Capítulo 51 parte 2

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Hinata leyó toda la carta con un nudo en la garganta, cuánto le gustaría que fuera Kageyama el que le hubiera escrito algo así.

Estaba preocupado porque Tanaka se dio cuenta de que le gustaba Kageyama, no supo cómo se dio cuenta, pero lo hizo y eso lo ponía sumamente nervioso porque otras personas también lo podrían notar.

"Ay Kageyama, tengo unas ganas horribles de verte, me gustaría entregarte el amuleto y decirte que seamos amigos de nuevo, sin malos entendidos, sin problemas, aunque yo me muero de ganas de besarte, aunque yo te vea y mi corazón se acelere, aunque recuerde nuestro tiempo juntos, aunque añore tu calor, aunque te desee con locura, prefiero tenerte como amigo a perderte para siempre".

Dejó el amuleto en su velador, y siguió estudiando, el día llegaba a su fin pero tuvo dolor en los músculos, sentía calambres, sudaba mucho, y tenía unos deseos casi incontrolables de un viaje, no sabía que la estampilla rosada tenía otro componente que la hacía altamente adictiva, era especial para que las víctimas luego de ser violentadas volvieran a buscarlo deseando otra dosis, Hinata había probado la maldita dos veces, esas dos dosis fueron suficiente para crear una pequeña adicción, quería volar, quería olvidar, quería desaparecer. Su madre y hermana le desearon buenas noches, como siempre Natsu estiraba su trompita para recibir un besito de Hinata, él se preguntó hasta cuándo ella haría eso, a qué edad dejaría de hacerlo, suspiró, ella debía crecer aunque a él no le gustara la idea, ella era su luz dentro de su oscuridad.

Cuando todos se hubieron acostado, Hinata cedió ante sus impulsos, se levantó de su cama, sacó del bolsillo la caja de fósforos y con las tijeras cortó una punta pero de las moradas, gracias a Dios ya que las rosadas eran las que provocaban más adicción, guardó la caja y se acostó, tenía el pedazo de estampilla entre los dedos, y luego lo despegó, ya estaba dentro de su boca, las sensaciones lo invadieron, sus pupilas se dilataron, su piel se volvió sensible, escuchaba los colores, el color verde sonaba grave como si tocaran un bajo, el color crema era más agudo pero el más agudo era el blanco, se produjo una pequeña sinfonía dentro de su cabeza, era hermosa, se olvidó de sus problemas, estaba contento, sonreía solo, luego de eso comenzó lentamente a acariciarse el cuerpo, no era tan agradable como cuando lo hacía otra persona pero de todas formas era una delicia hacerlo, sus receptores sólo transmitían placer, sus vellos se levantaron, los escalofríos iban acorde a la piel de gallina por toda su espalda hasta la punta de sus dedos, deslizó su mano bajo el pijama para ir directo hacia sus pezones, no sabía muy bien como acariciarlos pero buscando la forma logró excitarse más aún, fue una sensación deliciosa, se acordó de Kageyama y soñó que era él el que lo acariciaba, con la otra mano bajó acariciándose el abdomen, cada vez las sensaciones era más fuerte, se mordía el labio para no gemir pero igual se le escapaban algunos "aaah... Aaah, Kageyama...", movió su mano bajo el pantalón del pijama y bajo sus bóxer, con la yema de sus dedos rozó la punta de su miembro y de ésta salía un líquido semi transparente, fue maravillosa la sensación, sabía que no iba a durar mucho, sabía que era efecto de la droga pero no le importaba, al contrario, era perfecto porque se imaginaba vívidamente que era Kageyama que estaba sobre él, subía y bajaba su mano, "aaah, aaah, mmmh... Kageyama", decía en un murmullo, aumento el ritmo de su mano, el placer lo invadía pero necesitaba más, con la mano que estaba acariciando sus pezones la bajó y con un poco de vergüenza y pudor se metió un dedo por su anillo, era difícil coordinar el movimiento de las dos manos, "aaah, aaaah, Kageyama... Kageyama, tócame, tócame...", en su imaginación Kageyama lo tocaba, lo deseaba, su mano subía y bajaba provocándole placer, con su dedo jugaba dentro de su canal, buscando, hurgando hasta que tocó el punto exacto, un grito ahogado se salió de su garganta, aumento el ritmo de las embestidas de su dedo, arqueó la espalda moviendo las caderas, unas cosquillas dominaron su cuerpo, el placer lo recorrió desde su entrepierna caminando por toda su columna vertebral, las contracciones rítmicas se apoderaron de su cuerpo y su semilla fue expulsada sobre su pecho y abdomen "aaaaah Kageyama te amo...", no supo si lo que dijo lo dijo fuerte o no, se quedó callado escuchando si había algún movimiento pero sólo escuchó el silencio, suspiró y una tristeza profunda irrumpió en su corazón desencadenando que gotitas saladas corrieran por sus mejillas, "te amo Kageyama", habló despacio, "te amo", repitió.

Lo primero que hizo fue limpiarse con pañuelos desechables, botó los papeles en el basurero justo cuando un sopor lo asaltó, se acostó sintiendo un delicioso vaivén que lo llevó directo al sueño.

Al otro día despertó muy tarde y casado, su madre le llevó desayuno a la cama, le preguntó si se sentía mal, él le respondió que estaba cansado que quería dormir hasta tarde, la madre que había sentido la posible pérdida de su hijo ahora estaba condescendiente con él dándole en el gusto en todo. Durmió hasta las cuatro de la tarde y sólo porque su madre lo despertó preocupada, se levantó, lo primero que hizo fue realizar sus ejercicios para la cintura, ya se notaban los resultados, incluso se le marcó el oblicuo, se sintió bien y su autoestima subió un escalón luego se duchó para despejarse, le dolían todos los músculos del cuerpo pero el agua los relajó y le limpió el dolor llevándoselo por el desagüe.

Estaba descansando tirado en su cama mirando el techo ya que si leía o estudiaba se iba a quedar dormido, en eso tocan su puerta, esperó que fuera su madre la que siempre entraba sin esperar respuesta pero esta vez nadie entró y tocaron nuevamente la puerta, le pareció de lo más extraño.

-    ¡Pase! – gritó.

La puerta se abrió lentamente, era Tanaka, en su mano traía un ramo de flores, unas lilas muy hermosas y perfumadas.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora