Capítulo 7

461 25 1
                                    

"Aprendí que no se puede dar marcha atrás,

que la esencia de la vida es ir hacia adelante.

La vida, en realidad, es una calle de sentido único."

Agatha Christie

.
Castle estuvo casi diez días sin aparecer por la comisaría. Saber que Kate estaba embarazada cuando murió lo sumió de nuevo en una profunda tristeza. Martha, lo miraba preocupada, lamentándose que aquel hecho volviera a alterarle, ahora que parecía que empezaba a recuperarse un poco. Alexis vino de Columbia a quedarse unos días, había terminado sus exámenes exitosamente, y pensó en pasar ese tiempo con su padre. Venía decidida a organizar varias actividades padre – hija, a ver si así conseguía animarlo un poco.

Cuando lo vio otra vez tan decaído, se preocupó y fue cuando su abuela, le contó lo de la ecografía que había encontrado en casa de Kate. Alexis lo sintió mucho y se le hizo un nudo en la garganta. Se dirigió al despacho donde su padre permanecía sentado delante del ordenador, mirando al vacío.

La abuela me lo ha contado – dijo acercándose a la mesa.

Iba a ser padre otra vez – suspiró Castle – yo quería tener hijos con Kate, pero pensé que quizás aún no estuviese preparada.

Lo sé – dijo Alexis – y lo siento mucho – se le saltaron las lágrimas – de verdad papá, me hubiese encantado tener un hermano.

Quise hacer las cosas en orden – siguió Castle a lo suyo – primero pedirle que se casara conmigo y ya luego tener hijos, pero no me dio tiempo, me la quitaron antes de que ni siquiera pudiese darle su anillo de compromiso.

¿Le compraste un anillo a Kate? – preguntó Alexis sorprendida – ¿Ibas a pedirle que se casara contigo?

Se lo iba a pedir por nuestro primer aniversario, ese era mi regalo, yo le pediría matrimonio y ella me iba a decir que iba a ser padre – suspiró audiblemente – y en solo unos minutos mi vida se fue a la mierda. Ojalá hubiese estado en ese coche con ella.

No digas eso papá – sollozó Alexis – puedo entender lo mal que lo estás pasando, pero yo también te necesito, no sé qué hubiese sido de mí, si te hubiese perdido.

Castle alzó la vista y miró a su hija, que lloraba sin ningún tipo de recato y se le partió el alma. Su niña no tenía la culpa de su desesperación. Se levantó y se acercó a ella para abrazarla.

Lo siento cariño – le dijo mientras la besaba en la cabeza – no me hagas caso.

¿Por qué no te arreglas y te vienes a dar un paseo? – le preguntó – hace un día precioso, anda anímate.

No tenía ningunas ganas de salir a la calle, pero Alexis no tenía la culpa y además le vendría bien un poco de aire.

Vale, voy a ducharme y me arreglo para salir.

Mientras yo se lo digo a la abuela, por si quiere acompañarnos – y salió del estudio en dirección a la cocina.

Castle entró al baño para ducharse y afeitarse, había vuelto a descuidarse en su aspecto personal. Tardó alrededor de media hora, pues una vez debajo del chorro de agua caliente dejó volar su imaginación recordando las veces que había hecho el amor, con Kate en esa misma ducha.

Cuando salió de su cuarto al estudio, ya vestido y como era habitual en él en los últimos tiempos, de riguroso negro, le sorprendió oír voces en el salón de la casa. Y más se sorprendió cuando vio a Lanie y Esposito sentados en el sofá.

¡Hola chicos! – saludó – ¿Qué os trae por aquí?

¡Tú, nos traes por aquí! – dijo Lanie un poco exaltada – ¿se puede saber por qué has desaparecido sin decir nada?

Mi vida sin tiWhere stories live. Discover now