40. No valgo la pena

Comenzar desde el principio
                                    

-No digas tonterías, a estas horas estará en el colegio. Mi nieta es muy pequeña aún, pero todos sus profesores han dicho que muestra dotes extraordinarios para los estudios.

-Maggie ¿No quieres otra galleta?- trato de desviar el tema.

Ahora es Chris quien se queda de piedra.

-¿Su nieta?- mi abuela asiente con la cabeza.

-Mi nieta, por su puesto, Lia y yo siempre...

-¿Otra galleta?- vuelvo a probar suerte.

-¡No por dios! Estas galletas de zumo de naranja me dan mucha sed- continúa hablando Maggie.

-Limonada- intenta corregir Chris distraído dirigiéndome miradas iracundas.

-Limón- concluyo yo.

Pasados unos minutos nos despedimos de ella y al salir por la puerta no me permite ni dos segundos de reflexión antes de gritar;

-¿PERO QUÉ COJONES?- miro al suelo todavía con indecisión, por no saber qué hacer con lo que acaba de averiguar-¡¿Es qué no vas a decir nada?!

-¿Me has seguido?- contraataco yo, su expresión cambia drásticamente.

-¡Por supuesto que no!

-¿Cómo explicas entonces que estés aquí? Y no me digas que ya has asumido que tienes el alma tan amargada como un jubilado de la tercera edad, y por fin vas a internarte en un asilo.

-Yo... Estás faltando a muchas clases y tenía que obligarte a volver...

-¿Obligarme? Pero bueno ¿tú quien te has creído que eres?- el chico eleva las cejas impresionado por mi reacción.

-Soy mayor que tú y...

-Y nada- le corto antes de que diga cualquier estupidez hiriente de la que luego me arrepienta yo de escuchar, porque él nunca se arrepiente de nada-.Dame un cigarro.

-No quiero- dice metiendo la mano en el bolsillo trasero de su pantalón vaquero.

-Bien, entonces puedes irte a la mierda- camino en a la otra dirección sin esperarle y suplicando al los cielos que no me persiga, pero eso era pedir demasiado.

-Lierda, lo hago por tu bien...- me detengo de golpe.

-Espera, ¿Lierda?

-Es una mezcla entre Lia y Mierda- decido ignorar eso y él continua hablando-, lo hago por tu bien porque eres una adolescente, y deberías estar pensando en otras cosas en vez de en pasarte el día fumando.

-Vaya, no paras de quejarte porque me gusta la moda y me preocupo por mi aspecto y ¿ahora me dices que no lo hago lo suficiente?- chasquea la lengua irritado e intenta seguirme el paso caminando hacia atrás para no perder el contacto visual conmigo.

-Me refiero a otro tipo de cosas, Lierda, ya lo sabes; podrías pensar en bailes, chicos, novios... Y dejar de pensar en emborracharte,  creo que no te merece la pena- dejo de andar al instante y como él estaba delante de mí, nuestros rostros quedan a escasos centímetros. Nunca hemos estado así, estando sobrios por lo menos, sin embargo, él no se mueve y yo tampoco.

-He besado más botellas que personas, y sinceramente, una resaca duele menos que un desamor- siento su respiración en la comisura de mi boca junto con el calor de sus labios. Nos separan menos de dos centímetros y mi cabeza grita "Alerta, se ha detectado una amenaza", pero no le hago caso.

-Igual lo único que necesitas es que alguien te demuestre que lo importante es el camino y que debes dejar de pensar en el futuro y darte cuenta de lo que tienes delante- casi se me salen los ojos de sus orbitas al oír lo que acaba de decir.

-No puedo, lo siento, delante solo tengo a un gilipollas que se mete conmigo a todas horas- y dicho esto me aparto bruscamente de su lado y sigo mi camino.

-¿Por qué no me has contado que tienes una abuela?- me chilla desde atrás.

-No me parecía lo que se dice un bombazo informativo, creo que si existo se deberá a que algún día alguien parió a mi madre y a mi padre para que me crearan. Suponía que sabrías esas cosas, como eres tan inteligente...- en ese momento el sonido de sus pasos intensifica y en un abrir y cerrar de ojos, se planta frente a mí y me encierra contra la pared usando su cuerpo como barrera.

-¿Por qué no me has dicho nada, Lia?- susurra casi sobre mi oreja.

-¿Qué estás haciendo, Christian?- se sonroja ligeramente.

-Preguntarme qué he podido hacer tan mal para que no tengas la suficiente confianza conmigo como para...

-Podría hacer una lista que llegue hasta el suelo- me mira a los ojos directamente, como buscando en ellos todas las razones que escribiría en esa lista. Yo aparto la mirada lo antes posible al percatarme del tirón del estómago, suspiro-. A veces no sé cómo te soporto.

-A veces no sé cómo lo haces.

-Supongo que eso es lo más parecido a una disculpa que puedo esperar por tu parte- su mano acaricia mi barbilla y la eleva para que nuestros ojos se encuentren de nuevo.

-Lo siento.

-No es cierto- retiro el rostro y miro hacia el lado contrario.

-¿Por qué dices eso?

-Porque tú no pides perdón, no lo has hecho nunca y no vas a empezar a hacerlo ahora- intenta cogerme la mano pero yo me resisto, no obstante, permanezco ahí, podría irme pero mis piernas no reaccionan. Quiero quedarme.

-Igual solo lo hago cuando vale la pena- me giro y me enfrento a él.

-Yo no valgo la pena. No eres nadie para juzgar si lo hago o no, cielo, espero que no se te vuelva a ocurrir una estupidez como esa. Valgo todo, menos la pena. No tienes que esforzarte por pedirme perdón, ni por estar conmigo... Si no te gusta como soy lárgate, pero no te quedes con una parte buena, que te agrada de mí y decidas que por eso "Vale la pena" aguantar el resto, o te gusto con lo bueno y con lo malo o no te gusto en absoluto.

-Lia, yo no quería decir...

-¡No querías pero lo has hecho! Maldita sea, ya sé que bebo, que fumo y si puedo hago más cosas para estar colocada el mayor tiempo posible, pero no sabes nada de mí, ni de mi vida, ni de mi pasado... Y no pienso confiártelo nunca, y no porque no "valgas la pena", sino porque siempre me haces sentir mal, todo lo que has sabido de mí hasta ahora lo has utilizado en mi contra y...- el nudo de mi garganta me avisa del mar de lágrimas que lucha por salir de mis ojos-, y ahora juegas conmigo. Me coges de la mano, de la barbilla... ¿De verdad piensas que soy imbécil? Esto me demuestra que te acuerdas perfectamente de lo que pasó en la fiesta, has estado fingiendo que no todo este tiempo y por lo que sea, ahora, te apetece enrollarte conmigo y juegas. Solo sabes hacer eso, jugar, y no uses la socorrida escusa de "era una broma", ¿No sabes que el inconsciente no entiende de bromas? No tienes ni idea de...- entonces me besa.

CHICAS, UNA VEZ MÁS, LO SIENTO. Tengo los examenes finales esta semana y luego en dos semanas Selectividad. Tengo muchisimo que estudiar y no doy abasto. Espero haber podido recompensaros con el capitulo que es largo y poder subir el lunes otro si tengo tiempo.

DescontroladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora