Prólogo

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Desde el primer día en que se dio por enterada de su embarazo, sabia que los problemas se avecinarían sobre ella. Peor aun, sobre su amado...sobre su hijo.

El amor los había juntado, los había envuelto, había hecho que se amaran uno al otro de una forma prohibida, y finalmente había sido su perdición. Y ahora tenían que enfrentar sus errores en el cielo, donde los condenarían de acuerdo a sus errores. Pero no podían permitir que su hijo cargará con culpa, solo era una bebé, un ser inocente, producto del amor traicionero de sus padres.

Mirando a hacia los ojos de su amado, deseó con gran intensidad poder regresar el tiempo y hacer las cosas bien. Pero el daño estaba hecho y era irreparable.

Ambos morirían. 

Pero ignoraban algo.

Los ángeles no mueren, vuelven al lugar de donde vienen.

No quedaba mas remedio que profanar sus espíritus dirigiéndose a una zona prohibida.

Descendieron, extendiendo sus alas llameantes hasta la Tierra, al mundo de los mortales. Un lugar cruel y egoísta, sin amor. Su última esperanza.

Sintieron pesar en sus alas cuando tocaron la tierra. Era algo sumamente fuera de lo normal, era contra las reglas y ellos las habían roto una por una.

Lo tenían todo planeado, habían visto a la persona correcta, conocían su corazón y sus pensamientos.

Abajo, en la Tierra, las personas solo veían como dos personas aparecían casi de la nada cuando nadie prestaba atención. Se veían casi como dos humanos comunes y corrientes a excepción de que ninguno les podía quitar la vista de encima. Todos lo notaban; era algo inusual y lo sentían.

Caían gotas de lluvia sobre ellos y el tiempo se detuvo con un parpadeo.

La lluvia dejo de caer, las abejas dejaron de zumbar para protegerse del chubasco, las personas dejaron de caminar y los corazones de palpitar.

Se acercaron a aquella casa con el bebé en brazos, uno que ya no poseía alas, uno ajeno al peligro que lo asechaba. Dejaron a la criatura en el suelo, frente a la puerta. El único mortal al que creían que sabría cómo hacerse cargo de su hijo, al que le dieron el honor de protegerle cuando ellos ya habían fallado en ello, hasta que el bebé se hiciera mayor y supiera defenderse por sí mismo. Lo besaron, despidiéndose hasta tiempo indefinido, no sólo de su cuerpo, si no de su alma, de su espíritu que no pertenecía a este mundo. Solo esperaban que no se corrompiera, que supiera cómo regresar a su hogar, si es que sobrevivía y si es que aún tenía uno.

Esto era lo que pasaban cuando dos arcángeles, de más alto rango dejaban que un sentimiento egoísta creciera en su interior pudriendo su alma de aquella forma devastadora cuando ellos creían que era amor. Esto, el bebé que dormía, era lo que ocurría cuando le daban la espalda a su raza, a sus semejantes. Un bebé que desafiaba todo poder, incluso al ángel más poderoso, un bebé que podía acabar con toda su raza y por eso lo abandonaron...

Dejándolo entre mortales.

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Nota de la autora:

¡Aquí estamos de nuevo!

Esta es otra historia, obviamente, que es muy diferente a las que he escrito, si es que ya las han leído y si no, les invito a que lo hagan.

Pero no sólo soy yo escribiendo esta historia que espero que les encante, si no que cuento con todo el apoyo de Annaa_Ceciliaa que ha tenido la paciencia de ayudarme con todo.

Les agradezco que le den una oportunidad, haré que no se arrepientan.

Nos vemos en el próximo capítulo, que subiré la siguiente semana.

Atte: Sra's. Maddox, Cipriano, Grey, Mellark, Odair, Walker, Eaton, Black, Romanov, etc, etc, etc.

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Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now