2. Viva

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CHASE

—Jade...

—Lamento si estoy tarde señor Efron, que pensará de mí...— susurró, enojada consigo misma.

— ¡Jade! —exclamé, para correr a abrazarla.

Ella estaba tensa, y no sabía el por qué, no era cómo si no me conociera o algo por el estilo.

—Jade, oh mi Dios, dime que no estoy soñando —pedí, tomando su rostro entre mis manos.

—No lo está, señor... —respondió, muy confundida.

— ¿Qué haces aquí? Tú estás muerta —murmuré, y ella me miró confundida.

—Creo que se está confundiendo —dijo ella, y me ofreció una sonrisa tratando de no sentirse incómoda.

— ¿Cómo estás aquí? ¿Quién te trajo? —pregunté. Estoy al borde la locura.

—Sí es un requisito para el trabajo, no hay problema —bromeó —. ¿Me puedo sentar?

Asentí todavía incrédulo y la dejé sentarse en el sofá conmigo a su lado. No podía quitar mis ojos de ella.

—Bueno, no recuerdo muchas cosas —comenzó a decir, a lo que yo la miré—. De hecho, no recuerdo mucho de mi niñez o algo. —Asentí para que continuará y ella lo hizo —. Recuerdo haber despertado en una casa, en la que ahora vivo —explicó —. Mi hermana Jessica dice que tuve un accidente grave el cual hizo que perdiera algo de mi memoria.

—Oh mi Dios...— susurré, y no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.

— ¿Dije algo malo? —preguntó.

— ¿Me recuerdas? —le pregunté, esperanzado.

—Lo lamento mucho pero no sé de qué me está hablando —susurró —. Le aseguro que me acordaría de un hombre tan guapo cómo usted.

—Jade, tienes que recordarme —lloré, a lo que ella me miró asustada —. Tienes que acordarte de mí, de tu familia, de tu hijo.

—Me está asustando, señor —dijo, levantándose del sofá —. Yo solo he venido por el trabajo, ¿me la va a dar o no?

Tragué saliva con dificultad y asentí. Era ella por Dios, e iba a hacer de todo para descubrir que le había sucedido.

—Perfecto, ¿cuando empiezo? —preguntó, a lo que yo la miré.

—Hoy mismo —susurré, a lo que ella asintió —. Pero necesito que te quedes unos minutos aquí, déjame traer a unos amigos para presentártelos. —Ella asintió y yo salí de mi oficina.

Apenas vi a Diego, lo abracé. Él sorprendido me correspondió el abrazo. Rápidamente lo llevé a mi oficina y pude sentir cómo se tensó cuando la vio.

—Jade... —susurró, sorprendido.

Ella le sonrió y se le acercó para ofrecerle su mano. Diego la miró miles de veces para luego estrecharla. Aprecié cómo sus ojos se abrieron y empezaron a derramar lágrimas.

— ¿Qué sucede? —preguntó Jade, sonriéndole —. ¿Por qué lloran?

Diego la abrazó sin dudárselo, a lo que ella se quedó petrificada en su posición. Mi amigo la soltó después de unos minutos, a lo que ella lo miró sorprendida. No puedo creer que no se acuerde de ninguno de nosotros.

— ¿Cómo es posible? —La mirada de Diego se dirigió hacia mí.

—Jessica es la responsable de todo esto —espeté con odio —. Ella jamás murió Diego, nosotros hemos velado, enterrado y llorado por otra mujer. —Él abrió los ojos sorprendido —. No tengo una explicación lógica para esto, pero debe de haber una y esa mujer me las va a dar quiera o no.

Un Solo Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora