S E S E N T A Y D O S

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«Hayley»

—Te traje ropa— dijo Matt apareciendo por la puerta y me puse de pie —Hey tranquila, no te apresures— dijo mientras me tomaba del brazo.

Hoy iba a ser el día en que me daban de alta y volvíamos a la cabaña; siento que he pasado una eternidad en este hospital y he estado aquí solo día y medio. Y todo por el estúpido de Nash.

—Ya, si puedo sola— dije mientras me soltaba de su agarre y caminaba hasta el baño de la habitación.

—Si tienes problemas, puedo llamar a Lilly— dijo desde el otro lado de la puerta. No quería que viniera ella, aún sigo enojada por su comportamiento actual, ya casi no la reconozco.

—Yo puedo dije— dije algo frustrada porque me costaba mucho quedarme de por mucho rato.

—¡Terca!— me dijo y rodé mis ojos.

—¡Lo sé!— le grite de vuelta —Mierda— me quejé por el dolor de cabeza, que se sentían como si me estrujaran la materia gris que tengo por cerebro. Miré la ropa que Matt me había traído y sonreí de lado.

Era la combinación de ropa más fea que he visto, y eso que yo no tengo sentido de la moda. Nunca más los dejo acercarse a mi closet.

—Al menos lo intentó— me consolé en voz alta. Me coloqué la ropa con algo de dificultad y luego salí a  duras penas caminando del baño.

—Señorita Thompson, la doctora dijo que no debía ponerse de pie— la enfermera se acercó con una silla de ruedas.

—Le dije lo mismo, pero ella hace lo que quiere— dijo Matt sentado a un lado de la camilla con su mirada en su teléfono.

—Venga, tome asiento, la doctora vendrá en unos segundos— apuntó al artefacto del demonio, alias “la silla de ruedas", y rodé mis ojos para sentarme a regañadientes. Odio esto, me siento inservible

—No entiendo por qué necesito la silla de ruedas, camino a la perfección.

—No es cierto, caminas tres pasos y te dan ganas de vomitar— fulminé con la mirada

—Odio estar así, inútil— me quejé otra vez, y vi como la doctora entraba a la habitación.

—Supe que el adulto a su cargo llegó, ¿no es así?— preguntó la doctora y asentí —Joven, ¿puede ir por el adulto a cargo?— le preguntó la doctora a Matt.

—Eh.. ¿Cameron?— preguntó y lo miré con una ceja alzada.

—No Matthew, a August— respondió obvia y él me miró algo divertido y se puso de pie para salir de la habitación, para que a los segundos llegara mi tío.

—¿Señor Thompson?— le preguntó la doctora y el asintió.

—Así es, soy August— dijo estirando su mano y la doctora la estrechó.

—Un gusto. Bueno, Hayley aún sigue delicada, los mareos no se han detenido y su capacidad motora probablemente se verá afectada durante estos días, por lo que le recomiendo que use la silla de ruedas por tres días o más, si sigue con problemas de movilización— dijo la doctora y puse mis ojos en blanco.

Lo que me faltaba.

—Está bien. ¿Algo más? ¿Para el mareo?— preguntó August.

—Para el mareo unas pastillas cada 8 horas durante 5 dias, y si presenta convulsiones o desmayo, traigala inmediatamente de vuelta a la clínica o a la institución médica más cercana— dijo la doctora explicándole a August, mientras anotaba en su libreta —No actividad física en una semana, y definitivamente prohibido acercarse a árboles viejos— me dijo y asentí algo molesta.

My lovely Idiots |Magcon boys|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora