2 | Layla

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Después de conseguir todo lo que necesitaba, me dirigí hasta mi nueva casa -bueno, al menos nueva para mí.

Una vez que hubiera pintado y colocado mis muebles, estaba segura de que comenzaria a sentirse más como mi hogar y menos como una casa.

Escuché al extraño de la ferretería y decidí ir por el azul.

Es un tono muy ligero, pero sabía que en una pared entera el color el color se vería más oscuro de lo que se ve en la muestra.

Junto con la pintura, compré un rodillo, una de esos botes donde donde poner la pintura y cinta para todo el marco de las ventanas y puertas.

Sabía que mi padre tenía estas cosas en algún lado, pero no quería tener que excavar a través del camión de mudanza para encontrarlos. Me imaginé que encontrar una lona para poner en el suelo sería la cosa mas fácil de buscar.

Pasando por las casas en la calle, comencé a preguntarme quien vivía aquí o allá. Cada casa era única y tenía su propio atractivo. Pensé que la de al lado era muy pintoresca, pero parecí incluso más deteriorada que nuestra casa.

"¿Cómo va?" preguntó mi padre viéndome caminar por el sendero.

"Bien, ¿crees que quizás puedas encontrar una lona?"

"Si, te la llevaré una vez que la encuentre" dijo mientras recogió otra caja para llevar dentro.

"Vale, gracias"

Subí las escaleras sorprendiéndome al encontrar a Layla en mi habitación.

"Hey" dije cautelosamente.

Layla tendía a ser un petardo--o más bien una bomba de dinamita. A pesar de ser unos pocos años más joven que yo. Se manejaba como un adulto. Era raro, sin embargo, ya que enseñaba el nivel de madurez que podía tener una niña de su edad.

Layla es guapa, y lo sabe. Es egoísta y no le importa.

"¿Por qué estás en mi habitación?" se sentó en el alféizar de la ventana y miró fijamente a los árboles del patio.

"Es mía" le corregí. "La reclamé primero."

Ella suspiró. Sin mirarme aún "Que mal, ahora es mía."

Ignoré su malcriadez y dejé mis botes de pinturas junto a las cajas que había traído antes, claramente marcado como mío.

Ella sabía que yo quería esta habitación, que era, por su puesto, la única razón por la que ella la quería también.

"Aquí está la lona" mi padre llegó con una gran lona doblada sobre el brazo justo cuando estaba apunto de morder a Layla.

Le agradecí a él antes de que me ayudara a estirarla, ponerla en el suelo y mover alguna de mis cosas fuera del camino.

La lona tenía el tamaño perfecto.

"¿Te va ayudar Layla?"

Eché un vistazo hacía ella que todavía estaba mirando por la ventana y me encogí de hombros, sabiendo que ella no lo haría.

"Bueno, pasensenlo bien chicas. Traeré las últimas cajas tuyas y las dejaré aquí, en el pasillo."

"Vale, gracias, papá" dije antes de que caminara por el pasillo de nuevo.

"¿Qué estás haciendo?" preguntó Layla derrepente.

Estaba sorprendida de ver de que ella me estuviera mirando en vez del patio.
Lo que no me sorprendió fue la mirada de agravación pura que me dio, con una ceja levantada y sus brazos cruzados.

Obsession H.S  (Español)Where stories live. Discover now