I. This Must Be My Dream.

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Luego de unas semanas de habitar en el hospital, Will llegó a la conclusión de que estaba volviendo loco.

Bueno, no totalmente loco.

—Oye, niño, te llaman en enfermería.—Hank era un señor mayor que había llegado un día después de que Will recuperara su conciencia, ahora era su compañero de habitación. Ya había pasado demasiado tiempo desde su ingreso, pero todavía no conseguía que aprenda su nombre, por eso Will se acostumbró a contestar luego de escuchar "niño".

—Gracias, Hank.

Había conseguido ponerse en pie en las últimas semanas, y fue la cosa más emocionante que ocurrió desde su estadía. Demasiado emocionante, porque fue mucha adrenalina y movimientos para su cuerpo, que todavía necesitaban reposo, por eso desde aquella tarde, le permitieron salir de su habitación cuántas veces quiera, pero con la condición de ir con una silla de ruedas. No era una molestia, Will podía soportarlo. Además, no le importaba cómo llegaría, en pie, o en una silla, a ver a sus padres.

A pesar de tener lesiones que no eran graves, sus padres estuvieron todo este tiempo en recuperación, porque su madre tenía una pequeña dificultad al caminar, y su padre en la espalda.

Se acercó hacia el mostrador y saludó amablemente a Nina, la enfermera residente que se dedicaba a cuidarlo diariamente.

—Buenos días, Nina.—saludó el.

Ella le sonrió y comenzó a recitar lo mismo que le decía al rubio cada día por la mañana.

—Hoy han llamado algunos de tus amigos para saber cómo te encuentras, quieren verte, Will.— Nina opinaba que era muy noble y bueno que sus amigos quisieran verlo diariamente.

—Pues no hay problema, hoy siento que podría ser un buen día.

Antes de irse, todas las mañanas Will preguntaba por sus padres, la ultima vez que estuvo con ellos había sucedido hace 3 semanas. Por eso, todos los días Nina llamaba por su teléfono en la recepción al doctor que se encargaba de examinarlos, y cada maldito día, el hombre respondía que no.

—Antes de que preguntes, sé que quieres ver a tus padres, así que llamé antes de que vengas aquí...

—¿Y qué respondieron? — preguntó un Will eufórico.

Ella le respondió con una sonrisa.

—Piso 3, habitaciones 35 y 36. Ten cuidado, Will.

El rubio no pudo creer lo que acababa de oír.— ¿Es enserio?

—Pues claro, creo que el doctor está en un buen humor hoy. Ahora ve antes de que se arrepienta.

Nina llamó a una enfermera para que guiara la silla de ruedas del rubio por el hospital. No sabía cómo sentirse exactamente; estaba feliz de por fin ver a sus padres, pero nervioso de lo que ellos podrían decirle sobre su pasado. Las cosas no se habían puesto más claras desde que despertó hace una semana en la habitación blanca y solitaria, de hecho, por más que le diera vueltas al asunto, tenía el presentimiento de que no volvería a recordar su vida entera en las próximas semanas. Los doctores le daban falsas esperanzas a Will con los tratamientos que realizaba a diario. Sabía que hace poco tiempo los había empezado a realizar pero no veía resultados.

Pero con la visita a la habitación de sus padres tal vez logre recordar algo.

La enfermera habló y el tuvo que pedirle que repitiera lo que había dicho. Eso le pasaba mucho últimamente; cuando estaba con sus amigos, aveces se perdía en las conversaciones y terminaba pensando en ese tipo de cosas.

Forgotten Boy #PremiosPJOyHOOWhere stories live. Discover now