Llora hijo, llora todo lo que quieras, eso te hará bien.

¡Ay mamá!, nunca voy a superarlo, no puedo acostumbrarme a vivir sin ella.

Richard, perder a alguien es una experiencia terrible, pero el tiempo pasa y poco a poco te irás acostumbrando – le dijo su madre mientras lo besaba en la frente – algún día la recordarás sin que te duela y serás feliz.

Nunca volveré a ser feliz – dijo de manera categórica.

Claro que sí, hijo, volverás a serlo. Y ahora tómate el desayuno, lávate la cara y ve a la comisaría, tener la mente ocupada te vendrá bien.

Se obligó a desayunar y ya un poco más repuesto salió de su casa. Llegó al cementerio, y como se había hecho ya costumbre, le llevaba una rosa roja. Cambió la del día anterior por la que le llevaba fresca y se sentó a hablar con ella, para contarle entre otras cosas, que ese día volvía a la comisaría y que no saldría de allí hasta que no diese con sus asesinos. Luego sacó su Iphone y como muchas otras veces, estuvo un rato mirando las fotos que allí tenía, sobre todo las últimas que se hicieron juntos. Después de un par de horas, se levantó y puso rumbo a la 12th.

Cuando llegó, ya Gates le tenía preparado trabajo para hacer. Le dijo que le habían buscado todos los casos que había llevado Becket. La idea era que los revisase, y apartar todos aquellos que habían llevado al culpable a la cárcel. Luego informarse si estos, seguían encarcelados, o si estaban en libertad condicional o si bien, ya habían cumplido su condena. Debería hablar con los agentes de libertad condicional de todos ellos, o localizar a los que ya estaban libres.

Gates sabía que era una ardua tarea sin ningún sentido, y que para lo único que serviría, sería para actualizar los archivos de la comisaría, pero quería mantenerlo ocupado. Bastante tenía ella con todo lo que llevaba entre manos.

Bajó al sótano para ir al archivo y de nuevo lo embargó la melancolía y lo asaltaron los recuerdos. En una de aquellas salas llenas de trastos, tuvieron un intenso encuentro amoroso para aliviar un calentón que les entró en mitad de una investigación que los tuvo ocupados hasta las tantas de la noche. En el archivo le enseñaron un montón de cajas. Cuando vio tantas se desanimó bastante, pero luego pensó que ya no le quedaba más que hacer en esta vida que luchar para hacerle justicia a Kate, pensando en como se sentía ella cuando luchaba por hacer justicia a su madre.

El oficial encargado del archivo le prestó un carro que utilizaba para trasladar las cajas de un lado a otro. Eso hizo él, llenarlo de cajas, pero antes de subirlas pensó que eran tantas que no sabía donde podría ponerlas. Volvió arriba y llamó a la puerta de Gates, que le dio paso, preguntándole que quería. Él simplemente le pidió permiso para subir las cajas a la sala de descanso, a lo que el capitán le respondió que podía usar la mesa de Becket si quería.

Castle la miró horrorizado, aquella propuesta del capitán le había parecido una autentica profanación de la memoria de Kate. Al ver su cara de espanto Gates le dio permiso para que se instalara en la sala de descanso.

Salió del despacho y se encaminó de nuevo al ascensor. En varios viajes subió todas las cajas que colocó contra la pared de la salita. Cogió la primera y la abrió, sacando la primera carpeta de documentos, a nombre de Raymond Kelly que había matado a su socio, por un asunto de drogas. Empezó a leer y se sumió en la investigación.

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"El crepúsculo de la desaparición

lo baña todo con la magia de la nostalgia"

Milan Kundera

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Estuvo dos semanas escondida en el piso franco. Allí mismo les tomaron fotos, y en unos días les llevaron un sobre con toda la nueva documentación con sus falsas identidades.

Mi vida sin tiWhere stories live. Discover now