mis sentimientos. Quiero tocarla. Lo necesito. Pero no puedo hacerlo. No sin su consentimiento. Podría, pero no quisiera que me odiara por eso por siempre. Además del resto de las razones por las que me debería odiar. Como por ser lo que soy, por tratarla como paría, y por intentar condenarla por trabajo. Aunque claro, eso era antes.

Ahora es curiosidad, perversión y deseo.

–Tú no me dejarías tocarte.

Sin más, se elevó del piso y como lo que es, un ser celestial, se fue, dejando tras de sí una corriente de aire provocada por el batir de sus blancas y espesas alas.

Suspiré profundamente y el olor a basura inundó mis fosas nasales. No es que me molestara, estaba acostumbrada a esto. El infierno huele peor. Entiendo por qué Orit se fue así. Ella no está acostumbrada a este entorno de inmundicia en el que tengo que permanecer. Es lo que más se parece a mi hogar.

Entiendo que no me deje sentir su piel, ella estaría condenada, mientras que yo sólo sería un poco bondadoso allá donde ella toque, ella sería completamente corrompida.

¿Qué mierdas estoy haciendo? ¿Intentando estar con un ángel? Por favor, la mariconada más cliché de la existencia. Tanto que me burlé de aquel infeliz que se enamoró de aquella remilgada, y ahora mírame: persiguiéndola cual maldito perro faldero, intento tener cerca su cuerpo. Preguntándome a cada segundo que mis ojos la encuentran si será tan suave y fresca como se ve, si será cálida o si es fría como un témpano.

Preguntándome cómo se vería con la piel oscura y el cuerpo descubierto, condenando almas y dejando que sus impulsos más carnales tomen el control...

Mi pene se levanta tras el pensamiento y no puedo evitar imaginar a Orit en este estado, excitada y lista para cualquier cosa.

Me enfrento a la ridícula situación en la que un tipo es asesinado por un golpe de una silla contra su cráneo debido a una discusión acerca de un vaso de agua. Un simple, puto, jodido y maldito vaso de agua...

Me doy cuenta del tono sorprendido de mi reacción y enseguida siento asco de mi mismo y de que lo bueno de Orit me esté alcanzando. 

Ahora más que nunca, y antes de que toda esta mierda se vuelva una persecución por rescatar mi pútrida alma, tengo que encontrar la forma de hacer que se deje tocar.

La Apuesta.Where stories live. Discover now