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     —¡Kaito! Al fin despiertas. ¿Te encuentras mejor hoy? —pregunté al ver que abrió los ojos.

     —Sí, estoy mucho mejor.

     —Me alegro. —Di una pequeña sonrisa.

     —Mikaru, ha llegado una carta de Japón —informó Natsuki, abriendo la puerta de la habitación.

     —Gracias.

     —Te la dejo aquí, ¿vale? —soltó la carta sobre la cómoda, luego se fue, cerrando la puerta.

     —¡Es de parte de mi hermano! —exclamé con emoción tras ir a por ella y sostenerla entre mis manos.

En la carta ponía que todo iba bien por allí y que me echaba de menos. También me preguntaba si estaba mejorando. Al leer aquellas palabras me entraron muchas ganas de verle, tantas que no pude aguantar el quedarme más tiempo en Hawái, así que decidí volver a Japón. De todas formas, ya estaba mejorando y echaba de menos mi hogar.

Aún así, ya que mi hermano se preocupa mucho con estas cosas y seguramente no estaría contento si lo decidiera yo sola, llamé a mi médico para preguntarle su opinión. Él me dijo que podía tomar el avión, aunque sin descuidarme demasiado.

Aquel día terminé algo cansada incluso si no hice demasiado esfuerzo, pero es que fueron muchas emociones. Primero la carta de mi hermano, luego la llamada al médico y finalmente, Natsuki me ayudó a comprar billetes de avión para todos y a preparar mi maleta. El avión salía esa misma madrugada.

Tras cenar, Kaito y y fuimos al salón. Tomé el teléfono y marqué el número de Lixto, mi hermano. No tardó mucho en contestar.

     —¿Diga? Soy Amagi.

     —Hermano, soy yo.

     —¡Mikaru! —Parecía alegrarse de hablar conmigo.

     —Escucha, voy a volver a Japón.

     —¿En serio?

     —Así es. Al recibir tu carta de repente me entraron muchas ganas de verte. Tengo todo dispuesto. He hablado con el médico y me ha dicho que puedo viajar sin problema. Salgo mañana, así que espérame. Un beso, hermano.

Colgué el teléfono tras contarle todo. Al girarme, vi que el peli-naranja poseía una mirada algo triste.

     —Kaito, ¿te encuentras bien? ¿Prefieres descansar?

     —¿Eh? No, tranquila, estoy bien. Es solo que... no dejo de pensar en esas pesadillas...

     —Te entiendo, a mí también me pasa a menudo. ¿Estás contento? Mañana conocerás a mi hermano, estoy segura de que os vais a llevar muy bien —cambié de tema para refrescar su mente.

     —Sí, estoy deseando llegar.

¡Vaya! Con la emoción se me olvidó decirle a mi hermano lo de Kaito... Bueno, no pasa nada. En cuanto lleguemos a Japón se lo presentaré.

Siento que de ahora en adelante todo puede mejorar. Es decir, hace unos días que ya no me siento tan mal, vuelvo a mi casa con mi hermano, y encima he conocido a Kaito. La vida me sonríe por una vez.

La hora del vuelo llegó. La verdad, el viaje se me hizo corto, ya que Kaito me entretuvo mucho. Es una persona increíble, con mucho sentido del humor y muy inteligente. Adoro hablar con él. Nos conocemos desde hace muy poco, pero realmente hemos conectado.

También descubrí que le gusta el piano, su padre era un compositor muy famoso y él también sabía tocar. Eso es estupendo, porque mi hermano también sabe tocar.

Es extraño que Kaito recuerde cosas tan específicas como esas y sin embargo no recuerde el motivo por el que estaba en Hawái.

     —¿Me prometes que algún día me dejarás escucharte tocar, Kaito?

     —Claro, cuando tú quieras.

     —¡Qué bien!

Finalmente llegamos a Japón. Cogimos un taxi y nos dirigimos a mi casa. Una vez en la puerta, llamé al timbre y cuando mi hermano abrió, no pude contener mi emoción y me abalancé sobre él para abrazarlo.

     —¡Hermano!

     —¡Mikaru! Ya has vuelto. Y Natsuki. ¿Eh? ¿Es un amigo tuyo? —preguntó al ver la cara nueva.

Me separé de Lixto y miré al peli-naranja.

     —Él es Kaito, lo salvé de un accidente.

     —¿Cómo dices?

     —¿Qué tal si te lo explico mientras tomamos café?

El tiempo pasó. Ya le había explicado todo lo sucedido a mi hermano y casi nos habíamos terminado el café y las galletas.

     —Entonces, hermano... ¿Puede quedarse Kaito aquí con nosotros?

     —Mikaru, no quiero molestar... —soltó el mencionado.

     —Mm... Bueno, si tú estás bien con él, Mikaru...

     —¡Sí, sí! Kaito se ha convertido en algo así como mi mejor amigo. Bueno... el único que tengo.

     —Muchas gracias, y perdón por las molestias —dijo él.

Todo me estaba yendo de maravilla. ¡Iba a poder vivir con Kaito! Me alegraba mucho de que mi hermano lo aceptara.

【Renacer】» Mermaid MelodyWhere stories live. Discover now