C I N C U E N T A Y N U E V E

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«Hayley»

Me senté a lo indio en el sofá y me dediqué a tomar desayuno sola en la sala de estar, pues todos se estaban bañando, o algo así.

Solo yo y mi tazón de cereales en el sofá.

—Buenos días Hayley— dijo Aaron bajando los escalones, solo con su pijama al igual que yo.

—Buenos días Aaron— le dije fingiendo una sonrisa, pues lo que menos podía hacer ahora es sentirme feliz.

—¿Que comes?— preguntó acercándose a mí y examinó mi plato de Apple Jacks con leche, para luego hacer una mueca —¿Hay algo más para desayunar?— preguntó y alce mis hombros.

—Probablemente— dije desganada mientras me llevaba una cucharada de mi cereal a la boca. Él antes de ir por algo de comer a la cocina, me miró unos segundos y se sentó a mi lado.

—¿Ocurre algo, Hayley?— me preguntó y lo miré extrañada.

—No, ¿por que lo dices?

—Porque estas desanimada, y tu siempre... Bueno, no siempre, andas sonriendo— dijo mirándome y sonreí.

—Es que es muy temprano y tengo sueño, solo eso— dijo y me miró extrañado.

—¿Por los truenos de anoche?— me preguntó y suspiré.

—Sí, eso... los truenos de anoche— dije dándole la razón y él asintió.

—Yo tampoco pude dormir mucho por eso. ¿Crees que siga lloviendo?— preguntó poniéndose de pie y abrió la cortina, para encontrarse con un hermoso y despejado dia.

—Que clima tan extraño— dije frunciendo mi ceño y Aaron asintió.

—Lo sé. Bueno, yo voy a servirme algo de desayuno— dijo desapareciendo por la cocina.

No le dije nada, solo me quedé como indio en ese sofá, no tenía planes de moverme de ahí.

Después de unos minutos escuche unas risas escandalosas y vi a Hayes bajar corriendo seguido, o mas bien dicho perseguido, por Carter, quien corría solo con unos calzoncillos.

—¡Devuelveme mi ropa!— grito el chino persiguiendo al pequeño, y este soltó una carcajada para luego ambos desaparecer por el patio trasero. Solté una risita al ver esa escena, y me quedé mirando la puerta del patio trasero, hasta que tocaron el timbre.

¿Quién toca la puerta a esta hora?

Me levanté desganada del sofá, del cual dije que no me iba a levantar nunca jamás en la vida y me dirigí hacia la puerta principal.

Al abrirla, me encontré con una chica un par de centímetros más alta que yo, pelo muy ruloso y unos lindos ojos verdes que en mi vida había visto.

—¿Hola?— le dije extrañada, mirándola con el ceño fruncido.

—Amh, hola. ¿Está Jack?— preguntó y la miré confundida y preocupada.

—Eh... Tu no eres Madison— le dije algo obvia, sin intenciones de dejarla pasar.

—¿Madison? Jack no me dijo nada de alguna Madison— dijo ella frunciendo su ceño y yo solo quería cerrarle la puerta para dejar de ver su linda cara —¿No está Jack Johnson?— preguntó y abrí mis ojos como platos.

—Ah, ese Jack— dije mas para mi misma y entré un poco a la cabaña, para luego devolverme hacia ella —¿Cuál es tu nombre por cierto?— le pregunté.

—Soy Michell— dijo y estoy segura que toda mi expresión facial cambio drásticamente a una de decepción y seriedad.

Ahora todo cobra sentido.

My lovely Idiots |Magcon boys|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora