Capítulo 34: Un cachas virtual y la última campanada.

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Sorprendentemente, tardan menos de diez segundos en recuperar la compostura tras esta espontánea e innecesaria confesión.

Saúl elige un muñecajo de la interminable lista que aparece en la pantalla y los gemelos se indignan porque... porque son niños y se indignan por todo.

- Diana, ¿cuál quieres tú?- me pregunta uno de ellos.

Escojo a un cachas enorme que automáticamente me llama la atención.

- ¡Mira, tío, se parece a ti!

Que se parece a...

Vale, sí, es rubio y con los ojos azules, y grande... y alto... y fuerte...

- Ya más quisiera.- contesto cuando Álvaro se acerca a la pantalla para observar a su réplica virtual con una sonrisa desquiciante.

Escucho tras de mí las risas de sus hermanos y el leve bufido divertido del aludido, pero no aparto los ojos del juego.

- ¿No puedes decirme nada agradable?

Cállate, pienso.

- No hace falta, tu ego ya es suficientemente grande.

De nuevo, más risas.

- Ay, me encanta esta chica.- oigo decir a la única fémina (adulta) con sangre Blanco.

- A ti te gusta cualquiera que me toque las narices.

Esa soy yo, sin duda alguna.

El día en que no encuentre divertido jorobar a alguien (en plan broma, eh, que no soy una bruja total), os aseguro que no seré yo.

- Alguien tiene que hacerlo cuando yo no estoy.

Aprieto los labios para contener una carcajada.

Me gusta, me cae bien.

Con lo difícil que es que alguien me caiga bien y tiene que ser ella, por dios, qué cagada. Cuando Álvaro y yo dejemos de vernos (porque es algo que ocurrirá seguro), ¿qué pasará? Que una de las únicas... diez personas que aguanto en el mundo estará en el equipo contrario.

Porque no nos engañemos, no hay rupturas "amistosas" (no estoy diciendo que lo mío con Álvaro sea tan serio como para que luego se considere ruptura... no sé explicarme). Las rupturas son una mierda, así, con todas las letras: M I E R D A (hay que imaginarse a unas cuantas animadoras de falditas cortas y pelo rubio cantando), porque siempre hay dos bandos, SIEMPRE, y da igual que seáis amigos de toda la vida, o que compartáis grupo de colegas, da totalmente igual. Dependiendo de la razón de la ruptura cada uno se pondrá en un bando y odiará a muerte al otro.

La vida es así.

...

Me estoy yendo del tema.

- Eres insoportable, Loretta.

- Y tú un malcriado, Júnior.- replica ella.

- No te metas con mi chica, enano.

¿Os he dicho ya que la voz de Saúl es... sexy? Sí, esa es la palabra: sexy.

- Tú eres un lameculos.

Parece que discuten, pero no, sólo se insultan mientras se ríen animadamente.

- Tengo que estar a buenas con ella- contesta el susodicho-, si no, me echa de la cama.

Esta vez no puedo evitar una carcajada divertida que se pierde entre el mar de risas de los asistentes adultos.

Asquerosamente adulta: la reina de la mala suerte.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora