7. Aquí estoy

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CHASE

La miré detenidamente varias veces y ella me ofreció una sonrisa. No podía creer que después de todo el daño que nos había hecho, se dignara a aparecerse en alguna de nuestras casas. Por supuesto que ya tenía una demanda puesta, pero no sabía si llamar a la policía debido a que temía de que hiciera algo.

— ¿Qué demonios haces tú aquí? —gruñí, a lo que ella soltó una risita sarcástica. Me acerqué a ella y la jalé del brazo bruscamente, en aquel momento me había olvidado que ella era una mujer a pesar de todo —. ¡Respóndeme!

— ¡No me toques de esta manera! —gritó, soltándose de mí agarre —. He venido a ver a mi linda y dulce hermanita Chase, ¿a qué más puedo haber venido?

—Deja de arruinarle la vida a Jade que ya suficiente daño le has hecho —dije enojado, ajustando mi agarre en su brazo.

—Me estás lastimando —se quejó, soltando un gemido de dolor —. Chase, suéltame...

—Te voy a dar cinco minutos para que me expliques qué demonios hiciste con Jade todo este tiempo. —Ella me miró alzando ambas cejas y le ofrecí una sonrisa sarcástica —. ¿Entendido? ¿O eso es mucho para tu pequeño y malvado cerebro?

—Suéltame y hablo —gruñó, a lo que yo hice su petición.

Su brazo tenía las marcas de mis dedos, pero no me importó. En aquel momento ya ni siquiera me importaba que Jade estuviera arriba escuchando todo lo que Jessica tuviera que decirme. Solo quería respuestas.

—Lo hice por qué quería verte llorar por tu dulce y estúpido amor —comentó, sonriendo —. Veo que hice un gran trabajo.

—Eres una desgraciada, Jessica —dije sin pensarlo dos veces.

—Gracias, estoy muy orgullosa de ello —admitió, haciéndome abrir los ojos de la incredulidad —. Créeme que esta no va a ser la última vez que nos vayamos a ver, Chase. Pienso hacerte sufrir mucho más.

—No te voy a dar el gusto —repliqué —. Toda la policía está atrás tuyo, ¿crees que te voy a dejar salir?

—Nadie ha dicho que pida por tu permiso. —De momento a otro ella corrió hacia la puerta y yo atrás de ella.

Salió de la casa y traté de seguirla lo más rápido que mis pies podían, pero ella corría demasiado rápido y las extremidades me dolían debido al cansancio.

La maldije en mi mente y entré a la casa. Sin dudarlo, subí a la habitación de Jade y abrí la puerta, encontrándomela sobre la cama, hecha una pequeña bola.

—Jade...

—Quiero estar sola —pidió, pero la ignoré sentándome en la cama —. Exijo estar sola.

—Y yo no pienso dejarte —repliqué —. Aunque me hagas todos los escándalos del mundo, no te pienso dejar sola.

— ¿Era ella, verdad? —Suspiré y miré a otro lado —. Era Jessica.

Asentí y pude ver cómo se volvía a hacer una bolita en aquel espacio de la cama. Aprecié su rostro y pude ver miedo en sus ojos. A pesar de haber estado yendo al psicólogo estos días, ella todavía sigue estando asustada.

—Calma, Jade —susurré en su oído —. Shh, yo estoy aquí contigo.

—Quiero dormir —susurró, a lo que yo asentí levantándome de la cama.

—Está bien, te dejaré para que duermas. —Iba a salir de la habitación pero su voz me detuvo.

— ¿Chase? —La miré a los ojos y ella seguía hecha una bolita —. ¿Te quedarías conmigo?

Un Solo Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora