Capítulo 61 parte 5

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-    Eso no lo puedes permitir – se apuró en decir su madre.

-    No sé cómo hacer para alejarla de él – abrió la puerta del microondas pero fue detenido por su madre.

-    En el microondas no, hazlo en el horno eléctrico, así quedarán más crujientes y no se pondrán duros si se enfrían.

-    Gracias mamá – así lo hizo.

-    Lo primero es no dejarlo a solas con ella, pero en realidad hijo te estás preocupando por nada, Suga jamás te sería infiel.

-    ¿Pero y si se enamora de ella? – preguntó acongojado mientras giraba la manilla del temporizador del horno.

-    Eso no sucederá porque harás que Suga sólo quiera estar contigo, trátalo bien hijo, trátalo como él se lo merece.

-    Eso hago mamá, te juro que eso hago – se sentó en la mesa junto a ellos.

El padre no opinó nada ya que no tenía idea sobre relaciones amorosas, el hermanito quería decirle a Daichi que lo más importante era reconocer delante de todo el mundo que estaban juntos pero se guardó el comentario, ¿qué iba a saber un adolescente de tan solo doce años?.

Sonó el timbre del horno, Daichi se paró, tomó un plato y una bandeja, con un paño abrió la puerta del horno el cual dejó a un lado para con esa mano ayudado de un tenedor ir sacando las pizzetas, una por una dejándolas sobre el plato, algunas no cupieron así que fueron a parar directo a la bandeja, esas se las comería él mismo, Suga comerías las del plato, obvio.

-    Hijo,¿llevarás eso a tu pieza? – preguntó el padre.

-    Sí padre, Suga y yo tenemos hambre.

-    ¿Y por qué él no baja a comer? – preguntó con inocencia por no asociar los hechos

-    Creo que le hice algo de daño, fui muy brusco con él y ahora no puede caminar – Daichi respondió serio y el padre se sonrojó.

-    Mmm – "me lo merezco por entrometido", pensó el papá sonrojado.

-    Voy arriba.

-    Espera hijo, lleva un jugo – la mamá le pasó una caja de jugo.

-    Gracias mamá.

Daichi caminó con la bandeja hasta su pieza, hizo malabares para abrir la puerta con la bandeja en mano, con el pie empujó la puerta y entró, su amado dormía, parecía un ángel de cabellos níveos, dejó la bandeja sobre el escritorio y se arrodilló al lado de Suga.

-    Amor... – le dio un beso en la frente – despierta... Traje comida...

Suga no despertaba, "tal vez está muy cansado por como lo traté, debería dejarlo dormir... Pero tenía hambre, no puede estar sin comer...".

-    Amor... Despierta... Suga... – se sonrió cuando vio como su novio abría lentamente los ojos pestañeando repetidas veces – amor... Traje comida.

-    Daichi... ¿Qué hora es?.

-    Es temprano aún, tranquilo... ¿Te puedes sentar?.

-    Sí – Se levantó y se apoyó en el respaldo de la cama.

-    Hice las pizzetas – Daichi tomó la bandeja y la colocó en las piernas de Suga – come pero con cuidado que están calientes.

-    Mmm, huelen muy bien – dijo mientras sacaba una del plato.

-    Sí, huelen bien.

Comieron en silencio, Daichi estaba asombrado por la forma en que comía Suga nunca lo había visto comer desaforado, era verdad cuando dijo que tenía un hambre voraz ya que se devoró más de la mitad del contenido de la bandeja.

-    Daichi, lo siento tenía mucha hambre... – dijo avergonzado al notar la mirada de asombro de su capitán – ... Daichi tengo sed – habló de forma ultra mimada.

-    Toma – le pasó la caja de jugo – no traje vasos, ¿te molestaría tomar de la caja?.

-    No, para nada – tomó la caja la empinó y bebió todo el contenido.

-    Wow Suga, nunca te había visto tan sediento y hambriento.

-    Ah jajaja yo tampoco recuerdo haber estado así antes – "¿habrá sido el humo que respiré?, mejor no le digo nada a Daichi... No le podré explicar cómo lo aspiré... Porque tendría que decirle que ella me besó... Será un pequeño secreto".

-    ¿Quieres algo más? – tomó la bandeja y esperó por una respuesta.

-    No, gracias Daichi... Sólo quiero ir al baño y lavarme los dientes – corrió las frazadas y bajó las piernas al suelo, se intentó parar pero le dolía todo.

-    Amor... Disculpa – Daichi se apresuró en ir a dejar la bandeja al escritorio y ayudarlo a ponerse en pie.

-    Está bien Daichi, yo puedo – de igual forma se apoyó en su capitán.

Daichi llevó a su amado hasta el baño, entró con él.

-    Daichi, creo que me debes dejar solo – dijo apenado.

-    No quiero ¿y si te pasa algo?.

-    ¿Qué me va a pasar?.

-    No sé, ¿si te caes y no te puedes levantar?.

-    Eso no sucederá Daichi.

-    Pero y si...

-    DAichiiiiii.

-    Está bien, esperaré afuera, grita si pasa algo.

-    Necesito mi cepillo de dientes, está en mi bolso.

-    Lo traigo ahora, no cierres con llave.

Daichi corrió y volvió con el cepillo, Suga recibió el cepillo y cerró con llave la puerta del baño,necesitaba ocuparlo para hacer del sólido, pero con su amado afuera de la puerta le iba a ser imposible.

-    Daichi, necesito que me dejes solo.

-    Suga, entiendo que quieres hacer del dos... Tranquilo... Hazlo, no me iré.

-    DAichiiiiiiiii – alegó fucsia aunque nadie lo estuviera viendo.

Suga tuvo que rendirse, no podía quedarse con el encargo dentro suyo, trató de ser silencioso, pero dolió enormemente cuando el material era expulsado, su capitán fue demasiado brusco y le dejó heridas. "Creo que tendré que desinfectarme ahí, no es bueno una herida en ese lugar, ay Daichi por las cosas que me haces pasar". Luego de tirar la cadena buscó el botiquín, se limpió lo mejor que pudo con el papel higiénico húmedo y se colocó una pomada, luego se lavó las manos y los dientes, estaba listo para salir. Abrió la puerta y ahí estaba Daichi como un oficial de guardia, punto fijo, esperándolo.

Suga se dejó cuidar, Daichi lo acostó, lo besó y le dijo que iba a ir por un uniforme limpio y por sus libros, Suga ni se acordaba de ese detalle, pero su amado no se había olvidado. Cuando Daichi salió el peli plata cerró los ojos con una sonrisa amplia en su rostro, se durmió de inmediato.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora