Capítulo 39 parte 3

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Sugawara sintió un deseo irrefrenable de morder una galleta y acercarse para que Daichi se la quitara de los labios, "¿lo hago o no?... ¿Será muy osado de mi parte?... ¿No me estaré aprovechando de su estado?...", se hizo mil preguntas y mientras lo hacía no le dio de comer a Daichi que tenía el ceño fruncido.









- Dejaste de darme de comer – hizo un puchero, sí, el macho capitán haciendo un puchero, Suga además de sentir una atracción fuertísima sintió una ternura desbordante.

Mordió la galleta y se acercó con ella en la boca, Daichi lo miró, su rostro estaba muy cerca, sentía la respiración de su vice capitán, "me dejó solo, se fue con esa mujer...", le dio rabia por un momento, pero de igual forma se acercó con cuidado y mordió la galleta muy cerca de los labios de Suga, éste estaba fascinado, "Mi querido Daichi, casi rozo tus labios, Dios, eres tan hermoso, tan perfecto, incluso ebrio eres adorable, te amo, te amo en demasía, aunque eres cruel en haber aceptado haber comido de mis labios sólo me das falsas esperanzas", Suga masticó la galleta y bebió de la taza de café de Daichi, el café no estaba nada de mal con tres de azúcar, por lo que bebió lo que quedaba.

- Ya terminamos el café, ¿cómo te sientes?.

- Un poco mejor.

- ¿Quieres dormir?.

- No sé.

- Acuéstate de lado, yo te arropo.

- Yaaaa – su voz era de lo más mimada, el corazón de Suga latía muy fuerte.

Daichi se levantó a duras penas, se tuvo que apoyar en su amigo, éste con presteza corrió las frazadas hacia atrás.

- Ya, está listo ahora acuéstate.

- ¿tú no vas a acostarte?.

- Luego de que estés acostado, me prepararé el futón, no te preocupes.

- Okey.

Suga se giró para dejar a Daichi de lado para que se acostara, de pronto Daichi lo toma de los hombros y lo arrastra a la cama, ambos cayeron sobre el colchón, Daichi quedó abajo y Suga sobre él, el vice capitán estaba sorprendido de la actitud de Daichi, no entendía por qué en esta faceta de mimado lo había tironeado.

- Daichi... Suéltame, me debo bajar – dijo esto pero por dentro se quería quedar así tal cual, abrazarlo y dormir sobre él, pero eso sería más sufrimiento por la mañana.

- No me dejes solo nunca más – dijo con un puchero en los labios.

Suga se quedó pegado mirando los labios estirados de Daichi, "si me acerco sólo unos centímetros podría besarlo, pero ¿cómo reaccionaría?, me empujaría de seguro, ay Dios, esto es una tortura", se intentó bajar pero Daichi lo apretó fuerte.

- No me dejes solo, por favor, ¿ya? – al terminar de hablar apretó a Suga y lo atrajo hacia sí mismo en un abrazo de oso – nunca más... Nunca más.

- Está bien Daichi, nunca más – intentó zafarse del abrazo pero sólo logró que Daichi lo abrazara con más fuerza, se rindió y se quedó disfrutando del contacto, apoyó su rostro sobre el hombro de su amado, aspiró su aroma, su delicioso perfume – te amo – dijo muy bajito con la esperanza de no ser escuchado.

- Lo sé – respondió su amado capitán.

Suga se puso rojo de inmediato, "mierda, me escuchó, pero por lo menos está ebrio, mañana lo negaré todo, sí, eso haré". Rozó su nariz en el cuello de Daichi y suspiró. "Te amo, te amo tanto que duele, me duele mucho", su corazón se estrujó, su pecho se cerró, oprimido, doloroso, su garganta dolió, no podía tragar, su labio inferior comenzó a tiritar, era el llanto que avisaba su llegada, ahora sí, debía por todos los medios separarse de su amado, llorar frente a él nuevamente no estaba dentro de sus planes, no quería dar más pena, no quería ser patético.

Suga coloca sus manos contra el pecho de Daichi y presiona para hacer palanca y levantarse venciendo el agarre de su querido capitán, logra quedar frente a frente, no pudo seguir subiendo ya que Daichi lo apretó más fuerte que antes.

- No me dejes solo, no te vayas – suplicó.

Suga no aguantó y unas lágrimas rebeldes bajaron por sus mejillas...

- No llores... Pero no me dejes solo.

- Daichi no sabes lo cruel que estás siendo en estos momentos, por favor suéltame – su voz sonaba entrecortada, una voz de angustia y dolor.

- No quiero soltarte, me vas a dejar solo, nunca antes me habías dejado solo – reclamó.

- Ya te dije, no te voy a dejar solo pero ahora necesito que me sueltes – sonrió socarronamente "no hay caso, estoy perdido, perdido en él". Se alejó con fuerza.

- No te vas a mover de aquí, no te lo voy a permitir – lo abrazó y lo tiró sobre sí.

Suga comenzó a llorar con ganas, esto era una tortura, tenerlo tan cerca y a la vez un imposible, era tener hambre y mirar la comida por la vitrina, a un paso pero imposible de agarrar, su corazón latía furioso, reclamando el contacto, recordándole que él sufría por el hombre que estaba bajo él.

Daichi comenzó a hacerle cariño en el pelo, y a pronunciar el típico shhhh, para calmarlo, pero en un minuto su querido capitán hizo algo que no se lo esperaba, besó su pelo, sí, lo besó, Suga quedó atónito, tanto así que detuvo el llanto.

- Daichi, no hagas eso.

- Es que estás llorando, no quiero que llores, no me gusta.

- Si no quieres que llore, por favor, suéltame, no seas cruel.

- Es que si te suelto me vas a dejar solo y no quiero que me dejes solo.

- Si quieres que nunca te deje solo me tendrás que abrazar por siempre, ¿estás dispuesto a algo así? – quería por  lógica hacerlo entrar en razón, tanta cercanía le estaba afectando.

- Sí – respondió seguro.

- Suéltame – golpeó el pecho de su capitán – ahora – lanzó otro puño.

Daichi lo sujeta de las muñecas y lo besa en los labios, un simple toponcito, Suga quedó petrificado, un fósil tenía más vida que el pobre vice capitán.

- Quédate tranquilo Suga chan – lo abrazó con fuerza y cerró los ojos.

El corazón de Suga se acordó que debí a bombear sangre o si no su cerebro moriría, pero se tomó la tarea muy a pecho porque la taquicardia fue exagerada, sentía los latidos en su cuello y en sus oídos, incluso escuchaba un zumbido persistente, se mareo un poco por lo que se apoyó en el hombro de Daichi y cerró los ojos, respiró profundo y rítmicamente para tranquilizarse, las respiraciones de su amado inflaban su pecho, este vaivén lo mecía, el calor que expedía lo abrigaba y reconfortaba, el sueño, con sus tentáculos le acariciaba la espalda, le agarraba las extremidades que cada vez se sentían más pesadas, se durmió ahí sobre el moreno perfecto.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora