Capítulo 3

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"Lo que no me mata,

me hace más fuerte"

Friedrich Wilhelm Nietzsche


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Los policías que lo vieron entrar en comisaría lo saludaron con cariño. Él tomó el ascensor y subió a la planta de homicidios. Ryan y Esposito trabajaban en sus mesas y no advirtieron su llegada hasta que un escueto: "¡Hola chicos!", les hizo levantar la cabeza.

¡Hola Castle! – dijo Ryan que se levantó de inmediato y lo sorprendió con un abrazo – ¿Cómo estás tío? – dijo mirando con pena el lastimoso estado del escritor.

Y es que Castle, había decidido vestir únicamente de negro. Nunca había sido amante de los colores estridentes, pero ahora no se sentía con ánimo de ponerse nada que no fuese negro. Esa falta de color en su vestuario, así como la evidente pérdida de peso y las ojeras, debidas al poco sueño, lo hacían estar en un estado lamentable.

¡Hola Castle! – lo saludó un serio Esposito, que primero le dio la mano para terminar abrazándolo también – ¿Qué te trae por aquí?

Castle había respondido a los saludos, sin apartar la mirada de su mesa, que seguía igual que si Kate siguiera allí con ellos. Esposito que había seguido su mirada, le dijo:

Todavía no han mandado a nadie para que la sustituya y sus cosas siguen ahí, no hemos sido capaces de quitarlas, esa siempre será su mesa.

Será mejor que me lleve todo esto – y lo primero que hizo fue retirar la silla que estaba al lado de la mesa y que usaba él, llevándola a donde había estado siempre.

Como quieras – dijo Ryan – te traeré una caja.

Durante un rato observaron como metía en la caja los elefantes, los marcos de fotos, las cajitas y los bolígrafos, para ver como después abría los cajones y sacaba varios objetos, entre ellos el muñeco de palitos que hizo con su padre en Coney Island. Luego fue a la sala de descanso y cogió la taza azul que él le regalase. No es que tuviese mucho valor, pero no quería que hubiese nada de ella rodando por la comisaría.

Cuando terminaba de recogerlo todo, llegó Gates que al verlo allí se acercó a saludarlo.

Señor Castle, ¿Cómo se encuentra?

¿Usted qué cree? – respondió de mala manera, pues seguía resentido con ella, porque no le había dicho que Kate estaba en peligro.

Siento mucho todo lo que ha pasado aunque usted no lo crea – dijo Gates – imagino por lo que estará pasando, yo también he perdido a personas que quería.

Discúlpeme por haberle contestado así – dijo Castle – sé que no es culpa suya capitán, es solo que no puedo dejar de pensar que si lo hubiese sabido, podría haberla ayudado de alguna manera – dijo con un suspiro.

¿Quiere pasar un momento a mi despacho? – lo invitó, pues no quería hablar allí delante no solo de Ryan y Esposito, sino de otros policías.

Castle la siguió hasta su despacho y se sentó en una silla después de que el capitán lo invitara a tomar asiento.

¿Sabe ya quienes atentaron contra la vida de Becket, señor?

No, no lo sé – mintió al escritor, pues sabía que si le decía que había sido Bracken era capaz de liarla y hacer que todo lo que estaban llevando a cabo se fuese al traste.

¿Pero la investigación no ha avanzado nada en este tiempo?

Lamentablemente no hay investigación, no hay caso, para todo el mundo la inspectora Becket y su padre murieron en un accidente, por eso no hay investigación abierta.

Mi vida sin tiWhere stories live. Discover now