09

130 10 6
                                    

El sábado llegó, el día que Kaito y yo habíamos quedado con las chicas para ir al nuevo centro comercial. Nos levantamos temprano para empezar a prepararnos, ya que habíamos acordado ir por la mañana temprano.

Lo cierto es que la noche anterior no había dormido muy bien. Me dolía la cabeza y además, estaba un poco nerviosa por lo de la quedada. Nunca en mi vida había quedado con nadie de esta forma. Esto era muy nuevo para mí, pero si era al lado de Kaito, tenía ganas de hacerlo.

Al llegar a la fuente central, las chicas nos saludaron.

     —Buenos días —balbuceé en un bostezo.

     —Mikaru estaba tan ilusionada que no ha dormido nada.

     —¡Kaito...! —grité, avergonzada.

No tenía que delatarme de esa forma, jo...

     —Nosotras también tenemos una así. —dijo Rina señalando a Luchia, quien también tenía cara de sueño.

[ . . . ]

     —¡Hala! Así que este es el nuevo centro comercial —exclamé, admirando hacia todos lados.

     —Ven, vamos a enseñarte una tienda, Mikaru —dice Hanon, cogiéndome del brazo y llevándome a dicho sitio.

Rina nos siguió. Entramos en una tienda de ropa muy grande. Había todo tipo de prendas. Nos dirigimos a unas vitrinas que exponían pulseras.

     —Este color te quedaría genial —aconseja la peliazul enseñándome una pulsera dorada.

     —Pues a mí me gusta más el verde —opina Rina.

     —Yo prefiero el azul —digo, cogiendo una pulsera de ese color.

     —¡El azul es mi color!

     —Tranquila, Hanon —dice la peliverde—. ¿Qué te parece esta, Mikaru?

     —Voy a preguntarle a Kaito.

Estaba indecisa. Había demasiados colores y patrones distintos, y echaba de menos a Kaito. Cuando él estaba conmigo, me sentía mucho mejor. Además, ya llevaba varios minutos fuera, con Luchia. Estaba preocupada...

¿Y si al pasar tanto tiempo con ella recuperaba sus recuerdos y me abandonaba? No podría soportarlo. Kaito se había convertido en mi mundo. Lo agarré del brazo y me lo llevé a la tienda conmigo, entonces le enseñé una pulsera plateada con adornos rosas.

     —Si te gusta, me la compro.

     —Te queda muy bien.

     —¿Por qué no te pruebas tú una?

     —Ah... Yo paso —respondió después de reír un poco.

     —¡Que sí! ¿Qué te parecen estas?

Cogí dos pulseras y se las enseñé a Luchia.

      —Luchia, ¿cuál crees que le quedaría mejor a Kaito?

     —Vamos a ver... Yo creo que esta. —Señaló la plateada.

     —Pues yo creo que esta es perfecta para él —dije, alzando la que tenía un adorno azul—. Sí, desde luego esta es la tuya, Kaito.

¿Fui en contra de Luchia a propósito? Bueno, realmente creo que la que dijo ella le quedaba peor a Kaito, pero mejor para mí.

Poco tiempo después, nos adentramos a la sección de ropa.

     —¿Qué te parece esta camiseta? —le pregunto al peli-naranja.

     —¡Eh, Mikaru! —Hanon se acercó—. ¿Quieres ayudarnos a Rina y a mí a elegir unas minifaldas en la tienda de al lado?

     —Sí, pero antes tengo que ayudar a Kaito a elegir su ropa.

De pronto, apareció Luchia en medio de nosotros, de manera muy brusca, y agarró una camiseta de color azul oscuro. Luego dijo:

     —Esta es bonita, ¿no crees, Kaito?

No quiero que ella se interponga entre nosotros. Como dije antes, me da mucho miedo que Kaito se distancie de mí porque se interese más en ella, y más sabiendo que antes del accidente tenían algo.

     —Esa es muy simple... Kaito quiere otro tipo de ropa —Agarré su mano—. Ven, vamos a mirar esas chaquetas de allí.

Me lo llevé lejos. No quería pensar mal de las chicas, pero estaba empezando a sospechar que todo esto de querer conocerme más era solo una tapadera para emparejar a Luchia y Kaito. Es verdad que estaban siendo muy amables conmigo, y me lo estaba pasando bien, pero las situaciones entre Luchia y Kaito a solas no paraban de darse, ya me estaba poniendo un poco nerviosa...

Tras un rato mirando ropa nos fuimos a tomar unos refrescos todos juntos.

     —¿Qué os apetece hacer ahora? —pregunta Hanon.

     —A mí me gustaría mirar carteras —dije.

     —Yo he oído que hay actuaciones en la calle —suelta Luchia.

     —Muy bien, ¿por qué no vamos Rina, Mikaru y yo a mirar carteras? Mientras, Kaito y Luchia pueden ir a ver las actuaciones en la calle.

Kaito ni siquiera había dicho lo que quería hacer, y aún sabiendo que era el que mejor conocía mi estado de salud, querían separarme de él.

Yo he venido por Kaito, si él no estuviera aquí, yo tampoco.

     —A mí también me gustaría verlo. Anda, vamos a verlo juntos, Kaito —le digo.

     —Claro, ¿por qué no?

Tras terminarnos las bebidas fuimos fuera, donde había un payaso haciendo malabares con unas pelotas.

     —¡Qué pasada! —exclamé, emocionada por la destreza de aquel chico.

De pronto, las pelotas que el payaso estaba haciendo volar llegaron a mis manos y a las de Luchia.

     —Ah... ¿Qué hacemos ahora? —pregunté.

     —Vamos a tirárselas las dos —respondió ella.

Ambas le devolvemos las pelotas al payaso y este logra cogerlas y seguir con los malabares sin parar.

De pronto, mi mundo da vueltas como lo hacen esas pelotas. Voy caminando ligeramente rápido hacia un banco que, por fortuna, estaba bastante cerca. Me siento en este y empiezo a respirar más rápido por el dolor, deseando que se vaya ya.

     —¿Mikaru? ¿Qué pasa? —Luchia se acerca a mí corriendo—. ¿Te encuentras mal?

     —Lo siento, es que me he mareado un poco, eso es todo.

     —¡Mikaru! ¿Qué te pasa? —cuestiona Kaito, quien ha llegado junto con Hanon y Rina.

     —Supongo que estoy un poco cansada.

     —Sería mejor volver a casa.

     —¡No! —me levanto del banco—. Todavía no. Es pronto, y solo he visto la mitad de la zona comercial.

     —Mikaru, no te esfuerces demasiado —me dice Luchia.

Ella es considerada al decirme eso, realmente no parece mala persona, pero sigo teniéndole muchos celos. No puedo controlarlo. No es que quiera que le pase algo malo, pero quiero que se aleje de Kaito. Si en otras circunstancias no hubiera sido su chica especial, la dejaría estar con nosotros, como hago con Hanon y Rina.

     —Solo necesitaba descansar un poco. Ya estoy bien, no quiero desperdiciar esta ocasión de divertirme.

Dije eso, pero volví a sentirme muy mal de repente.

Siento que mi cuerpo pesa muchísimo, no puedo con él. Todo lo que hay en mi rango de visión se vuelve completamente negro, mis sentidos no responden y me desmayo, dándome un fuerte golpe en la cabeza que siento que duele bastante mientras voy perdiendo el conocimiento.

【Renacer】» Mermaid MelodyOnde histórias criam vida. Descubra agora