-¿Eh~?

-¿No sería mejor pasar desapercibidos? –Pregunta Hak.

-De normal sí, pero aquí vienen mercaderes de otros países y artistas ambulantes, así que no creo que a la gente le importe, ni si quiera la máscara de Shin-Ah o incluso la apariencia de Mio –los nombrados reaccionan ofensivos.

-Nunca he intentado atraer compradores... -Manifiesta Kija.

-El que no traiga ningún cliente... ¡No comerá!

-¡Vamos! –Exclaman todos con obediencia inmediata.

El resto empieza poco a poco a entablar conversación con personas procurando conseguir clientela mientras que Yoon se encarga en vender su medicina. Mio es la única que se queda mirando como su grupo trabaja para conseguir su comida, sin embargo alguien le toca el brazo y esta por inercia se gira.

-¿Qué pasa, Seiryuu?

-Ven, vayamos a dar una vuelta.

-¿Y la tarea? Como nos descubra Yoon seguro que nos mata de hambruna.

-Pero... Mio me prometió que pasaría más tiempo conmigo a cambio de... -la bicolor le tapa la boca con unas de sus manos.

-Sh~... Está bien, iré contigo pero no lo menciones.

Sin que se den cuenta, los peliazuales abandonan el lugar y se adentran en el mercado.

· · ·

Van caminando sin ningún rumbo, pueden notar como algunas miradas curiosas se posan en ellos pero nada de qué preocuparse.

-¿Deberíamos alejarnos?

-¿Por qué lo dices? –Cuestiona Mio con los brazos echados hacia atrás y sus manos entrelazadas apoyadas en la cadera.

Mio mira a su alrededor y ve como algunas personas los observan, la mayoría son niños pequeños.

-Es normal que les llamemos la atención, ya lo comentó antes Yoon.

-No parece... molestarte.

-La verdad es que no –sonríe–. Que la gente me perciba es la clara forma de demostrarme que sigo existiendo.

-¿Cómo es eso de... vivir tanto tiempo?

-Bueno... –rasca su propia mejilla– A la vista de otros debe ser una cosa maravillosa, no obstante, no es tanto como parece. Ves nacer a muchos seres y al cabo del tiempo a esos mismos los ves morir, mientras que tú te mantienes exactamente igual –suspiro–. A veces me encantaría tener el poder de prolongar la vidas de los demás... o acortarla –susurra en un tono casi inaudible.

Shin-Ah la observa con total detenimiento. Cuando se enteró se quedó muy impactado de la noticia, aun así no dejó de mirarles como los veía antes, su relación con ellos seguía siendo la misma, no le importaba en absoluto su verdadera edad. Lo único es que ahora tenía más ganas de saber de ella.

-¿Has... estado casada?

Esa pregunta pilla desprevenida a la chica, reaccionando con una risa algo vergonzosa.

-¿Y eso?

El peliazul levanta los hombros.

-Pues no, no lo he estado –continua riendo.

-¿Te habría gustado?

-El deseo de cualquier mujer es formar una familia –aparta un mechón rebelde que ha caído en su cara–, pero el mío nunca lo fue.

ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσиєѕ · AKATSUKI NO YONAOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz