Capítulo 15: El hotel

10.9K 565 33
                                    

Desperté a las doce de la tarde con buen estado de ánimo y mucha energía. Me puse mis audífonos, coloqué una lista de reproducción aleatoria del álbum Ghost Stories de Coldplay y fui a la cocina para prepararme el desayuno. Abrí la nevera y saqué cuanta cosa encontré: huevos, pimentón, cebolla, jitomate, queso parmesano y jamón. Piqué todo al ritmo de A Sky Full of Stars y para cuando sonó Magic ya estaba empezando a revolver los huevos y a poner los ingredientes restantes sobre el sartén. Con el rabillo del ojo vi a mi mamá acercarse. Me quité un audífono para escucharla.

-Cariño, ¿estás haciendo desayuno a esta hora? -se acercó y echó un vistazo-. ¿Y todo eso?

-Me estoy muriendo de hambre.

-No tendrás apetito para el almuerzo.

Me encogí de hombros.

-Puedo almorzar más tarde.

Ella me miró con recelo.

-Parece que estás muy animada hoy -intuía algo. Hice lo posible para no sonreír y levantar más sospechas.

-¿Yo? -fingí sorpresa-. Para nada, estoy normal.

-De seguro te pasaste la noche chateando con tu novio.

-Me atrapaste -mentí.

Soltó un suspiro de desaprobación.

-Esos amores cibernéticos de hoy en día. Antes se enviaban cartas y se llamaba al teléfono de la casa.

-Ahora es gratis y puedes agregar vídeo. Le dicen Skype, deberías probarlo -dije con sarcasmo.

-Como sea. Ten cuidado con las ojeras, no son muy atractivas en una señorita. Tampoco lo es el abdomen bajo -me señaló-, así que procura no acompañar eso con carbohidratos.

-Está bien.

Apenas se fue, me acerqué a la alacena. Quería buscar dos grandes rebanadas de pan de ajo, pero ella se dio la vuelta y acabé agarrando la caja de la avena para disimular.

-Cariño.

-¿Sí?

-Frank pasará por nosotras a la 1:30 p.m.

-¿Por nosotras? -pregunté extrañada.

-Sí. Quiere llevarnos a un lugar lindo y poder compartir contigo. Asegúrate de estar arreglada para entonces.

Fingí una sonrisa.

-Vale.

Frank era su pretendiente número seis y estaban saliendo desde un par de semanas. Él era calvo y de estatura baja; no destacaba mucho en cuanto su apariencia, pero mantenía ocupada a mi madre y eso me beneficiaba. Al no tenerla encima de mí todo el tiempo, me daba más libertad. En realidad, Frank aparentaba ser un buen tipo, pero lo que menos me apetecía era acompañarlos a una cita.

Pese a que recién me había enterado de la salida obligatoria, seguía sintiéndome feliz y animada. Vertí los huevos en el sartén y metí las dos rebanadas de pan en la tostadora. Entonces devoré el desayuno.

Cuando estaba a punto de lavar los platos, recibí un mensaje de Marianne que decía: ¿Después de lo que pasó ayer debería decirte buenos días o algo por el estilo? Me eché a reír y le respondí: Parece que no tienes mucha experiencia con vírgenes, ¿o me equivoco? No te preocupes, yo tampoco la tengo con mujeres. Al cabo de unos minutos, ella respondió de vuelta: Podemos cambiar eso. Después nos encargamos del saludo. Me mordí el labio. Quería jugar un poco con ella y hacerme la difícil, así que le envié un frío y cortante: Lo siento, tarde ocupada.

SERENDIPIA PARTE I: MARIANNEWhere stories live. Discover now