Carta 2

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Lady Susan a la señora johnson
Langford

Te equivocaste, mi querida Alicia, al suponer que pasaría el resto del invierno en este lugar, y realmente lamento tu desacierto, pues en pocas ocasiones he encontrado tantos motivos de contento como en estos últimos tres meses. Pero sucede que ahora ya todo se ha convertido en problemas y más problemas. Las mujeres de la familia se han unido en contra mía. Tú bien supiste adivinar lo que iba a ocurrir cuando llegué por vez primera a Langford, pues lo cierto es que Manwaring es tan encantador que incluso yo me sentí un poco inquieta, tanto que, una vez en que me dirigía a casa, me puse a pensar: "Me gusta este hombre; ¡ojalá no tenga motivos de lamentarlo!". Sin embargo, decidí mantener el firme propósito de comportarme con toda discreción, sin olvidar que sólo llevaba cuatro meses de viuda y debía pasármela con la mayor tranquilidad posible, y pienso que tal vez fue mi comportamiento. Pues sí, mi querida amiga, yo únicamente he tolerado las atenciones de Manwaring y no he coqueteado con ningún otro caballero, con excepción de sir James Martin; pero debo decirte que si mostré interés en él fue con la finalidad de separarlo de la señora Manwaring. Estoy segura de que la gente me respetaría mas si conociera el motivo que me llevó a actuar de ese modo. A pesar de que no he sido considerada como una buena madre, en este caso mi actitud fue directamente inspirada por el sagrado espíritu del amor materno, pues lo único que yo pretendía era el bien de mi hija, y si ella no fuera, la muchacha más necia del mundo, mis esfuerzos se habrían visto premiados.

Sir James me a pedido la mano de Frederica, pero ella, que parece haber nacido con la única finalidad de hacerme la vida imposible, rechazó la unión con tanta vehemencia que pensé que lo mejor sería abandonar ese proyecto por ahora. En mas de una ocasión he lamentado no haberme casado yo misma con él, y por supuesto que lo haría, de no ser un hombre tan débil; pero reconozco que mi naturaleza es marcadamente romántica y la riqueza no sería suficiente para colmar mis anhelos. Desgraciadamente, las consecuencias de todos estos asuntos han sido de lo más molestas: sir James se ha marchado, María esta indignada conmigo y la señora Manwaring ha resultado ser una mujer insoportablemente celosa, tanto que no me sorprendería que llevara su enoja al grado de recurrir a su tutor, si tuviera libertad de hacerlo. Afortunadamente, tu marido da muestras de estar de mi lado en este asunto, y creo que la mejor decisión que a tomado en su vida fue la de romper con ella a raíz de su matrimonio. No cabe duda de que la situación actual es muy desagradable; jamás había yo visto un hogar de tal manera alterado; la familia entera parece haberme declarado la guerra y Manwaring apenas me dirige la palabra. Por todo ello pienso que ha llegado el momento de marcharme. Así que estoy decidida a dejar a los Manwaring y deseo pasar contigo un día agradable en la ciudad esta misma semana. En caso de que la opinión del señor Johnson sobre mí no haya cambiado, ven a visitarme en la calle Wingmore, número diez; sin embargo espero que eso no se necesario, pues, a pesar de todos sus defectos, tu marido es considerado un hombre "respetable", además de que bien conoce la amistad que me une a ti, por lo que sin duda se dará cuenta de que un desaire hacia mí sería algo muy embarazoso. Pasare por la ciudad en mi camino hacia un aburrido lugar en el campo que se llama Churchill. Te ruego que me perdones, querida, pero la verdad es que no tengo otra alternativa. Si hubiera otro lugar en Inglaterra donde pudiese ir, hacia allá encaminaría mis pasos. Detesto a Charles Vernon y desconfió de su esposa. Sin embargo, me veré obligada a quedarme en Churchill hasta que se me presente alguna oportunidad mejor. Frederica vendrá conmigo a la ciudad, pues aquí la dejare al cuidado de la señorita Summers, en Wingmore Street, y ahí se quedara hasta que se vuelva un poco mas razonable. Aquí por lo menos tendrá la oportunidad de entablar excelentes relaciones, pues todas las jóvenes que se educan allí pertenecen a las familias mas distinguidas de la región. El precio es elevadísimo, mucho más de lo que podría permitirme pagar jamás.

Adiós. Te escribiré una lineas en cuanto llegue a la ciudad. Siempre tuya,     
                                                                                          Susan Vernon

Lady SusanWhere stories live. Discover now