26. Dudas

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JADE

Me revolvía incómoda en la cama mientras que trataba de buscar una posición en la cual pudiera dormir cómodamente. Mi abultado vientre no me dejaba dormir de un lado ni del otro, pero tampoco quería dormir boca arriba por qué me sentía incómoda.

— ¿No te deja dormir? —preguntó William con voz ronca, mientras que una almohada tapaba su rostro. Se lo quitó de la cara y me miró con los ojos medio abiertos —. A ver, déjame conversar con este pequeñín.

William se acercó a mi vientre con una sonrisa y depositó un pequeño beso, acariciándolo con su pulgar.

—Bebé, son las dos de la madrugada y mamita tiene sueño —susurró, haciéndome reír —. Duérmete tú también.

Mi cuerpo había estado teniendo cambios estos tres meses que habían pasado. Tenía cinco meses de embarazo, y estaba emocionada por saber el sexo de mi bebé al igual que todos los demás. No solo había cambiado exteriormente, mi sistema también se había alterado. Habían momentos en los que deseaba con muchas ganas algo pero que a los segundos lo aborrecía.

Will me sonrió y depositó un beso en mi cuello, para luego tratar de volver a dormir. Mis hormonas estaban alborotadas por todo el lugar, y habían momentos en los que no las controlaba. No quería jugar con los sentimientos de William, pero en aquel momento, quería con muchas ganas que me hiciera suya. Mi doctor me dijo que era normal aquello en mi estado, pero nunca pensé que sería con él.

—Will... —susurré en su oído, a lo que él hizo un sonido con la garganta —, no puedo dormir.

— ¿Tienes hambre? —preguntó, mirándome con ojos soñolientos.

Comencé a besar su cuello y lo sentí tensarse. Subí mis besos hacia el lóbulo de su oreja, mordiéndolo. Llevé mi mano izquierda debajo de su camiseta y comencé a acariciar, a lo que él cerró los ojos.

— ¿Jade? —preguntó, soltando una pequeña risa gruesa —. ¿Qué haces?

Mi rostro se enrojeció y él lo notó, pero sin más se volteó y juntó nuestros labios. Lo rodeé con mis brazos y lo acerqué más a mí, mientras que él se acomodaba sobre mí

Se sentía bien, no lo iba a negar. Yo lo había buscado y sentí una felicidad máxima cuando terminamos. Me sentía satisfecha y llena, así que no pude evitar sonreír. William sonrió y escondió su rostro en el hueco de mi cuello, aún con las mejillas sonrojadas.

— ¿Ya podrás dormir? —Ambos comenzamos a reír por lo bajo —. Por qué ya tengo sueño.

Sonreí y besé su frente para luego apoyar mi cabeza en su pecho, deleitándome con el latido de su corazón. Poco a poco mis ojos se fueron cerrando y lo último que sentí fue cómo Will me susurraba que me amaba.

Una vez que desperté, ya no tenía a William a mi lado. Me levanté y me puse mi pijama rápidamente, y acto seguido me encontraba bajando las escaleras hacia la cocina. Lo encontré ahí, cocinando en solamente su ropa interior.

Me acerqué y lo abracé por detrás, apoyando mi mentón en su hombro. William giró un poco la cabeza y nuestros ojos se conectaron, depositó un beso en mi frente con una sonrisa y yo besé su hombro.

— ¿Qué estás preparando para mí? —Ambos soltamos una pequeña risa —. Debe de ser bueno, por qué huele delicioso.

Un Solo Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora