24 | Mi Harry

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"No, no, no, no, no..." 

Harry se levanta y camina de un lado a otro por la habitación, pasando una mano por su cabello, una y otra vez, tirando con fuerza de las puntas. 

"No. No, tampoco tú. No, no, no..." 

Me siento en el sillón, dándome cuenta de que he hecho la única cosa que dije que no haría.

Quiero darme una bofetada, correr y esconderme. Pero me quedo en el sillón porque quiero desesperadamente que me diga que estoy equivocada. Pese a que eso pueda significar que soy una paranoica.

Mi Harry seguiría siendo mi Harry, y todo lo demás... bueno, podría tratar con eso.

Sigue caminando antes de parar en seco, mirando a la pared, y sin previo aviso,  golpea con tanta fuerza una foto colgada cercana a él haciendo que caiga al suelo. Lo ignora, sin embargo, me vuelve a mirar rápidamente.

Aguanto la respiración mientras da grandes pasos hacía mi. "Tienes que escucharme. Se lo que parece todo. Es como quieren que sea. Están intentando culparme de todo. Tienes que creerme, nena."

"¿Quién?" Es todo lo que consigo decir.  Su proximidad siempre provocando un efecto en mí, por no hablar de su expresión frenética, exigiendo ligeramente presencia que siempre parece llenar la habitación.

"No te lo puedo decir. Dijeron que-" 

"Quiero un nombre, Harry." Demando, cansada de la falta de respuestas. 

"La único cosa que me evitar de hacerte daño es el hecho de que no sabes. Él dijo que si te contaba, te matarían, Mason." Se acerca y toma mi cara con ambas manos mientras se arrodilla al lado del sofá en el que aún estoy tumbada. "Y no de una manera agradable."  

Quiero creerlo.

"Di algo." Me ruega.

"No sé que decir." Cierro mis ojos, tratando de concentrarme y ordenar mis pensamientos. "No sé que pensar." 

"Pregúntame cualquier cosa, y te explicaré todo lo que pueda." Dice Harry, su pulgar acaricia suavemente mis pómulos de nuevo. 

Mis ojos aún están cerrados, pero con su voz y su suave aliento abanicando sobre mis mejillas, Se que si los abro, me perderé en la intensidad de su mirada. 

"¿Alguna vez has matado a alguien?" Pregunto, abro mis ojos pero no lo miro. En su lugar, me centro en el botón superior de su camisa que está deshilachada, el botón de cuelga ligeramente como si fuera a caer pronto.

"No." Su voz es tensa. "No a propósito."

Asiento, recordando a su hermana, y como él se culpa así mismo por su muerte. "¿Por qué no me puedes contar 'quienes' son?"

"Porque si te lo contara, lo descubrirían y te matarían."

"¿Cómo lo iban a descubrir? No se lo voy a contar a nadie." Hago el error de mirarlo a los ojos.

Y en ese momento siento como si pudiera ver a través de él. En todos los rincones de su mente. Mi labios se abren silenciosamente en temor ante el nuevo descubrimiento y me pregunto cómo podría haber pensado que este hombre era un asesino. No es nada parecido.

Él es mi Harry. 

"Son inteligentes." Responde a mi pregunta anterior, "tan inteligentes que lo sentirían en un instante." 

"¿Por qué no haces algo?" Pregunto, ahora creyéndolo por completo. "¿Por qué no llamas a la policía?" 

"Porque si lo hiciera, ellos se asegurarían de que todas las pruebas me señalara." Suspira, pasando una mano por su cabello frustrado.

Estaba comenzando a comprender la situación en la que me encontraba. Al ver todas estas personas morir a mi alrededor y saber la verdad, pero no ser capaz de hacer una mierda por ello.

 "¿Qué puedo hacer?" Susurro, acariciando su pelo mientras el apoya su cabeza en el sillón al lado de mí.

"No lo sé, nena." Suspira. "No lo sé." 

_______________________ 

"¡Oh, Mason!" Los brazos de Carol están a mi alrededor antes de que pueda entrar por completo en la casa, mi padre no se queda atrás.

Los abrazo, mientras que me vuelve a golpear una vez más que Layla no está, muerta o cagada de miedo.

"¿Habéis escuchado algo?" Pregunto, sin decir su nombre esperando que ellos sepan que me refiero a Layla.

Ambos niegan con la cabeza, los ojos de Carol se llenan de lágrimas ante la mención de su hija. Pero no llora. No, no creo que Carol realmente llore.

Antes de que ninguno de nosotros pueda decir algo más, suena el teléfono. 

Los tres nos quedamos mirando el teléfono que casi nunca suena. El porqué lo tenemos aún no lo sé.

Al cuarto tono, me doy cuenta de ninguno de ellos va a cogerlo.  

Camino con cautela hacia el teléfono, apoyando mi mano en el por un segundo antes de levantarlo y presionarlo a mi oído .  

"¿Hola?" 

Escucho un llanto. "Mason..." 

"¿Layla?" Pregunto.

En un instante, Carol está a mi lado. Luchando por el teléfono.

"Mason, estoy asustada." 

"Layla, ¿dónde estás?" Le pregunto.

"E-en una habitación oscura. H-hay gente aquí q-que quieren que vengas a p-por mí." Ella aún está llorando y es difícil de entenderla.

"Necesito que te calmes, ¿vale? Todo estará bien. Vas a estar bien." Trato de calmarla, mis ojos están llenos de lágrimas pero no dejo que caigan por el bien de Layla.

"Dame el teléfono." Dice Carol bruscamente.

"Dicen que sa-bes, Mason. Di-dijeron que tu lo a-averiguarías."

"Mira a tu alrededor, ¿qué ves?" 

"Es como-" 

"¿Layla?" Digo cuando no continua. "¿Layla?"

"Sería una pena que tu pequeña y bonita hermana muriera, ¿no crees?" 

Conozco esa voz. La he escuchado antes. ¿Dónde? ¿Dónde la he escuchado antes? 

"¿Qué quieres?" Chasqueo, caminando lejos de Carol y de mi padre en dirección al salón. 

"¿Por qué no vienes y lo averiguas?" 

La voz es baja, sin duda de hombre. Con un ligero acento.

"Ho-Horan..." Digo para mi misma. Hago clic. "Tu fuiste quien me drogó." 

"En el parque de atracciones abandonado. A las ocho en punto. Ven sola y no llegues tarde." 

Y entonces la línea se corta.

Obsession H.S  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora