Capítulo 37

8.9K 503 43
                                    


La Motociclista 2Da Temporada.

Pov Camila.

El almuerzo con el padre de Ángel no resultó nada bueno, me había enterado por Victoria que sus padres estaban teniendo algunos problemas y no descartaba la idea de que se divorciaran ya que las peleas eran contantes. En la mesa no se podían ni ver y eso me hacía poner nerviosa, Victoria de lo enojaba que estaba se levantó y salió del restaurante, el padre de Ángel hizo lo mismo y yo no sabía qué hacer, jamás había pasado por algo así en mi vida y era realmente incomodo, no imagino como debe ser para Ángel.

Termine peleando con él a causa de su madre, jamás lo había visto tan enojado y tenso, más bien estaba desesperado y eso no me gustaba, siempre era tranquilo. Me enojé con él por lo que me estaba pidiendo, era algo de otro mundo y jamás me iba a prestar para eso.

Llegué a casa y era muy temprano, me puse una vestimenta más cómoda mientras metía ropa en mi bolso deportivo, mi computador, celular y algunos libros para el fin de semana. Estaba enojada y tensa, necesitaba algo de paz, mamá logro entender y me apoyó, encendí el auto y emprendí camino hasta la casa en donde había pasado el verano completo hace un año, era relajante y decidí rentarla ya que nadie habitaba en ella.

Llegué me di una ducha y empecé a cocinar algo.

Ruidos se oían de la puerta, asumí que era por la torrencial lluvia que estaba cayendo a sí que no me asusté de nada. Oí pasos llegar hasta la cocina, giré y no podía creer lo que estaba viendo, ¡No puede ser! Por las bananas sagradas!

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó también sorprendida.

—No, ¿Tú que haces aquí? —Ella dejo un jarrón en la mesa de cocina, espera ella planeaba golpearme con eso? ¡Asesina! —Yo vivo aquí.—Dije rápidamente y ella me miro sorprendida.

— ¿Qué? —Dijo sin entender.—Pero es mi casa..

—Estaba en renta...Yo..

—Está bien, está bien.—Dijo y se sentó en una silla.

—Deberías de tomar un baño de agua caliente, puedes resfriarte con la ropa mojada que traes.—Dije y ella asintió.

—He traído algunas cosas...Uhmmm..¿Comida? —Reí.

Maldita sea, no podía creer que era Lauren la que entró por esa puerta.

Caminó hasta el living y yo deje salir un suspiro, vi que subió hasta el piso de arriba con un bolso, mi corazón latía rápidamente y no sabía qué hacer, la olla del agua que estaba calentando sonó y me hizo dar un salto. Minutos después ella najo y yo sentía que iba a desmayarme, ella llevaba unos shorts azules y una blusa blanca de tiras deportiva, mientras que yo, bueno yo llevaba mis pijamas de bananas, ella rió al pasar a mi lado y sentí su aroma combinado con el jabón, Dios ayúdame. Ella abrió el refrigerador y metió todas las cosas que había traído, se sorprendió al ver que estaba repleta.

Ella iba a pasar a mi lado y yo salí corriendo hacía el otro ella lo noto y frunció el ceño.

—Okey, ¿A qué le tienes miedo? —Dijo y yo fruncí el ceño.

— ¿Qué? —Pregunté sin entender.

—Vamos, estas esquivándome como si estuviera enferma de algo contagioso.

—Solo pensé que necesitabas tu espacio, mañana me iré así te dejaré tranquila.—Dije ya cansada.

—No, estás viviendo aquí, no quiero irrumpir tu privacidad, estabas aquí primero.

—Me iré yo.

—Camila, deja de actuar como una niña, por dios..

—Tú eres una terca. —Dije señalándola.

—Me iría ahora mismo pero hay una tormenta allá fuera y no quiero morir aún.—Dijo y yo no quería perder la pelea. —Podemos simplemente estar tranquilas, simplemente no podemos hacer como si ninguna de las dos está en esta casa.

—No das órdenes.

— ¡No son ordenes, joder! —Gritó.

—Pues parece que las estas dando. El hecho de que seas mayor no significa que puedas liderar algo, dormiré en la habitación y tú en el sofá.

—Pero hay otra habitación arriba..

— ¡No! No te quiero cerca.

— ¿Por qué? —Preguntó mientras alzaba sus cejas.

—Porque no.

—Okey señorita bananas, ahora puedo comer? O piensas que estoy irrumpiendo tu comida, porque también traje lo mío.

—Eres...ahh..Has lo que quieras solo deja limpio todo.—Dije nerviosa y salí de la cocina.

-

Pov Lauren.

Sería una mentira si no admitiera que me sorprendió ver a Camila en la casa, era la última persona en el mundo que imaginaria. Mucho menos cuando esta casa trae tantos recuerdos de nosotras, fue esa, la principal razón por la cual no me quede aquí y decidí irme pero ahora verla aquí hace que piense en muchas cosas. Si ella está viviendo aquí significa que ya no siente nada, que ya lo superó por completo pero en la otra mitad significa que tengo esperanzas en que esto aún no ha acabado.

Su actitud de nerviosa y de niña malcriada hace que simplemente quiera besarla.

Después de dejar todo limpio como Camila lo pidió saqué un par de cosas más de las bolsas, era una caja de cereales, lo guarde y lleve mi bolso a la habitación de huéspedes. Me quede un rato en aquel lugar y miré por la ventana el paisaje que lograba verse, la lluvia cayendo por el vidrio era relajante y el silencio que lograba sentirse, era simplemente perfecto

—Dijiste que dormirías en el sillón del living.—La mire y su rostro reflejaba frustración.

—Camila, lo que menos quiero es molestar, afuera hay un diluvio y no sé cuándo pare, pero cuando lo haga prometo que me iré.—Dije ya cansada por su actitud, no sé qué miedo tiene de estar cerca de mí.

—Lo que quieras, es tu casa.—Dijo y oí como bajaba las escaleras.

Me levanté de la cama en donde estaba sentada y suspiré mientras alzaba la mirada.

— ¡Por que tiene que ser así, joder! —Susurré. Bajé sin hacer mucho ruido y vi que Camila estaba sentada en el escritorio frene a la chimenea, logré notar que estaba escribiendo en su computador, Taylor nunca me dijo que ella había sido quien estaba rentando la casa, o bueno jamás pregunté, si algo menos sabía era eso ya que deje en manos de mi hermana todo esto.

— ¿Por qué estás aquí? —Pregunto percatándose de mi presencia. Ella intentaba sonar algo dura.

La Motociclista [2da Temporada] - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora