Capítulo 6

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"Piensa en todo aquello que tienes y no en lo que te falta"

Anónimo

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Las dos últimas novelas de Nikki Heat, pronto se convirtieron en el número uno en ventas. Castle se vio obligado a dar más entrevistas de las que quería, pues lo invitaron a varios programas de televisión. La situación por la que estaba pasando, que se había filtrado a la prensa, sin él quererlo y su aire triste, despertaron gran morbo en una amplia mayoría de lectores, sobre todo entre el público femenino, aunque eso era lo último que él hubiese deseado que pasase.

Estaba más que harto de llamadas, entrevistas y sesiones de fotos. Se lo había dicho a Gina y sobre todo a Paula, que era su publicista, pero estas estaban encantadas con toda esta fama y le decían a Castle, no sin falta de razón que era él mismo quien estaba provocando todo este fenómeno publicitario.

Se habían formado clubs de fans por internet, cuyo fin era consolar al triste y solitario escritor, y es que para gran disgusto de Castle, su nombre había vuelto a salir en la lista de los solteros más codiciados, del "New York Ledger", en está ocasión ocupando el quinto lugar y todo a causa del interés enfermizo suscitado por la muerte de Kate.

Cada vez que tenía una entrevista o una sesión de fotos, ponía su mejor cara de póker y como si fuese el mayor de los sacrificios se prestaba a hacerlo. Paula llegó a reñirle, pues alguna vez contestó de malas maneras a alguna pregunta imprudente, pero eso lejos de darle mala publicidad, aumentaba el interés pues se le disculpaba su forma de comportarse debido al mal momento por el que pasaba.

Alexis estaba de exámenes y pasaba la mayor parte de su tiempo en el campus, pero Martha no quería dejarlo solo y estaba presente en todo momento, sabía lo mal que lo estaba pasando. Una mañana Castle leyó por equivocación una carta dirigida a su madre, en la que la invitaban a participar en un seminario de teatro en Boston. Martha no le había dicho nada, pues no tenía pensamiento de asistir, pero su hijo, le insistió tanto que al final y un poco a regañadientes, se decidió a hacerlo.

Lo llamaba a cada poco, como temerosa de que algo le pasara, mientras ella no estaba. Castle, armado de una gran dosis de paciencia le contestaba de la mejor de las maneras, agradeciendo en el fondo que su madre estuviese tan pendiente en todo momento. Realmente no sabía que habría sido de él, si Martha no hubiese estado ahí para cuidarlo y consolarlo.

Su trabajo en la comisaría seguía sin dar frutos, más de una vez Gates lo mandó a la escena del crimen con los chicos, alegando que necesitaba que le diera el aire. El capitán no podía evitar sentir lástima por ese hombre que parecía no ser capaz de superar la pérdida de Becket.

Un día acompañó a Ryan y a Esposito a la morgue y una triste Lanie, le dijo que entendía que volviese a rehacer su vida, ahora que Kate no estaba, pero que a ella le costaba mucho verlo con otras, la cara de sorpresa que se le puso fue tal, que la forense le tendió un diario, abierto por una determinada página.

Ves, aquí te relacionan con la soltera número siete, por la foto que os hicieron en la gala benéfica de la otra noche – dijo Lanie señalando el artículo del periódico – lo siento, pero todavía recuerdo lo mal que le sentó a Kate cuando saliste la otra vez en la lista de solteros más famosos.

No es lo que parece – dijo compungido sentándose en un taburete que allí había – es todo marketing publicitario – intentó explicar – parece que a determinado público le llama la atención el dolor ajeno, estoy harto de todo esto, le he dicho a Gina y a Paula, que no quiero más publicidad ni artículos morbosos, que sigo soltero, pero que no estoy disponible – y para gran consternación de Lanie, Esposito y Ryan que lo miraban asombrados, se echó a llorar – si hubiese sabido que pasaría todo esto, no hubiese escrito los malditos libros.

Mi vida sin tiWhere stories live. Discover now