Capítulo 20 | Hogar

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«Boone, por favor dile a mi madre que me he marchado a Pueblo Azulado, también dile que me comunicaré con ella en cuanto pueda

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«Boone, por favor dile a mi madre que me he marchado a Pueblo Azulado, también dile que me comunicaré con ella en cuanto pueda. Aquí te dejo su número telefónico, para que le avises en dónde estoy, y por favor, Boone, no le digas a nadie a dónde voy, ni siquiera a Harold. Mamá y tú, son los únicos que deben saberlo».

Eso decía la nota que le entregué a Boone antes de tomar mi maleta, y subir a un taxi.

Cuando llegué a la terminal de autobuses, eran las diez de la mañana, pero yo esperé en el lugar por un autobús, hasta las tres de la tarde. Autobús que me llevaría a Pueblo Azulado, mi hogar.

Mis ojos se abren, puedo escuchar el grotesco ruido que hace el motor del autobús.

El reloj en mi celular marca las 8:00 p.m. Llevo cinco horas dormido en este autobús.

Ahora, estoy realmente lejos de Ciudad Loto. A través de la ventana, solo puedo ver el escaso alumbrado que hay en la carretera.

Tengo ocho llamadas perdidas, siete de ellas son de mamá, y una de Tina.

Decido llamar a mamá, pese la poca señal telefónica que tengo en ese momento.

—Hola.

—¡Hijo! Tu amigo Boone llamó para decirme que te fuiste a Pueblo Azulado, y Tina me contó que te suspendieron de la escuela por una semana. ¿Estás bien? ¿Por qué te fuiste así?

—Dile a Boone que muchas gracias por darte el mensaje, y no sé cómo se enteró Tina que estoy suspendido, pero si hablas con ella, dile que la quiero mucho.

—Se lo diré. ¿Seguro que estás bien?

—Sí, mamá. Estoy bien. Creo que falta poco tiempo para llegar al pueblo. Quisiera olvidarme de todo lo que viví en Ciudad Loto.

—Ya eres mayor de edad, puedes tomar tus propias decisiones, solo te digo que me harás mucha falta, y a tus amigos también. Está bien si quieres volver al pueblo para estar tranquilo y pensar. ¿Pero qué pasará con la escuela? ¿Tienes dinero?

—No sé qué haré con la escuela... Y tengo algo de dinero ahorrado.

—Está bien, en una semana no podrás ir a la escuela, pero cuando ese tiempo se cumpla, puedes volver, y todos los que te queremos, estaremos esperándote. Depositaré algo de dinero en tu cuenta de ahorros, ve a casa de Daisy, cuídate hijo, te quiero.

Esa llamada, me hace recordar a Ciudad Loto, a mis amigas, mi madre, y por supuesto, a Harold. Aún pienso en él, aunque trate de negarlo.

¿Cómo voy a olvidar nuestro primer beso? ¿Cómo olvidar la noche que ambos nos entregamos en ese cuarto de hotel? ¿Cómo no pensar en él cada que vez que vea las nubes?

Mis pensamientos son todos sobre Harold Miller. Esos pensamientos se sienten tan cerca, aun estando a kilómetros de él.

Lo amo —de eso no hay duda—, pero lo destruí, y él también me destruyó.

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