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Brandon Hart es un chico que vive atrapado entre su ingenuidad y la claustrofobia. De una u otra manera, su suerte, no tan favorable, suele arrastrarlo a algún espacio reducido. Perder el control en esos instantes, ya e...
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Puedo sentir mi respiración, y el leve golpe del sonido. La luz molesta mis ojos, obligándome a abrirlos.
¿Acaso estoy muerto?... No, no puede ser, a menos que en el cielo haya bombillas fluorescentes.
Conforme pasan los segundos, recupero la consciencia. Además, al observar paredes blancas, yo en una camilla, y una máquina que emite sonidos, llego a la conclusión de que estoy en un hospital.
¿Cómo llegué aquí? ¿Qué me ha sucedido?
Son preguntas que rondan en mi cabeza, pero me encuentro mentalmente débil para responderlas.
De pronto, caigo en cuenta de que una doctora, de tez morena, trae consigo unos documentos y un bolígrafo. Ella se detiene al lado de mi camilla, ahí mismo sonríe.
—Buenas noches, joven. Soy la doctora Parker. —Se presenta—. Estoy aquí para hacerle algunas preguntas.
—¿En dónde estoy exactamente? —pido una respuesta.
—Estás en el hospital central de Ciudad Loto. ¿Cuál es tu nombre?
—Brandon... Brandon Hart.
—¿Edad?
—Tengo diecisiete años... Um —murmuro—. Disculpe, ¿Qué me sucedió?
—Así que te llamas Brandon, y te apellidas Hart. Déjeme anotarlo. Bien, te informo que sufriste un desmayo en el centro comercial Terra Loto, y fuiste trasladado de emergencia a este hospital. Su ritmo cardíaco llegó a niveles peligrosos, tuvimos que estabilizarlo.
—Vaya suerte —musito, cabizbajo.
—¿Eres de esta ciudad?
—No, apenas me mudé ayer.
—Entonces ya lo eres —dedujo, aun con bolígrafo en mano.
Sé que es su trabajo como médico es hacer preguntas y con ética, hasta suposiciones, pero ésta, me ha ofendido.
—¿Cómo se llaman tus padres? ¿Puedes decirme en qué año estamos? —me interroga.
—Solo tengo madre, se llama Samantha Hart —comunico—. Oh, y estamos en el dos mil dieciséis.
—Bien, Brandon, ¿en qué parte de la ciudad vives con tu madre?
—En la maravillosa calle Hill —canturreo sarcásticamente.
—¿Algún número telefónico donde pueda contactar a la señora Hart?
«Demasiadas preguntas me aturden» —pienso luego de dar el número telefónico a la doctora.
—Muchas gracias por la información, es de gran utilidad. Muy bien, Brandon, veo que te encuentras consciente, eso es positivo —comenta—. De igual forma, las enfermeras estarán vigilando tu estado de salud. Por cierto, ¿hay alguna otra cosa que debas informarme?
