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Sus miradas seguían conectadas al igual que sus manos, ninguno de los dos parecía querer separarse de aquella pequeña unión, pero siempre tiene que haber un final, Louis despertó de esa pequeña ensoñación, salió de su mente, desviando la vista y alejando su mano. Harry bajo su vista sonrojado, se sentía estúpido nuevamente.

-Bueno...-Louis sentía como el ambiente se había vuelto algo incómodo.-Yo tengo que hacer algo.-Dijo tomando su sudadera y colocándosela, Harry asintió, en su mente pasando el pensamiento de tan solo irse a casa, al fin y al cabo nadie lo extrañaría o notaria su ausencia.

-Gracias de nuevo.-Le dijo el rizado, Louis quien ya estaba de pie miro hacia abajo al pequeño chico que aún se abrazaba así mismo. Había algo en su interior que le rogaba a su cuerpo y a él en sí, que no se fuera, que se quedara con ese pequeño rizado de ojos verdes y no lo dejara ir jamás.
Con un leve movimiento de cabeza alejo esos pensamientos de su mente, concéntrate Tomlinson.

-Necesito llegar a la oficina de la secretaria, tengo que entregar algo.-Comento alejando su vista de Harry, solo unos segundos más y Louis no resistiría el impulso de protegerlo.-¿Me podrías guiar?-Le pregunto, miro al rizado quien asentía levemente, se puso de rodillas y con un pequeño impulso se colocó de pie.

-Sígueme.-Le dijo con la voz un tanto ronca debido al reciente llanto, Louis empezó a seguir al rizado, tomo la lonchera que seguía en las gradas y luego se adentró al edificio junto con Harry.

Como era de esperarse, el camino fue silencioso, Harry iba perdido en sus pensamientos, el chico había sido tan dulce un momento y luego había vuelto a ser alguien frio, eso le dolía en cierto modo, pero ¿Por qué le dolía? No hay razón, el chico solo era alguien que había logrado salvarlo, tal vez Harry era solo la acción buena del mes o del año, el rizado suspiro levemente, ¿Por qué tenía que ser tan inútil? Y esa pregunta se quedó revoloteando como una parvada de pájaros en la cabeza del chico. Harry no era el único que iba perdido en sus pensamientos, Louis también, ¿Porque se sentía así? Se sentía como un idiota, alguien patético por querer estar con ese chico que ni si quiera conocía, era lindo, si, lo admitía, pero no era su tipo, así que...¿Por qué mierda le llamaba la atención? Estaba más que claro que ese chico era un debilucho y miedoso, Louis ya se hubiera alejado de él, no solía convivir con gente así, las repelía, pero este chico le aparecía hasta en la sopa y a Louis eso le gustaba en cierto modo.

-Aquí es.-Louis sin poder evitarlo pego un pequeño salto en su lugar, estaba demasiado centrado en sus pensamientos.

-Yo...umm.-Louis quería decir algo, no sabía que específicamente.-Finge que no me conociste, no sabes mi nombre y nada paso detrás de las gradas ¿Si?-De inmediato se sintió como un idiota, ¿Porque demonios dijo eso? ¡¿Por qué mierda le preocupaba haber dicho aquello?! Louis se sentía demasiado confundido, ¿Qué le estaba pasando?
Mientras Louis se confundía, Harry sentía como finalmente se quebraba por dentro, el chico se avergüenza y arrepiente de haberlo conocido, ¿le sorprende? No, en lo más mínimo.

Asiente con la cabeza gacha y se da media vuelta, se iría a casa.

-Está bien.-Susurro sin mirarlo y luego emprendió su camino a la salida, tenía que irse antes de que tocaran el timbre, empujo con esfuerzo las pesadas puertas y salió sintiendo la brisa fría, se abrazó a sí mismo, la vida apesta, fue el último pensamiento de Harry antes de comenzar a caminar.

Louis miro como el chico se iba y se sintió ¿mal? Si, esa era la palabra, se sintió mal por haberle dicho aquello. Soltó un gruñido, entro a la oficina para dejar esa mierda y largarse pronto de aquel lugar.

[...]

Siete de la tarde, Harry estaba en su habitación tal y como lo había hecho todo el día. El rizado se encontraba en su pijama que consistía en un pantalón de algodón azul, una camiseta blanca y unos calcetines grises, sobre sus hombros, tenía una manta rosa felpuda que le brindaba calor. Desde que llegó el rizado ha estado encerrado en su habitación, no ha comido nada en todo el dia, cada vez que trataba de comer recordaba lo ocurrido en la mañana y un nudo se le formaba en el estómago quitándole el hambre. El rizado se movió un poco sobre su cama, se sentó y se abrazó las piernas al torso, acomodo la manta envolviéndose del todo en esta.

Just Us |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora