Alas y sangre (Editando)

11.- ¿Qué mierda eres?

-Creo que ese color de bufanda combina con tus ojos.- Asentí ajena a lo que Anna estaba diciéndome mientras caminábamos juntas a la salida.

-¿Sabías qué puedo hacer que metas tu dedo por tu nariz y saques tu cerebro?- Volví a asentir en su dirección mirando a los chicos que salían cuidando de no tocarnos como si tuviéramos lepra.

-¿Estás escuchándome?- Anna se paró delante de mí obstruyendo mi paso y choque contra ella, era unos cuantos centímetros más alta que yo y di un paso hacia atrás con la mirada arrepentida.

-Lo lamento, es que estoy...-

-En las nubes, ya lo sé. ¿Vas a llevar eso con Heather?- Asentí con la cabeza mirando los libros en mis manos, pesaban una tonelada. -Deja de hacer eso, pareces retrasada.- Iba a asentir de nuevo pero me contuve ahogando una risa. Ella también pareció querer reírse y beso mi mejilla dejando su pintalabios violeta oscuro en ella. -Dale mis condolencias.-

-Claro, adiós.- Mire como se alejaba perdiéndose entre la multitud. No pude prestar atención a ninguna clase pensando en Monick. ¿Qué le habrá ocurrido a esa chica? ¿Por qué los Collingwood estaban implicados en su muerte? Era como si tuviera piezas frente a mí que pertenecían a diferentes rompecabezas, no encajaba y no tenía coherencia. Había algo que se me escapaba, ¿pero qué podía hacer? Ni siquiera podía diferenciar la realidad de la fantasía y preguntarlo me hará parecer una tonta. "Oye, ¿las paredes no se están moviendo, verdad?" Si, claro. Me tacharan como la loca de la escuela y solo había una en este pueblo. ¿Ya les dije que extrañaba Miami? Nunca me cansaría de repetirlo, como si eso me llevará de vuelta hacia allá.

Me quede estática, mis músculos se tensaron y me di la vuelta regresando a la escuela. Estaba en blanco, no le decía nada a mis piernas, ellas se movían solas hacia alguna parte. Choque contra varios cuerpos que deseaban salir mientras yo me adentraba y no me importó, solo seguí caminando hacia adentro de la escuela cuando ya habíamos salido. No sabía a dónde estaba yendo hasta que entre en el baño de mujeres de la primera planta. Empuje la puerta y entre.

Deje caer los libros a mis pies sin importarme en absoluto y también mi mochila donde estaban mis pastillas y mi celular. Me acerqué a él lavamanos y me mire en el espejo. Parecía un espejo de los que hay en la casa de la risa porque las paredes se empezaron a mover, achicándose a mi alrededor.

Abrí el grifo mojándome la cara con agua. Tenía que controlarme. Esto no era real, no era real, no era real. Seguí repitiendo eso en mi mente y cuando abrí los ojos mirándome de nuevo en el espejo, el baño había desaparecido. Detrás de mí no se veían los cubículos, habían árboles, tierra e insectos y pájaros volando entre las gruesas ramas. Empecé a respirar con dificultad. Cerré los ojos de nuevo apretandolos para volver a la realidad.

Pero cuando los abrí, hasta la parte de enfrente había desaparecido, estaba rodeada de bosque, olía a pino y a humedad. Me agaché por mi mochila y así poder tragarme el bote entero de pastillas si era necesario pero la mochila ya no estaba. Empecé a olvidar donde me encontraba antes del bosque.

Di un paso hacia atrás y una rama crujió bajo mis pies. Cuando me di la vuelta para correr de regreso a la carretera choque contra un cuerpo. No tuve ni siquiera la oportunidad de ver su rostro porque una mano fría y fuerte se abrió paso hasta mi garganta. Me levanto agarrándome del cuello y mis pies ya no tocaban el suelo. Le patee el estómago y su mano me soltó por una milésima de segundo, ese fue el tiempo suficiente para poder correr.

Choque contra otra cosa, cuando miré no había nada pero mis manos la sentían. Era como una pared invisible, deslice mi mano hacia abajo y sentí la perilla entre mis dedos.

¡Aún seguía en el baño!

-¡Ayuda! ¡Por favor!- Grite pateando la puerta invisible cerrando los ojos, no mire hacia atrás pero lo sentía observarme. Una fuerte mano me jaló hacia atrás haciendo que me cayera y aunque mis ojos vieron que caí en el lodo, solo sentí las baldosas del baño. Cerré los ojos obligándome a despertar o lo que sea que esté ocurriendo.